La Naye, una escuela verdaderamente comprometida con su historia, su cultura y la comunidad

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¿Cómo empezó?

En 1949, el desacuerdo entre el Director y los maestros en el Colegio Israelita de México, llegó a tal extremo que fue imposible seguir así. El ambiente hostil no era sano y cuando empezó a afectar a los alumnos, no hubo mas remedio que separarse, por el bien de todos. ¿Qué es lo que pasaba? En el Colegio Israelita se reunieron un grupo de grandes personajes, quizás demasiado grandes para poder coexistir, cada uno traía un bagaje de cultura europea, de ideas diferentes tanto educativas, como políticas. Vamos a recordar que fue un año después de la Declaración de Independencia del Estado de Israel, el sueño milenario del pueblo judío. Cualquier persona que no proclamaba ser sionista era vista como casi un traidor y ahí estaba el Director Abraham Golomb, en contra de todos los “ismos”, (sionismo, bundismo, etc.) y el único “ismo” en el cual él creía era el judaísmo, sin cualquier nexo político. Cuando la gente decía que fue una lucha política, quizás es cierto. Pero también es cierto que fue un choque de personalidades.


¿Cómo nació el Nuevo Colegio?

Tenemos una tendencia a decir “los buenos, viejos tiempos”, permítanme decirles que aquel viejo tiempo no fue tan bueno y mucho menos tan fácil. En el mes de noviembre del año 1949, al terminar el año escolar (para los que son demasiado jóvenes para saberlo – las vacaciones eran en los meses de diciembre y enero) salieron del Colegio Israelita: Abraham Golomb, Rivke Golomb, Leibl Bayón, Josef Rotenberg y Vele Zabludovsky. Nos quedamos sin escuela y sin trabajo. Parecía como si estuviéramos solos y aislados. Muy rápido descubrimos que no era así: empezaron a unírsenos padres de familia, admiradores de los maestros veteranos, parientes y amigos. Decían: les ayudamos y los apoyamos, queremos que ustedes sigan siendo los maestros de nuestros hijos.

Y así es como el 5 de diciembre, en una histórica junta en casa de los señores Esther y Julio Grapa, un pequeño pero muy entusiasta grupo de padres decidió fundar una nueva escuela. Ya con la decisión tomada, faltaban unos pequeños detalles: conseguir alumnos, conseguir un local adecuado, conseguir los permisos oficiales de la SEP para una nueva escuela; todo esto en dos meses. En inglés hay un dicho: “Where there’s a will, there’s a way”, “Cuando hay el deseo, se encuentra el camino”. La propaganda para nuevos ingresos se hizo hasta muy tarde en la noche, por medio de pequeños boletines y teléfono. De la autorización oficial se encargó el profesor Tuvie Maizal Q.P.D. En el aspecto económico todos participaron, aportaron lo que tenían y lo que no tenían. Más de una vez oímos decir a padres, muy lejos de ser ricos, “podemos ahorrar en muchas otras cosas, pero no en lo que se trata de la educación de nuestros hijos”. Y por último, pero no menos importante, se encontró una casa grande y especiosa en la elegante calle Paseo de la Reforma No. 915.

El domingo, 5 de febrero del año 1950, fue la inauguración del Nuevo Colegio Israelita.

La escuela se vuelve una realidad

El domingo 5 de febrero del año 1950, fue la Inauguración del Nuevo Colegio Israelita. En la majestuosa calle de Paseo de la Reforma, en el número 915, había una mansión (la casa todavía existe y sigue siendo hermosa), con frontón, biblioteca, jardines y bastantes cuartos como para convertirla en la pequeña, pero muy elegante Naye Idishe Shule. Para la mayoría de los alumnos, que vivían en aquel entonces en el Centro, en las colonias Álamos y Narvarte y aun para la minoría ya más acomodada que vivía en la Condesa o Polanco, esta escuela, esta casa, fue como un sueño, y cuidaban las nuevas instalaciones, el pasto y las flores de los jardines (de esto, por cierto, se encargó la profesora Rifke Golomb…) como si fueran tesoros.

El sol brillaba en todo su esplendor aquel domingo, 5 de febrero, el día de la inauguración. Fue en ambiente de júbilo, de una gran familia que vino a festejar un logro que apenas dos meses atrás parecía imposible de alcanzar. Andaba con gente de rincón a rincón admirando cada mesa, cada silla, cada pizarrón, cada cuadro y cada letrero que indicaba el salón de clase, el kinder, el salón de música y gimnasio (en lo que fue el garage). Por todos lados se oyó, como una plegaría: ¡una escuela nueva, una nueva escuela, en hora buena!

Se inició la escuela con 86 alumnos:
dos grupos de Kinder
seis de Primaria
y uno de primero de Secundaria.
Para el transporte de los alumnos había un camión y padres voluntarios.

