Falleció la lererke, nuestra lererke

Aquella quien nos mostró que siempre hay que luchar: por la educación, la igualdad, el amor, la sabiduría, el conocimiento y el lenguaje.

Vele nos enseñó a dejar atrás el miedo y poner primero la palabra.

Ante todo, el idish era aquél quien haría todo esto por nosotros.

La luchadora por excelencia de nuestra educación, por implementar valores y cariño a donde fuera que vayamos y a ser dignos representantes de una cultura; su amor por la lengua, por la historia y por la educación hizo que se creara una escuela; aquella que ella misma vio nacer, crecer, desarrollarse, reproducirse y finalmente, morir.

Con la naturaleza con la que Vele siempre se caracterizó: en convertir las cosas buenas en malas y las malas en ideas, Vele logró luchar por sus principios y se dejó llevar por una de sus mayores virtudes: la necedad.

Siempre supo lo que quería, cómo y en qué momento. Tenía una mente tan ágil que nunca se le vería dudar por un segundo. Sonaba tan convincente, tan racional y conocedora (porque en realidad lo era), que nos dejaba a todos boquiabiertos, dispuestos siempre a seguir al pie de la letra sus propuestas.

Era un deleite aprender de sus palabras, sus miradas y en contadas ocasiones, de sus apapachos.

Nuestra lererke sabía perfectamente lo que hacía y su sabiduría la llevó lejos; conocía lo que necesitaban los jóvenes de la comunidad.

Logró transformar el camino de niños, padres, maestros y directores, quienes todos éramos sus alumnos.

A pesar de tener un gran conocimiento en varios temas, Vele era una experta de vida.

Sus consejos eran los más atinados -aunque no necesariamente los que todos queríamos escuchar-, sus palabras las exactas, -incluyendo variaciones entre español, idish, inglés y de vez en cuando, hebreo-. Y lo más valioso de todo: su carácter.

Aquél que nunca se dejaba derrumbar ante cualquier adversidad, éste la formó como persona e hizo que los que la rodeáramos, nos fortaleciéramos de él.

Vele no se va, nos deja un legado. No sólo a través del recuerdo de su persona, sus enseñanzas, escritos y su cariño. Sino a través de seguirlo que nos proponemos, sin importar cuántos obstáculos se nos presenten.

Vele quedará siempre en nuestros corazones, como aquella luchadora incansable del lenguaje, de la educación a través devalores, de la auto-crítica y de nacer, crecer y morir como un mentsh: intacto, luchador, valiente y congruente.

Descansa en paz, mi querida Vele.

Tus enseñanzas estarán siempre en nuestras vidas, mentes y corazones.

Con amor, respeto y admiración, Talia Margolis Chomstein, tú alumna de vida.