A lo largo de nuestras vidas, escuchamos en la radio o vemos en las noticias casos de personas, a quienes no conocemos, que se ven ante situaciones difíciles con respecto al tema de discapacidad, de pobreza extrema, de salud o de discriminación. Sabemos que a diario se presentan estos casos en nuestro país y en todo el mundo pero, ¿qué tan a menudo hacemos conciencia de esto?
En Kadima se vive día a día la discapacidad y se trabaja de la mano con los integrantes para lograr su plena inclusión en la sociedad. ¿Qué pasa cuando a la discapacidad le sumas algo tan difícil como la pobreza extrema?
Un ejemplo es el caso de Jonathan, un pequeño de 3 años a quien Kadima decidió ayudar el pasado 4 de julio donándole una silla de ruedas. Lily Margolis, Directora General de Kadima, junto con Lilian y Adela, integrantes de Kadima, tuvieron la oportunidad de ver de cerca un caso tan difícil y duro como el de Jonathan.
La tarde del 4 de abril de este año, Jonathan y su mamá fueron atropellados por un transporte público en Chimalhuacán. El chofer, por supuesto, huyó de la escena y probablemente no se enteró que el golpe que sufrió el niño, le destruyó parte del cerebro, por lo que ahora las secuelas son hemiplejia, ceguera y sordera de un oído; tampoco debe saber que, hasta el día de hoy, Amelia, la madre de Jonathan, sigue internada en el hospital con graves heridas y fracturas en el cuerpo; mucho menos sabrá que el padre, Miguel, tuvo que dejar su trabajo de ayudante de albañil para cuidar a la mamá y para llevar cargando a Jonathan a las terapias que le ofrece la Unidad de Rehabilitación de la Delegación Miguel Hidalgo.
El futuro del niño depende 100% de las terapias de rehabilitación y el apoyo que reciba. Jonathan tiene ahora una discapacidad con la que tendrá que crecer y aprender a vivir. Pero ese no es el único reto; el papá de Jonathan está luchando desde el día del accidente por conseguir comida, tratamiento para la mamá y continuar las terapias de rehabilitación de su hijo.
Cuando en Kadima nos enteramos de este caso, no dudamos en hacer algo al respecto. El pequeño granito de arena que aportamos a Jonathan, donando una silla de ruedas, es sólo un poco de toda la ayuda que necesita esta familia.
Para los integrantes de Kadima, como para cualquier persona, es importante valorar lo que tienen y lo que son.
Estamos seguros de que habrá más personas que deseen ayudar a Jonathan a salir adelante y a tener una mejor calidad de vida. Kadima, por su parte, seguirá apoyando. Todos los que formamos parte de Kadima siempre estaremos ahí con esa fuerza y esas ganas de ayudar a los demás.
Si estás interesado en ayudar a Jonathan y a su familia, comunícate a Kadima al teléfono 52 95 12 35 o a [email protected]
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