Los 4 poderosos los 4 elementos Yad LaKala

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La tarea del hombre consiste en mantener la pureza física y espiritual. Nuestros cuerpos y nuestras almas están en constante comunicación con nosotros.

Descubre los 4 poderosos elementos de tu interior balancéalos y vive en Armonía

Así como nosotros debemos seguir una dieta apropiada y ejercicios que aseguran nuestra salud física.


Una apropiada dieta espiritual y una vida basada en la Torá aseguran que nuestras almas permanecerán sanas.

Igual sucede con una buena vida de pareja , en un buen matrimonio y todo empieza con la boda , con ese momento tan especial para el novio y tan soñado por toda mujer

Y es Yad LaKala la institución en la comunidad que ayuda a que este suño se haga realidad, a que cada novia llegue a la Jupa como toda una princesa, y que empiecen una vida llena de alegría y Felicidad, muy importante para un buen matrimonio

Y qué mejor que al hablar de Yad La Kala y una vida balanceada que hablar de los 4 elementos de los que nuestra naturaleza física y mental está compuesta fuego, aire, agua y tierra.

Recordemos que para vivir una vida plena, los cuatro elementos deber ser dirigidos hacia el lugar adecuado.

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Las palabras de Alegre Zaga Presidenta de Yad LaKala, de Salomón Cherem Presidente de Maguen David y el Jajam Mordejai Tussie nos inspiraron a todos.

Seguidos de la presentación de impactante espectáculo multimedia, que nos llegó en todos nuestros sentidos, disfrutamos un impresionante vídeo, Danzamos al ritmo de las llamas y el calor del “Fuego”, volamos por el aires y las telas, nos sumergimos en la profundidad del Agua y recorrimos los extensos caminos de la “Tierra”, acompañados de la música representativa de cada elemento y las profundas perlas de sabiduría y explicaciones del Jajam Amram Anidjar

y nos mostraron en un emotivo final como se integra los 4 elementos en cada novia en cada mujer judía

Para terminar con deliciosos panes, café y un presente una guía conocer nuestro interior y establecer el Balance de nuestros 4 elementos

Revive este emotivo evento

y descubre el poder de los 4 elementos, los 4 poderosos

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Fuego

El fuego representa el odio –cuando una persona está enojada se dice de él que es como si el fuego lo devorara por dentro. ¿Cómo podemos controlar ese odio?
Debemos elegir por sobre todas las cosas la paz de conciencia, ya que se nos permite elegir libremente entre el odio y la paz de conciencia. Es fácil permitir que el odio nos destruya, pero si llevamos una vida basada en la Torá, nosotros podemos permanecer en calma.
Aire


El aire representa el discurso.
Las palabras salen de nuestra boca como el aire y se dirigen hacia sus recipientes.
¿De qué modo uno controla sus palabras? Uno puede decir cosas importantes y usar un discurso que puede ser dañino, o con la posibilidad de la libre elección podemos usar un discurso para elogiar a los demás y para hablar de amor hacia el semejante.

Agua

El agua representa los placeres del mundo físico y el estado emocional de cada uno.
¿Cómo hace uno para controlar sus anhelos? El puede usar sus emociones para profundizar en la belleza de la espiritualidad, o para promover vicios materiales.
La Torá se compara con el agua de la vida, un elixir para luchar contra las emociones negativas.

Tierra

La tierra representa el contacto del hombre con su mundo físico en tanto opuesto al mundo espiritual. El piso es terrenal y comprende a la tierra (el polvo). El hombre debe conducir su naturaleza física y utilizar la fuerza que le dio D”s para promover la paz y la armonía.
Al hacerlo, él remueve su naturaleza materialista terrestre.

y de donde viene mucho de esto?


Bamidbar

Y Hashem le habló a Moshé en el desierto del Siani

Dice el Midrash que la Torá fue entregada be’esh, bemaiim, bamidbar. (Con fuego, con Agua y en el Desierto).
El Shem MiShmuel explica que esos tres ingredientes son necesitados a fin de obtener la Torá.
Be’esh: el fuego. Una persona debe enchirse de entusiasmo para ahondar en la Torá.
Bemaiim: el Agua. Una persona debe permanecer con su mente en calma tal como las aguas quietas para comprender la verdadera profundidad de los sentidos de la Torá.
Bamidbar: el Desierto. Uno debe excluirse de los placeres mundanos y de otras distracciones a fin de lograr el punto culminante de la verdad que subyace a las líneas de la Torá

Los cuatro elementos, que son el fuego, el aire, el agua y la tierra, son los fundamentos de todos lo seres creados que se hallan debajo del firmamento (*). Todos los seres existentes: el hombre, los animales, las aves, los reptiles y los peces, así como los vegetales, los minerales, las piedras preciosas y perlas, y el resto de los materiales de construcción como también los montes y las parcelas. Todo lo existente está formado de materia compuesta de estos cuatro elementos. Resulta que todos los entes que se 
hallan debajo del firmamento, fuera de estos cuatro elementos, se componen de materia y forma. Siendo la materia de ellos un compuesto de estos cuatro elementos, no obstante cada uno de estos elementos no está formado sino de materia y forma.

(*) El Ritbá, en su explicación de los primeros cuatro capítulos del Sefer Hamadá, acota que “todos los seres creados bajo el firmamento” no es una expresión exacta, ya que hay seres que están compuestos solamente de dos elementos, por ejemplo, el humo, compuesto de fuego y tierra; el polvo,
compuesto de tierra y aire; el vapor, compuesto de agua y aire.

