Antropólogo mexicano lleva a España una llave perdida de una sinagoga desde hace 500 años

Profesores e investigadores como Emilio Fonseca, Judith Cohen, José Manuel Laureiro, Anun Barriuso, Genie Milgrom, María Antonia Muriel o Ruth Behar completaron las dos ponencias más relevantes de la primera jornada del encuentro, a cargo de Abraham Gross y Carlos Zarur. El antropólogo mexicano mostró la llave de una de las sinagogas de la ciudad, condenada a la diáspora durante más de 500 años tras la expulsión de los judíos. Conferencias y música cierran hoy el congreso.

Tras la visita el miércoles de la antigua Cueva Árabe -construcción vinculada a la tradición hebrea en plena judería vieja- el congreso que actualiza la aljama (comunidad) de Zamora vivió ayer su segundo momento mágico. El antropólogo mexicano Carlos Zarur trajo de vuelta a la capital una antiquísima llave custodiada por su familia que debió de abrir la puerta de un de las cinco sinagogas de la ciudad. La reliquia ha emprendido un viaje en la diáspora tan largo o incluso más que el propio país de Sefarad, ese territorio imaginario compuesto por los judíos expulsados de la península a finales del siglo XV.

«Después de 500 años, esta llave regresa a Zamora, ésta es la llave zamorana». Emocionado, Zarur remató una trepidante exposición que se remonta a la multitud de judíos que abandonaron (a la fuerza) el país para viajar a Alepo, la ciudad siria que alumbró una de las comunidades hebreas más antiguas. El antropólogo mexicano, que estudia el criptojudaísmo desde hace 13 años, identificó al lejano portador de la reliquia: el señor Shelomo Kassin, portador de los apellidos judíos zamoranos forzado a emigrar.

Ya en Alepo -hoy escenario de la guerra- los judíos «fueron arabizados en una sola generación» y «solo sobrevivió la interpretación rabínica castellana». La comunidad hebrea perdió cambió la lengua sefardí, el ladino, por el árabe y adoptó el modo de vida sirio. Zarur dio muestra de la confluencia de culturas en «un pueblo que reza en hebreo, habla en árabe… y hace negocios en italiano». En su investigación, el profesor universitario pudo certificar que la familia Kassin había llegado «muy temprano» a España y Portugal. El decreto de expulsión había obligado a Shelomo Kassin a abandonar Zamora para llegar a Cataluña, donde tomó un barco con destino a Alepo.

A partir de entonces, inicia su andadura una compleja saga familiar que se va desgajando por diferentes zonas del mundo con México como uno de sus principales destinos. Complicadas gestiones llevadas a cabo hace no mucho permitieron a Zarur y sus primos recuperar «la llave de la que hablaba la bisabuela», un objeto cuyo origen situaba en Zamora. Una familiar muy mayor pudo confirmar a través de una foto que «esa era la llave zamorana».

Y allí, ante los participantes en el congreso en una de las salas del hotel NH, Zarur mostró la reliquia que generó una expectación enorme entre el auditorio, que se afanó por tomar las primeras instantáneas del objeto, «testigo mudo» de una aventura que vuelve a su origen.

La «sorpresa» ponía fin a una larga mañana que había comenzado con la conferencia magistral de Abraham Gross, profesor de la Universidad de Ben-Gurion en Israel. Experto en la Historia judía, Gross desgranó en su intervención el estudio que le lleva a afirmar sin ambages que Zamora fue el «centro de estudios judíos más importante del país en el siglo XV».

Aunque Gross reconoció que la aseveración puede ser «dramática» porque «no hay casi nada que apunte hacia esta tesis en la historiografía judía» la razón radica en que «con frecuencia se juzgan los logros intelectuales por la cantidad de publicaciones». «Este no es el caso cuando estudiamos la historia de la academías talmúdicas y rabínicas», justificó el profesor israelí.

En el caso zamorano, Gross defiende el liderazgo de su escuela de estudios por la enorme influencia de un personaje clave: «La respuesta está escondida en la personalidad casi misteriosa del rabino Isaac Campantón». Admirado por reconocidos matemáticos como Abraham Zacuto, Campantón llegó a recibir el título de Gaon de Castilla, «reservado a los directores de las prestigiosas academias talmúdicas de Bagdad». «Ahora sabemos que la palabra espiritual e intelectual que dio forma a la imagen intelectual del mundo judío español en la segunda mitad del siglo XV surgió de una fuente ubicada a pocos metros de este hotel», es decir, en la judería vieja de la ciudad.