Hace unos meses me enorgullecí de que mi Moisés hiciera su Barmitzá. Lo escribí y fue increíble la experiencia en todos los sentidos.
Ahora puedo escribir de otro momento importante en la vida de un niño: Su graduación. Ayer por la noche justo se graduó de primaria en la Idishe.
Al Igual que Moy yo estaba nerviosa. Y él me dijo: “mamá, creo que estoy tan nervioso como en mi Tefilín”. Me dio ternura escucharlo.
Todos los que estábamos ahí en el auditorio de la escuela, compartíamos el mismo sentimiento -supongo-, de ver a nuestros hijos cerrar una etapa de su vida. Un bloque grande que es la primaria. Pero también había emociones, por lo menos la mía contrapuestas.
Por un lado: un sentimiento muy grande de orgullo porque finalizó la primaria, también una sensación de logro, de éxito, de cómo fue superando cada año con sus altas y bajas. Con sus alegrías y sus tristezas.
El evento se desenvolvió de una forma en la que el ambiente era muy cálido en verdad. Los chicos hicieron un gran esfuerzo en sus representaciones y con sus palabras.
Fue emocionante ver a muchos de ellos crecer juntos y ahora pasar a la secundaria. El tiempo vuela.
La escuela, el patronato, las maestras y cada una de las personas involucradas hicieron un gran trabajo. Vimos un hermoso video de Yerushalayim.
Otro video tuvo que ver en cómo llegaron a México (Veracruz) nuestras familias: sin nada, con muchos temores de estar en un nuevo país con todos los desafíos que esto implica. Pero cómo siempre y cómo resultado de los retos que esto conlleva, la comunidad judía salió adelante.
Ver a los niños representar a sus abuelos o bisabuelos, fue conmovedor. Otro de los videos fue el del presidente del CIM-ORT mundial. La verdad es que la Idishe es una escuela de vanguardia.
La entrega de los diplomas fue el cierre perfecto para todos los papás que buscábamos el mejor ángulo, la felicitación y el abrazo de los directivos y la sonrisa de orgullo de nuestro hijos.
En ese momento tuve la clara sensación de que mi hijo, había dejado de ser un niño.
Como todo en la vida, son etapas. La lluvia torrencial del lunes parecía un buen presagio de sentirnos bendecidos por el logro no sólo de ellos mismos sino porque como padres, también tenemos nuestros granito de arena, al ayudarlos, al desvelarnos, al estar junto con ellos en todo.
Y por supuesto al finalizar pudimos sentir también una emoción de alivio y de estar caminando para adelante.
Bien por todos y cada uno de los graduados de sexto de la Idishe. Y en especial como mamá: felicidades a mi Moy por dejar con la frente muy alta, su primaria para entrar a la secundaria.
Papás, siempre mantengámonos orgullosos y cercanos. El tiempo pasa en un soplido.
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