En los próximos días termino mi trabajo de cuatro años como Directora General en el Colegio Israelita de México ORT.
El comienzo de mi shlijut estuvo lleno de múltiples retos: aprender un nuevo idioma, comprender la mentalidad, conocer muchas y diferentes personas y entrar de lleno a la realidad del colegio que requería urgentemente una mano que lo guiara. Con la ayuda de los miembros del patronato, muchos padres, maestros y personal en corto tiempo me sentí “en casa”.
Cuatro años fueron para mí un reto profesional importante y fueron un punto de referencia en el manejo de la escuela.
Durante su transcurso, revisamos la ideología del Colegio, elegimos caminos para cristalizar las ideas centrales por medio de programas adecuados a las necesidades de los diferentes estudiantes, firmamos un acuerdo de colaboración con ORT Mundial y construimos mecanismos que permiten el orden y la organización a los maestros y alumnos. Es decir, reforzamos el Colegio y actuamos para integrar su futuro con la idea constante del bien de nuestros alumnos en el presente y su preparación para el siglo XXI académica y socialmente.
La calidad de un Colegio es dada gracias a la calidad de los maestros, ya que hemos construido un plan de capacitación profesional dentro y fuera del Colegio y, a través de él, creamos un idioma en común y un proceso elaborado de preparación competitivo.
En el transcurso de los cuatro años invertimos muchos recursos para la creación de un entorno física, emocional y académicamente seguro para nuestros alumnos.
Nuestro Colegio destaca por su ambiente social-emocional especialmente positivo, importante logro por sí mismo en una época en que instituciones educativas en la red judía y fuera de ella sufren de violencia, problemas de disciplina e intranquilidad en diferentes grados y diferentes tipos.
En el aspecto de la enseñanza, la política de integración y el Departamento DAE, ayudan al acoplamiento de los niños con capacidades diferentes que son capaces y quieren pertenecer a un colegio judío.
El establecimiento de la sección de evaluación nos permite aprender de errores y éxitos y permanecer en el proceso constante de perfeccionamiento.
Quiero agradecer especialmente al equipo de directores, coordinadores y maestros que se unió a la tarea y condujo con responsabilidad y dedicación la dinámica escolar tan especial para nosotros. Equipo que tiene disposición al cambio, y se ocupa de la búsqueda constante de opciones para mejorar el trabajo en el Colegio en todos aspectos.
Me tocó trabajar con tres presidentes de patronato y me impresionó mucho la dedicación con que desempeñaron sus puestos, cada uno según su carácter y prioridades. Aprendí mucho de la acción de dar, dedicación y compromiso comunitario.
Deseo agradecer a todos los padres que, en el marco de los distintos comités, trabajan para el mejoramiento constante y, de esa manera, colaboran en los procesos centrales conducidos en el Colegio por el equipo de directores y coordinadores, capaz y dedicado.
Aprendí mucho y me desarrollé personal y profesionalmente durante los últimos años y me llevo en el corazón amor y mucho aprecio a México, a la comunidad judía y la comunidad escolar. Les agradezco a todos la oportunidad, la confianza, el apoyo que demostraron de diferentes formas.
Me despido con tristeza, ya que dejo tras de mí amigos, compañeros y con alegría por dejar un colegio maravilloso con un equipo dedicado que tiene claro el camino a seguir y que creo que aportará al avance del sistema educativo de toda la comunidad judía de México.
Tuve la oportunidad de conocer a Kalia, la nueva Directora General. Estoy convencida y segura de su éxito para el avance del Colegio y conducirlo en su nuevo camino con profesionalismo y dedicación, le deseo mucho éxito.
Con cariño,
Irit Barr
Artículos Relacionados: