Daniel Alberto “El Ruso” Brailovsky, Figura majestuosa del fútbol

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Judíos destacados en México

Daniel Alberto Brailovsky nació el 15 de Noviembre de 1958 en Buenos Aires, Argentina. Llegó del Independiente de Avellaneda, muy joven al América, recién casado y con todo el futuro por delante. Ya había jugado algunos partidos en la selección Argentina, a lado de Diego Maradona, cuando Panchito Hernández y Carlos Reinoso fueron por él.

El argentino llegó, vio, jugó y triunfo. Y entendió perfectamente lo que significaba el club América. Era un crack que agarraba el balón en media cancha y que ningún rival se lo podía quitar. Fue un “medio-delantero”, totalmente adelantado a su época, que ponía cualquier cantidad de pases para gol o él mismo los anotaba. Llegó como solución y lo fue. Le costó trabajo su primer torneo, ya que fue operado, pero volvió y debido a que el equipo tenía más extranjeros registrados (Zelada, Bacas, Outes, Batata y Brailovsky) de los que se permitían que jugaran, se intercaló con los demás. Para la siguiente campaña, llegaron los triunfos con títulos y la titularidad indiscutible.

Fue la figura y el guía del equipo. Fue Campeón de Liga en 83-84, 84-85 y Prode 85 del cual jugó hasta los Cuartos de Final y abandonó al equipo por decisión personal, ya que hubo dos terremotos en la ciudad de México, su esposa estaba a punto de dar a luz y decidieron irse a Argentina a tener el parto allá.


Debutó el 1 de Octubre de 1982 en el estadio Plan de San Luis, jugando contra el Atlético Potosino, cuando en la fecha 5 del Torneo de Liga 82-83, las Águilas dirigidas por Carlos Reinoso ganaron 2-0 con goles de “Batata”. Esa vez, el cuadro americanista estuvo integrado por Héctor Miguel Zelada; Mario Trejo, Alfredo Tena, Armando Manzo, Vinicio Bravo; Cristóbal Ortega, Juan Antonio Luna (Jesús Roca), Eduardo Bacas; Nílton Pinherio “Batata”, Daniel Alberto Brailovsky (Carlos de los Cobos) y Javier Aguirre.

Su primer tanto águila lo hizo el 15 de Octubre de 1982 al Monterrey en el Estadio Azteca en la fecha 8 del mismo torneo 82-83, cuando el conjunto de Coapa ganó 3-0 a los Rayados. Javier Aguirre y Mario Trejo anotaron los otros dos goles.

Su último partido fue en los Cuartos de Final, partido de vuelta, del Torneo Prode 85 contra la Universidad de Guadalajara en el Estadio Azteca el 15 de Septiembre de 1985, juego que terminó empatado a un tanto, marcando el propio “Ruso” el gol americanista, su último como azulcrema. El América calificó a la final por marcador global sobre los Leones Negros, y el técnico Miguel Ángel, “Zurdo” López mandó a la cancha esa vez a Héctor Miguel Zelada; Manolo Rodríguez, José Enrique Vaca, Efraín “Cuchillo” Herrera, Vinicio Bravo; Cristóbal Ortega, Roberto Alderete, Eduardo Bacas, Gonzalo Farfán; Daniel Alberto Brailovsky y Ricardo Peláez.

Su gol más importante fue en la final de Liga 84-85, jugado el 28 de Mayo en el Estadio Corregidora de Querétaro contra los Pumas de la Universidad Nacional, cuando las Águilas lograron el bi-campeonato con dos importantes goles de Brailovsky. El otro tanto americanista fue de Carlos Hermosillo.

Anotó 35 goles y está considerado el tercer mejor jugador extranjero en la historia del América, además de estar en él “Once Ideal” de todos los tiempos americanistas

Antes de llegar al América jugó con el Peñarol de Uruguay de 1976 a 1979 pasando al All Boys de Argentina en 1980. De ahí fue al Independiente donde América lo compró. Cuando recuperó el pase volver a jugar lo hizo en Israel con el Maccabi Haifa de 1986 a 1988.

Sismo del 85: Acaba con la carrera de Brailovsky

El terremoto del 19 de septiembre de 1985 acabó con la carrera de Daniel Alberto Brailovsky, el jugador del momento en México. El argentino, dos veces campeón con el América perdió la posibilidad de ser campeón del Mundo con Argentina en 1986, o lo que nunca había revelado: convertirse en seleccionado mexicano. No sólo eso, Alberto Daniel (que en realidad ese es el orden de sus nombres), perdió la pasión por el futbol.

Brailovsky recuerda: “Perdí la pasión. No tenía más ganas de jugar al futbol. Cuando me fui me di cuenta que no iba a encontrar algo parecido de lo que viví en América en ningún lado”.

Por eso dejó el deporte para el que nació cuando tenía apenas 28 años. El 19 de septiembre de 1985 Alberto Daniel tomó una decisión. ¿Y si hubiera decidido otra cosa?

“Tenía la oportunidad de estar en el Mundial de México 86, pues (Carlos Salvador) Bilardo, técnico de Argentina en 1985, vino a vernos jugar a Zelada y a mí. Pero al irme ya no tuve posibilidad”.

