Se descorre el velo
Estoy agradecido con los hermanos Granaya. Ellos le dieron sentido a mi retorno a mi Patria. Estaba decepcionado, solitario, sin saber en que ocupar mis días. Una década de separación …
Estoy agradecido con los hermanos Granaya. Ellos le dieron sentido a mi retorno a mi Patria. Estaba decepcionado, solitario, sin saber en que ocupar mis días. Una década de separación …
Correspondió a la época de elecciones democráticas de Jodonia, carta en que Barbalila compara a la democracia con el fútbol, y que me pareció tan interesante que decidí hacerla pública. …
Cuando retorné a Jodonia -escribe Barbalila- no era raro que al mencionar a Tramafato se le acompañara con el título de Benefactor, pero últimamente se le proclama Redentor, años después …
El doctor Nicodemus De Plá, sobrino de Amorita y secretario particular de Tramafato me ha permitido conocer otro aspecto del tirano y algo de su ideario político. Cuando el doctor …
En la terraza de la pensión de Doña Greta Granaya conocí al doctor Nicodemus De Plá -me escribe Barbalila y añade: Este personaje, amigo de la infancia de Graco, es …
Si hay algo que aborrezco, eso es la canícula -me escribe Barbalila. El calor quema el aire. Salir del sombrío resguardo casero es exponerse al súbito flamazo del rey Sol, …
Amorita, se propuso no perder de vista a Tramafato desde que los enemigos de éste, le hicieron llegar la noticia por todos sabida menos por ella, de los líos de su marido con aquellas aborrecidas hembras, provocando una herida que jamás cerró del todo. Dispuesta a tenerlo siempre en la mira, decidió profesionalizar la información obtenida, lo cual consiguió sin mucha dificultad porque chismosos no faltan y las cadenas, de habladurías y murmuraciones acaban llegando al auricular del poderoso(a).
Hace unos días tomando café con Carlitos (Charles) Aladar, él recordó que llegó a Jodonia en los setentas a estudiar nuestra sociedad, después de licenciarse del ejército norteamericano, cuando estaban seriamente enfrentados a los soviéticos y a cada instante parecía que iba a estallar la guerra. Dado de baja, estudió antropología en la Universidad de Florida y preparaba un trabajo para doctorarse. Sin explicárselo él mismo aterrizó aquí y empezó a estudiarnos, pues tenía noticias de que en Jodonia aún subsistían los cacicazgos indígenas.
Lo que antaño llamaban melancolía hoy lo llaman depresión y dicen que se cura con Prosac. La abuelas decían que ese decaimiento, con su manto de negrura, se curaba con una cataplasma de Centenarios que, ponía eufórico y hacía desvanecer las tinieblas que cubrían al melancólico. Hoy, el precio de estas monedas con treinta y siete y medio gramos de oro puro anda por los cielos, y si pretende curarse se deprimirá aún más. Tramafato recibió no centenarios sino una supercataplasma de dólares con la venta de la Isla de Tejavanes. Dólares que aún no estaban tan devaluados y lo elevaron a la euforia, después de su depresión por su ruptura con Amorita, su derrota en Tejavanes y el intento por derrocarlo.
Aquellos pintores que, para adular a sus príncipes, los retrataban rodeados de figuras como la Gloria, el Triunfo o de algún dios pagano, Júpiter o Marte, personificando al poderoso, al que pretendían inmortalizar, olvidaron a la Fortuna, de quien salieron deudores sus amos en los lances de la guerra. Aquellos que si la pintaron acompañando a algún Ludovico o flotando encima de algún Federico, no la pintaron como debía ser: ciega, colmando de dones o dando palos sin ton ni son.