Alejandro Jodorowsky, un mito vivo en la Universidad de las Américas

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Es un mito vivo. Otros lo consideran, en el mejor de los casos, músico, poeta y loco. Algunos lo han hecho su gurú, su guía, su iluminado.

Algunos más, desde los años en que aparecía cubierto de bistéces en un escenario, quisieron aplicarle el también mítico Artículo 33 y correrlo del país. No hizo falta: se autoexilió en París.

Él se define de una forma simple y no acepta ninguna de esas etiquetas. Pero es cineasta, narrador, cuentistas, poeta, psicomago, mimo, guionista de cómics, sanador, lector del tarot pero, sobre todo, un hombre que, entre otras cosas aceptó el reto del “Conócete a ti mismo”.


El camino del “Conócete a ti mismo” ha llevado a Jodorowsky a escribir un libro, Metagenealogía, el cual promovió en días pasados en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara; y lo llevó a hacer una película: Spiritual Journey, la cual presentaró en el Auditorio de la UDLA el pasado jueves 1 de diciembre a las seis de la tarde, gratis con boleto de cortesía.

El Museo Amparo, que presenta al polifacético artista chileno de origen judío como parte de las actividades de la exposición Resisting the present, transmitirá en vivo la conferencia de Jodorowsky, uno de los personajes más seguidos en Twitter.

Se espera una nutrida asistencia a la conferencia de “Ojo de Oro”, uno de los nombres que, asegura el artista, contiene su nombre.

Hay quien querrá saludar y obtener un autógrafo del director de las míticas películas Fando y Lis y El topo. La primera es sobre el tema del incesto. La segunda, incluye la actuación de uno de sus hijos aún niño, y es un western “espiritual”, si queremos hallarle alguna definición. Ambas fueron hechas en México y muchos mexicanos renegaron de ellas. John Lennon apoyó e hizo mítica El topo en Nueva York.

Habrá quienes quieran saludar al autor de La vía del tarot, e incluso harán hasta lo imposible para verlo y les lea las míticas cartas francesas que usa.

Otros querrán hablar con el testigo de vista de la curandera milagrosa Pachita, la mujer del DF, nacida en el norte de México que hacía curaciones milagrosas sirviendo únicamente como médium del “Hermano Cuauhtémoc”. El alumno que aprendió a hacer operaciones incluso de cambio de sexo.

No faltará quienes lleven sus obras de Moebius hechas en colaboración con Jodorowsky para que éste las autografíe ahora que estará en Puebla.

Otros, es seguro, le irán a preguntar a Jodorowsky sobre su relación con el también mítico y casi invisible Carlos Castaneda, al que conoció y trató, pero con el cual nunca pudo trabajar.

Ahora que ella es una anciana que vive llena de problemas, los más económicos y emocionales, querrán ir a ver a Jodorowsky y preguntarle por su relación con Irma Serano “La Tigresa” con quien formó un dueto de escándalos mediáticos en los años setenta en el DF: del desnudo al éxito teatral. Del engaño a lo sublime.

Tal vez algunos más quieran saber, de viva voz qué fue del viaje con niños sagrados u hongos mazatecos que le envío la mismísima María Sabina.

Algunos actores quizá vayan a ver a Jodorowsky a la UDLA este jueves 1 de diciembre a las seis de la tarde, para saber más sobre su teatro pánico. Otros le recordarán las Fábulas pánicas que publicaba, en los años setenta en el periódico El Heraldo de México.

Los poetas, o algunos poetas o un poeta querrá llevar el tomo de poesía amorosa que le publicó a Jodorowsky Visor en España: Solo de amor para que el chileno se lo dedique.

Alguno, o algunos periodistas preguntarán al psicomago sobre su acto del pasado domingo 27 de noviembre en la ciudad de México: un recorrido de calaveras para reivindicar a los casi 50 mil muertos en la eufemísticamente llamada “Guerra contra el narco”.

Uno o más psicoterapeutas, de los más avanzados, claro, querrán ir a que los unja y conocer de viva voz cómo curar a los enfermos.

Lo más probable es que Alejandro Jodorowsky en Puebla, a su poco más de ochenta años de edad responda que sigue en el camino del “Conócete a ti mismo” y hablará de la terapia que, incluso aplicó al país el pasado domingo 27 de noviembre, pues es un sanador, ante todo:

“La terapia no puede ni debe estar en manos de un sólo individuo, por muy sabio que éste sea. El terapeuta no debe ser el imponente pescador que ofrece un pez al hambriento: debe ceder su poder de padre o madre universal, y, enseñando a sus pacientes la técnica de la pesca, conducirlos a explorar juntos las profundidades del oceánico inconsciente, para convertirse en sus propios curanderos”.

Eso es lo que muestra en su más reciente libro: Metagenealogía. El árbol genealógico como arte, terapia y búsqueda del Yo esencial, editado en México por la editorial Grijalbo, el cual cuesta 500 pesos.

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