El aumento en la duración promedio de vida representa uno de los aspectos más sobresalientes del mundo contemporáneo. Gracias a los avances en la salud pública, la esperanza de vida al nacimiento se ha incrementado notablemente. Esta situación ha aumentado más en los últimos 100 años que en los 2 000 años anteriores.
Durante los años recientes, la ciencia se ha preguntado si la investigación del envejecimiento contribuye a una vida mejor o si sólo ayuda a que el ser humano logre una vida más larga. La frase paradójica: “morir joven pero lo más tarde posible” refleja la búsqueda por la calidad de vida en la vejez, a lo cual la investigación debe estar abocada.
A pesar de que nadie sabe todavía por qué envejecemos, sabemos –por lo menos en parte– qué es lo que envejece.
El envejecimiento no sólo es un evento, sino muchos eventos sumados, desde las arrugas hasta el desgaste de nuestro corazón.
El envejecimiento no sucede como un fenómeno metafísico misterioso. Ocurre en áreas particulares, esto es: las arterias se tapan, surge artritis, las partes se empiezan a desgastar, las heridas no se curan tan rápido como antes, etcétera. El envejecimiento es toda una cascada de eventos acumulados.
Hay personas que se ven y se comportan como más viejas o más jóvenes de lo que cronológicamente son. ¿Qué podemos hacer para envejecer más lentamente?
Mientras que nuestra edad cronológica es fija e inmodificable, nuestra edad biológica puede ser mayor o menor dependiendo de una combinación de factores. Todos conocemos personas que tienen 60 años de edad cronológica y se ven y funcionan como personas de 40 años. Estos organismos son biológicamente más jóvenes. También hemos visto los casos opuestos: personas envejecidas desde muy temprana edad. En la conferencia se identifican factores que pueden acelerar o disminuir el envejecimiento.
* La Dra. Feggy Ostrosky es Directora del Laboratorio de Neuropsicologia y Psicofisiologia de la UNAM
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