No fue todo. Si con Argentina perdió la oportunidad de consagrarse al lado de Diego Armando Maradona, con México dejó escabullir el sueño de jugar el Mundial como local con el Tri que dirigía Bora Milutinovic.

“Bora había hablado con Alberto Guerra (técnico de Chivas) y con el presidente de la Federación Mexicana de Futbol (Rafael del Castillo) para analizar la posibilidad de naturalizarme y tenerme en la Selección Mexicana, todos estaban de acuerdo”.

Sin embargo, Brailovsky vistió la camiseta de tres selecciones nacionales, la Uruguaya, la Argentina y la de Israel, a la que fue convocado en 17 ocasiones.

Lejos de la fama que tenía en México, Brailovsky se enfrentó al desempleo, pues no pudo jugar un año debido a que el América no se lo permitió. Después emigró a Israel.

“Ahí jugué dos años con el Maccabi Haifa, no hubo para más”.

El entorno tan diferente del futbol israelí fue un impacto demoledor para su carrera, “luego de estar con América en un clásico ante 120 mil personas, llegar a Israel y jugar un partido importante con tres mil, no tenía caso, no se sentía lo mismo”.

Ni siquiera sintió el temblor

El argentino pagó un precio muy alto. Y eso que a las 7:19 de ese día fatal, Alberto Daniel estaba dormido y ni se enteró. Si él se marchó de México no fue por miedo, fue “por amor”.

Brailovsky descansaba en la penumbra de la habitación del hotel donde estaba concentrado el América, que jugaba la Liguilla. Estaba dormido en la habitación que compartía con Eduardo Bacas, mientras el pánico provocaba que en el exterior se desalojaran todas las habitaciones.

Irse fue una decisión de familia:

“Mi mujer (Liana) tenía nueve meses de embarazo de mi segundo hijo y su médico le dijo que era mejor que regresar a Argentina”.

A Liana el sismo la sorprendió en lo alto de un edificio: “Estaba con la beba en un departamento rentado en un décimo piso en Polanco. Lo sintió muy fuerte, sola, encerrada y muy acelerada por los pocos días que faltaban para el alumbramiento; simplemente se aterró”.

Si el primer temblor provocó pánico en Liana, la replica del día 20 por la noche los alejó en definitiva de su hogar.

“Levanté a mi esposa y bajamos por el elevador aunque el portero dijo que no podíamos hacerlo por ahí. Nos fuimos al hotel donde estábamos concentrados. Pasamos ahí la noche y fue cuando decidimos irnos”.

La partida y lo que pasó después

Brailovsky y su familia se fueron de México el 24 de septiembre, para sólo volver 17 años después.

Cuando casi cumplía un año sin trabajo, llegó una oferta para jugar en el Maccabi Haifa de Israel. El América aceptó la oferta y le dejó partir al Medio Oriente, donde estuvo dos años, hasta que se le acabó la pasión.

La huella del futbolista quedó tan grabada en Israel que “siete años después (1995), me llamaron para dirigir al Maccabi Kfar-Kana, equipo árabe que pertenecía a la Segunda División israelí”.

Dirigir a un conjunto de árabes en un país predominantemente judío era un reto para Brailovsky, quien quería ir más lejos.

“La condición para aceptar ser técnico fue demostrar al mundo por medio del futbol que puede haber paz, que hubiera árabes, judíos, argentinos ¡qué sé yo! Todos en el mismo equipo”.

Claro que los dirigentes no cedieron de inmediato. El riesgo era demasiado, pues Kfar Kana es una población con 10 mil musulmanes, “militantes de los más extremistas que hay dentro de esa religión”. Así que se organizó una votación entre los pobladores.

“Por increíble que parezca, ellos pusieron como condición que si yo era el técnico estaba bien, podría traer a quién quisiera para el equipo. Por supuesto acepté y conformamos el equipo con tres chicos judíos, un argentino y el resto árabes.” El Ruso asegura que estaban predestinados. Su equipo ganó 31 de 33 partidos, salió campeón y ascendió a la Primera División. Después le fichó el Maccabi Haifa, con el que consiguió un bicampeonato y llegar hasta los cuartos de final de la Champions League, donde su mejor trofeo fue eliminar al París Saint Germain.

Veinte años después

Ya pasó tanto tiempo como dice aquel tango. Y Brailovsky se siente afortunado, a pesar de lo que pudo ser y no fue.

A México volvió como técnico para el Veracruz en el Apertura 2002 y posteriormente se convirtió en comentarista de radio y televisión. En la temporada 2007-2008 vuelve a dirigir -esta vez al equipo de sus amores- al América, logrando llegar a la final de la Copa Sudamericana y mas tarde fué técnico del Necaxa, en donde tuvo una actuación poco afortunada. Actualmente conduce un programa de televisión para la cadena Fox en Español.

Regresó, dice, “por el amor al país, porque tengo una hija mexicana, por el reconocimiento de la gente en los estadios, restaurantes o cualquier lugar donde me piden una foto o un autógrafo”. Sí, 20 años después El Ruso sigue siendo una figura entrañable.

Nunca le importó que se dijera que se fue por miedo. “todo lo hice por amor”. Además, la verdad es mucho más simple, Alberto Daniel ni siquiera sintió el temblor.

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