Humor judío
En el expreso a Lublin, un joven se sentó junto a un próspero comerciante. ¿Podría usted decirme la hora? -preguntó el joven al comerciante. Este lo miró de pies a …
En el expreso a Lublin, un joven se sentó junto a un próspero comerciante. ¿Podría usted decirme la hora? -preguntó el joven al comerciante. Este lo miró de pies a …
Banquero es el que en buen tiempo presta su paraguas bajo renta y cuando llueve lo recoge para utilizarlo. >>>>><<<<< Está muriéndose un respetable comerciante en vinos. Alrededor de él …
– Señor, su enfermedad se debe a que fuma. – Yo no fumo. – Lástima, se me dificulta diagnosticarle. >>>>><<<<< – Señor ¿hay vida en Marte? – Allá tampoco hay. …
Tres ancianas judías, sentadas en un parque, conversan sobre las virtudes de sus hijos. – Mi hijo -dice la primera, es generoso como ninguno. Todas las semanas me visita y …
En cierta ciudad donde las partidas de póker en privado eran ilegales, un vecino descubre que en la casa de al lado hay tres hombres jugando. Llama a la policía …
Moisés Mendelsohn, el erudito y filósofo judío que vivió en tiempos de Federico II de Prusia, tenía un físico poco agraciado pero un ingenio agudísimo. Al rey le encantaba su compañía. A menudo lo invitaba a su mesa y lo provocaba. Una vez, mientras se celebraba un banquete, el rey, que estaba de buen humor, envió una esquela a Mendelsohn, en la cual había escrito. “Moisés Mendelsohn, primer idiota de Prusia. Mendelsohn recibió la esquela, la leyó y, delante de los comensales, dijo en voz alta: ¿Ha sido Su Majestad quien me ha escrito?…
Sherlock Holmes era judío. En el compartimento de un tren se encuentran dos judíos. Uno de mediana edad, el otro joven, seductor y elegantemente vestido. El hombre mayor, algo formal, se presenta. – Me llamo Zimerman. – Yo me llamo Rosenberg -contesta el joven…
Un transeúnte pidió posada por una noche en una casa. Los dueños eran pobres, pero tratándose de una posada lo admiten. Le dan de cenar. Por la mañana el no se va, le dan de desayunar lo poco que tienen. Así durante varios días. Al quinto día le sirven de cenar té y una rebanada de pan negro…
Jaimovich debe dinero que le prestó Rabinovich, pero a este último le es incómodo pedir el dinero. Por esta razón empieza con delicadeza:
– ¿No tienes frío?
– Si, está heladísimo.
– ¿Te acuerdas qué calor hacía cuando te presté el dinero?..
Un judío va con el rabino y se queja: – ¡Ayúdeme por favor! Tengo dos males. Primero, mi lengua no distingue sabores y segundo, ya no puedo decir verdades. Salió …