Pero no todos los 86 alumnos podían pagar la colegiatura completa (busqué en los primeros protocolos del Patronato y encontré que fue 75 pesos), entonces los maestros-fundadores se sentaron y decidieron juntos, cuánto cada uno, según sus necesidades, estaban dispuestos a bajar su sueldo. (ay, maestros, idealistas, ¿en qué mundo vivían ustedes?…)

Los maestros fundadores

Abraham Golomb – Director
Rivke Golomb
Leibl Bayon
Josef Rottenberg
Vele Zabludovsky
(al poco tiempo se integraron las maestras Taibl Lichtinger y Rojl Siano de Leizorek)

El Primer Patronato

La composición de la gente del primer Patronato fue muy interesante, gente de distinta ideología política: Bundistas y Sionistas; gente de diferentes edades, así como muchos padres jóvenes profesionistas. Para mantener un equilibrio justo, uno de los principios de este primer patronato fue: “la escuela será imparcial, no sustentará ninguna ideología política dentro de la vida judía, se dedicará exclusivamente a la labor educativa judía en toda su magnitud.”

Ésta es la lista, y como tristemente ninguno de ellos aún está con nosotros, los mencionaremos para el orgullo de sus hijos y nietos, y para expresar nuestro eterno agradecimiento:

Sra. Gisia Rafalin, Juan Aks, Isaac Shapchik, Isaías Gorinstein, Fishl Flaschner, Dr. Abraham King, Zelig Schñadower, Dr. Samuel Zabludovsky, Bernardo Graber, Julio Grapa, Simje Zfaz, Dr. Jacobo Yavnoson, José Belkind, Dr. Fernando Katz, Tuvie Maizel, Dr. Samuel Zajarías, Max Joffe.

Los Principios de la Escuela

El Nuevo Colegio Israelita no empieza con ideologías ajenas a la tendencia de la educación judía de México. Al contrario, quiere profundizar y seguir adelante con las ya establecidas 25 años atrás. (En 1925- con el Colegio Israelita). El Nuevo Colegio establece una unidad pedagógica entre nuestros dos idiomas nacionales: el Idish y el Hebreo.

El Nuevo Colegio va a ser una institución pedagógica que en sus programas va a incluir todos los aspectos de la vida judía – pasado y presente. Inculcará en el niño la moral y la ética del pueblo judío, según la visión de nuestros profetas. El centro del programa es el pueblo judío y la lucha por su existencia, en todos los continentes. Inculcará en el niño entendimiento, sentimiento e identificación plena con el estado de Israel y el Pueblo de Israel. Tres años más tarde, en el año 1953, al pensar que no siempre va a ser “nuevo” el Nuevo Colegio, se decide añadir el nombre del clásico de la literatura moderna Judía: Itzjok Leibush Peretz. Y nace así el actual nombre de la escuela: Nuevo Colegio Israelita ” I. L.Peretz”

Es curioso como el nombre “La Naye” ha perdurado durante todos estos años, a pesar de que “La Naye” ya no es tan “Naye”….

LA NAYE: SU HISTORIA Y SUS PERSONAJES
Vele Zabludovsky

Los años pasaron. Lo que antes era un “palacio” espacioso para los 86 alumnos, empezó a quedar chico conforme iban entrando más niños. La idea de construir empieza a volverse una necesidad.

En el año 1956 se encontró un terreno apropiado, cerca del Centro Deportivo Israelita y la construcción se inicia. Con sentimientos muy encontrados estamos por dejar nuestra primera casa en Paseo de la Reforma No. 915: por un lado, el cariño tan especial que teníamos todos por esta casa (hasta la fecha no hay vez que paso por Reforma y no volteo a ver el número 915) y por otro lado, el orgullo y la emoción de tener nuestra propia escuela.

El 3 de febrero de 1957 se inaugura el nuevo edificio.

La Dirección: Norte Sur No. 18, que después se convirtió en Blvd. M. Ávila Camacho No. 30. Yo sé que les va a ser muy difícil creerlo (ni yo lo creo a veces) que alrededor de la escuela no había nada. Lo que es ahora el Periférico y el Circuito, eran terrenos vacíos (no, caballos no andaban por allí…). Yo trabajaba en el Kinder y sacaba a los niños todos los días a dar la vuelta fuera del colegio. Había dos atractivos cerca: un taller de tapicería, donde les permitían sentarse en el suelo y jugar con los desperdicios, y una nevería que cuando ponían caritas de angelitos les regalaban una paleta (los niños eran niños hace 60 años también…).

El tiempo transcurre, y lógicamente ocurren cambios y modificaciones. En el año 1963, el director Abraham Golomb y la maestra Rivke Golomb dejan la escuela y se van de México. Unos años después los veteranos maestros J. Rottenberg y Leibl Bayon también se retiran.
Ocupan los puestos maestras jóvenes, nacidas en México, muchas exalumnas de la propia escuela. Hay revisiones y modificaciones en los programas. La tecnología moderna y las propias necesidades exigen estos cambios.

