El Maestro Leonardo Nierman nació en México, D.F. en el año de 1932. El gran artista plástico se inscribe en la llamada escuela del expresionismo mágico, el sitio que actualmente ocupa lo ha obtenido por una premisa indiscutible ser un creador suigéneris: Nierman es Nierman.
De niño, estaba convencido de que la música era su vocación verdadera y se dedicó a estudiar el violín. Sin embargo, después de escuchar la grabación de uno de sus conciertos, reconoció que no tenía el talento suficiente para incursionar en la música y se decidió por las artes plásticas. Nierman, reconoce que la música ha influenciado su arte de gran manera. Dice, “La música y la pintura se parecen mucho. Ambas tienen tonalidades, ritmo, espacios de gran intensidad y espacios de relajación”.
La producción de este gran maestro se encuentra por todo el orbe: Museos, universidades, Recintos Culturales, Colecciones Particulares y Espacios urbanos de privilegio, pertenece al selecto grupo de artistas vivos con mayor presencia en el contexto universal. Su larga trayectoria es avalada por cientos de exposiciones, que sería interminable mencionar, basta saber que América, Europa y Asia, han sido testigos de la creatividad manifiesta en el discurso artistico del maestro.
Un fragmento del analisis de la aportación de Nierman realizado por la historiadora Silvia Sigal, lo transcribimos y nos adentra al universo de este hacedor de arte. Polifonía de sentidos, melodías entonadas por cuerpos celestiales, por insondables abismos, por el alenteo del vuelo, por la precisión del número, por la propia vida humana que, recuperando esplendores resuena en la conciencia de la creación plastica con sus imágenes colmadas de luz y color, Leonardo Nierman teje entrañables, alados, ígneos, cósmicos, líquidos, telúricos, textuarales o frágiles y cristalinos capaces de estremecer y provocar el frenesí del propio reconocimiento en sus originarios ritmos y acordes que celebran eternamente el milagro de la propia existencia.
Fuente: Rudic
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