Mensaje de Janucá del Departamento de Educación – Unión Mundial Macabi – 2018

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Janucá: la Fiesta de los Macabeos

Queridos amigos:

Jánuca es bien conocida como Jag HaMacabim, la Festividad que celebra la liberación de los judíos bajo el liderazgo de la familia Jasmonea – Matitiahu HaCohén Ben Yojanán y sus cinco hijos: Shim’ón, Yojanán, Yehudá, Yonathán y El’azar – del yugo que los griegos infligían al pueblo de Israel. Debido a su ethos – el ehtos de la fuerza física y espiritual, de la independencia, el orgullo y el compromiso por nuestro legado – su nombre “Macabi” fue elegido como el nombre de nuestra Unión, independientemente de los nombres que existieron y existen de nuestros clubes e instituciones en todo el mundo, como una forma de ilustrar el vínculo ideológico que une a Macabi con sus miembros en los cuatro rincones de la tierra.


Desde la creación de nuestro primer Club macabeo (en Turquía, 1895), los Clubes y Centros Comunitarios Judíos Macabeos han elegido diversos nombres a lo largo de los más de 110 años de nuestra historia como Movimiento judeo-sionista: Hacóaj, Haguibor, Shimshón, Bar-Kojbá, Hebraica… y, por supuesto, Macabi. Cuando nuestros líderes históricos buscaron un nombre que resumiera la esencia misma de nuestro Movimiento[1], arribaron a la conclusión que de todos los significativos nombres de instituciones macabeas existía sólo uno que incluía su enorme diversidad, y al mismo tiempo, que incorporaba los contenidos más trascendentes de nuestro Movimiento: “Macabi”.

Probablemente fuera Menajem Ussishkin[2], uno de los Padres del sionismo, quien expresara esto de la manera más elocuente y bella. Ussishkin se dirigió a la Asociación Macabi en Odessa en 1917 para felicitarlos por haber elegido en “Macabi” el nombre de su Asociación – un nombre con un profundo significado y sentido -:

“Un europeo, producto de la civilización romana, santifica y admira el refrán: “Mente sana en cuerpo sano”. Nosotros, los Hijos de Israel, que leemos [en hebreo], como es de público conocimiento, de derecha a izquierda, debemos invertir el orden de esa frase, leyéndola: “Un cuerpo sano para una mente sana”. Una mente sana: ésa es la meta, el fin; un cuerpo sano: es el medio. Y Ustedes [los fundadores de la Asociación Macabi]… ¡Arribaron al corazón de esta verdad! No eligieron el nombre “Sansón” [para su Asociación], que es el símbolo únicamente de la fuerza física. Optaron por “Macabi”, el nombre del héroe del espíritu. Los Macabeos no se distinguían por su fuerza física, sino por lo brillante de sus estrategias. Muchos de esos actos de heroísmo han sido incluidos en la historia de la Humanidad, así como en las crónicas hebreas. Los Macabeos se caracterizan y distinguen como nadie por su espíritu; por la fortaleza de su espíritu”.

Ussishkin continuó con una historia de la victoria Macabea – una historia de fe, compromiso y total dedicación a la continuidad de nuestra esencia como Pueblo Judío -:

“En Modiín, un pueblo remoto entre las Colinas de Judea, unos pocos hebreos, débiles y golpeados por el temor, fueron reunidos frente a un altar idólatra para escuchar las palabras del rey Antíoco. El enviado del tirano, rodeado por la guardia siria que lo cuidaba, ordena a los hebreos que realicen un sacrificio en honor a Zeus, el dios supremo griego. Todos tienen miedo; todos sumisos; todos en silencio. Hasta que se escucha la voz de un anciano en sus ochentas, la voz de Matitiahu [el padre de los Macabeos, jefe de la familia Jasmonea], que rompe y crece desde el silencio: “Aún si mi Pueblo me dice que abandone la ley del Dios Viviente, y que sirvamos a Antíoco, yo y mis hijos conmigo no lo haremos ni los escucharemos, permaneciendo fieles al Dios de Abraham, Itsjak y Yaacov”. Así habló Matitiahu, convocando a la revolución. Su octogenario cuerpo era frágil, pero su espíritu era invencible. El anciano de gran espíritu sintió y supo que en la vida existe una verdad última que es más valiosa aún que la vida misma; y comprendió que cada individuo debe comprometerse y estar dispuesto a sacrificar todas las riquezas del mundo por una Verdad de esas características. Nuestra Nación, los descendientes de aquel Yaacov que estuvo dispuesto a enfrentarse él y sus hijos contra el fuego de las hogueras de la Inquisición y a luchar contra los jinetes del desierto, mantuvo su fidelidad con su padre jasmoneo [Matitiahu]. Las crónicas de Israel desde entonces y hasta hoy testifican una y mil veces que la más elevada verdad no es el patrimonio de las mayorías sino de los pocos elevados de espíritu”.

Ussishkin trajo inspiración a un Movimiento ya inspirado, nuestro Movimiento, que ha crecido a lo largo y a lo ancho de los cinco continentes – ¡en 57 países! -, compartiendo los ideales de la continuidad judía, el sionismo y el trabajo comunitario. Que todos los que dirigen la actividad cotidiana de Macabi – en sus países, comunidades, Federaciones y Confederaciones -, y los que disfrutan de los frutos de esos esfuerzos realizados por el liderazgo Macabeo, nos regocijemos con el ejemplo de los Macabeos, fortaleciendo y difundiendo su mensaje – que es el nuestro – para el robustecimiento y la unidad del Pueblo Judío. Que hagamos de la voz de los Macabeos nuestra propia voz, multiplicando las acciones que producen lo mejor de nuestro Pueblo; lo más rico, creativo y a la vez fiel a nuestro pasado.

Que esta Fiesta de Janucá lleve a todos Ustedes
la luz de la antorcha de los Macabeos
y de nuestro Macabi.

Con nuestros mejores deseos,
¡Jag Janucá Saméaj, Macabim, y Jazak ve’ematz!

RABINO CARLOS A. TAPIERO
Vice-Director General & Director de Educación
Unión Mundial Macabi


[1]En Carlsbad, Checoslovaquia, en el 12 Congreso Sionista, 1921.
[2]Menajem Ussishkin (1863-1941) fue uno de los líderes y fundadores del sionismo. Desde 1923 hasta 1941 fue el presidente del Fondo Nacional Judío, Presidente del 20 Congreso Sionista, el presidente permanente de la Organización Sionista Mundial del Comité de Acción Sionista, y un miembro de la Agencia Judía.

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