La ideología de la escuela, así como el hecho de mantener una escuela chica, es un acuerdo respetado por todos los padres jóvenes que se ponen al frente del Colegio para dirigirlo.

Se abre la Preparatoria

Al inicio del año escolar 1972, se inaugura la Preparatoria en nuestra escuela. Esta decisión fue tomada por presión de los padres de familia, y más aún, por los propios alumnos que lo exigieron. “No queremos ir a buscar preparatorias en otras escuelas, queremos una Prepa en la Naye”. Gracias a esta presión y al esfuerzo, tanto económico, como físico del Ing. Nicolás Neuman, así como el apoyo y el entusiasmo del director en aquel entonces, Aaron Blachinsky, se inicia la primera Preparatoria Judía en su modalidad de Colegio de Ciencias y Humanidades en el Nuevo Colegio Israelita “I.L. Peretz”.

Hace once años festejamos los 25 años de la Preparatoria; lo hicimos en una forma muy modesta: desayuno, un domingo en la mañana, en el auditorio de la escuela. Pero cuando vimos la cantidad de gente que llegó, los hijos que algunos exalumnos trajeron, las risas y unas que otras lágrimas de la emoción del encuentro, pensamos: ¿para qué se necesitan grandes festejos cuando lo que es importante es el gran sentimiento y el cariño?

Y aquí estamos en víspera de los 60 años de la Naye. 60 años es más de medio siglo, es una vida. Y como en la vida de uno, tanto de un individuo, así como de una institución, hay de todo: hay logros, y hay fracasos; hay alegrías, y hay tristezas, hay ganancias y hay pérdidas; hay satisfacciones y hay frustraciones. La Naye vivió todo esto durante sus 60 años de existencia. Pero en los momentos más difíciles, sabíamos siempre lo siguiente: no hay labor más noble que la educación de un niño, no hay satisfacción más grande que ver que este niño es continuidad de nuestro pueblo.

En mi breve paseo por la historia de la Naye he tratado de ser lo más objetiva posible, sin caer en sentimentalismo. Pero el hecho de haber sido de los maestros-fundadores y de tener el enorme privilegio de quedar la única para platicarlo, me impone una obligación, una deuda: ¡no olvidar, y no dejar que olviden! No quiero mencionar nombres, porque eran tantos que no es posible, y porque hay el temor de que siempre puede haber una omisión. La Naye no llegó a los 60 años por una persona, ni por unas cuantas. Fue una labor y una entrega de muchos: de los directores que dirigían y dirigen la escuela; de los presidentes y miembros de los patronatos, pasados y presentes; de los maestros que trabajaban y de los que trabajan; de los comités de madres que siempre ocupan un puesto tan importante dentro de la escuela; de los del área administrativa, labor nada fácil; de los padres de familia que nos confiaron lo más preciado de su vida: sus hijos; y por último, claro está, de nuestros queridos alumnos, los de antes y los de ahora. Por ustedes todos, por cada uno de ustedes, la Naye llegó a esta fecha.

“…Sheeheyanu, Vekimanu, Vehigiyanu Lazman Haze”

Al acercarse los 60 años del Nuevo Colegio Israelita I.L. Peretz, siento un deber y un privilegio muy singular poder escribir sobre los maestros-fundadores de esta institución, ya que tuve el honor de conocerlos de cerca y trabajar con ellos: Abraham Golomb, Rifke Golomb, Leibl Bayon, y Josef Rottenberg.

El que olvida, será olvidado; el que recuerda será recordado.

V.Z.

DEL AÑO 2000 AL 2010

En diciembre del 2000, se inicia un nuevo proyecto. Se busca la fusión de dos colegios: El Colegio Israelita de Mexico y El Nuevo Colegio Israelita I. L. Pertez.

La idea era unir ambas escuelas con la finalidad de que éstas al enseñar tanto idish como hebreo y ser parte de la Comunidad Ashkenazi, compartieran instalaciones, maestros, alumnos y por lo tanto gastos. Con esta unión se pretendía hacer una escuela grande y fuerte en todos sentidos.

Este proyecto, a causa de un desacuerdo entre los Patronatos de ambas esuelas, no llega a feliz termino, por lo tanto en el año 2003 el N.C.I. da inicio a la construcción de su nuevo plantel.

En agosto del 2006, con gran entusiasmo y esfuerzo, el Nuevo Colegio Israelita I. L. Peretz se muda a sus nuevas instalaciones en Antiguo Camino a Santiago Yancuitlalpan No. 17, Col. Jesús del Monte, Interlomas.

El 28 de marzo del 2007, se inauguran las nuevas instalaciones. En noviembre del 2008 se develan las placas de los donadores de toda la escuela. El 5 de febrero del año 2010, festejaremos los primeros 60 años de los 120 por venir.

Fuente:nci.edu.mx

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