Al terminar un día increíble en un acto en la Embajada de España en la Santa Sede (primera Embajada de la historia establecida por Fernando el Católico a finales del siglo XV), el ex-Ministro de Justicia de España y ex Alcalde Madrid, Alberto Ruiz Gallardon y yo tomamos una foto ante el busto de Angel Sanz Briz.
Este último, denominado el ‘Angel de Budapest’, salvó a 5200 Judíos de las garras nazis en Hungría en 1944.
Cuando años después le preguntaron al muy discreto Embajador sobre el porque de sus valientes decisiones durante la Shoah, explicó que lo hizo por su fe Cristiana.
El Embajador Sanz Briz murió en Roma siendo embajador de España al servicio de su país en el Vaticano.
Era un hombre de acción con una humildad fuera de serie.
En Noviembre de 2014, como Presidente de la Comunidad Judía de Madrid y junto al superviviente Jaime Vandor así como el Centro Sefarad-Israel, tuve la suerte de lograr el nombramiento de una calle en Madrid para honrar al que considero el mayor héroe que ha tenido España en este siglo.
Ver el busto de Angel Sanz Briz esa noche fue el colofón a la audiencia con el Papa.
Nos sirve de testimonio de lo que queremos ser.
Seres humanos conscientes de la necesidad de hacer el Bien ante la adversidad y la indiferencia.
Es una señal inequívoca que debemos caminar juntos entre Judíos y Cristianos y ser una referencia para todos los seres que valoramos la santidad de la vida humana y respetamos el libre albedrío.
Testimonio de David Hatchwell presidente de la Fundación Hispano judía e incansable luchador por la unión entre los pueblos
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