[2] La naturaleza del fuego y del aire hace que su expansión provenga desde lo bajo, desde el núcleo de la tierra hacia arriba, en dirección del firmamento. La naturaleza del agua y de la tierra, por el contrario, hace que su gravitación descienda desde el firmamento en dirección al punto central, ya que el centro del firmamento es el punto más bajo, que no existe más bajo que él (*). El movimiento de los elementos no se produce ni por entendimiento ni por voluntad, sino que consiste en un principio ya establecido en su naturaleza.

(*) Es decir, la tierra que se encuentra en el centro del universo, es el lugar más bajo del universo, no existiendo otro más bajo.

La naturaleza del fuego es ser caliente y seco, siendo el más liviano de todos. El aire es caliente y húmedo. El agua fría y húmeda. La tierra seca y fría, siendo el más pesado de los elementos; mientras las aguas son más livianas que ella, razón por la cual se encuentran sobre la tierra. El aire es más liviano que el agua y esto hace que se halle sobre la superficie de las aguas, y el fuego es más liviano que el aire.

Por cuanto que éstos son elementos básicos de todos los cuerpos que se encuentran bajo el firmamento, resulta que se encuentra cada cuerpo, desde el hombre hasta la bestia, los animales, las aves y los peces, la vegetación, los minerales y las piedras, compuesta su materia de fuego, aire, agua y tierra. Estos cuatro elementos se mezclan y sufren mutaciones en el momento de la simbiosis, hasta que cada uno de ellos no es semejante a como era cuando se hallaba separado. Así en un cuerpo compuesto por ellos no se halla el fuego original de manera independiente, ni el agua original, o la tierra original o el aire original, sino que todo sufrió mutación y se hizo un cuerpo distinto.

En cada cuerpo formado por los cuatro elementos se halla tanto el frío como el calor, la humedad como la sequedad al mismo tiempo. No obstante, hay cuerpos en los cuales predomina, por ejemplo, el elemento fuego, como los seres vivos, en los cuales se evidencia mayormente el calor. Hay otros cuerpos en los cuales predomina el elemento tierra, como en las piedras, y en ellos se percibe mucho más la sequedad. En otros cuerpos el elemento predominante es el agua, y en ellos se distingue abundante humedad. Según este sistema se hallan cuerpos más calientes que otros, también calientes, así como cuerpos más secos que otros, también secos. Además existen entidades corporales en las cuales se percibe el frío únicamente o la humedad únicamente; del mismo modo hay cuerpos que presentan en igual medida frío y sequedad, o calor y sequedad, o calor y humedad. Según la cantidad mayoritaria elemental, se percibirá el desarrollo y naturaleza de aquel elemento en el cuerpo en cuestión.

[3] Todo cuerpo compuesto de estos cuatro elementos finalmente se corrompe (*): hay algunos que se corrompen después de un breve lapso de tiempo, y hay algunos que se corrompen después de mucho años. Todo aquello que está compuesto de estos elementos es imposible que no se corrompa, e incluso el oro o el rubí se corrompen y retornan a sus elementos, de tal modo que parte de él vuelve al fuego, parte al agua, parte al aire y parte a la tierra.

(*) Se desintegra, término técnico que indica que los elementos se separan.

[4] Debido a que todo cuerpo corrompible se separa según estos elementos, entonces cabe preguntar por qué se dice al hombre: “Al polvo volverás” (Génesis 3:19). El motivo es que su naturaleza es mayoritariamente de tierra. Además no todo ente corrompible cuando se separa vuelve inmediatamente a estos cuatro elementos, sino que suele corromperse y transformarse en otro ente (se desprende de una forma y adquiere otra. N. del T.); no obstante el proceso termina cuando vuelven los cuerpos a los elementos, siendo un ciclo permanente.

[5] Estos cuatro elementos cambian uno en otro constantemente, en parte, pero no totalmente. Es decir: una parte de la tierra que está cerca del agua cambia, se erosiona y termina transformada en agua. Así parte del agua, cuando están próximas del aire sufren procesos de evaporación y mutan en aire; del mismo modo el aire, su proximidad con el fuego lo transforma en fuego. El fuego, su parte cercana al aire lo concentra y lo transforma en aire. El aire, su parte cercana al agua lo licua y lo hace agua. El agua, su parte próxima a la tierra se solidifica y muta en tierra, y este último proceso de mutación es lento, acorde a la extensión del mar. No ocurre que todo un elemento cambie hasta que se haga todo el agua, aire, o todo el aire, fuego, ya que es imposible que se anule alguno de los cuatro elementos; sino que el proceso consiste en que una parte del fuego cambie en aire, y una parte del aire en fuego. Así este tipo de mutación se encuentra en estos cuatro elementos con un ciclo permanente.

Los cuatro elementos surgen de un único elemento. Esto está aludido en el versículo, “Y un río fluye del Edén para regar el Jardín; de allí se divide y se transforma en cuatro ríos principales”. Esto es, existe una única fuente que se divide en cuatro: los cuatro elementos. Este único elemento es el Tzadik, la persona recta por cuyo mérito se mantiene el mundo, como en (Proverbios 10:5) “El Tzadik es el cimiento del mundo”. Él se asemeja al “ápice de la Iud,” la fuente de las cuatro letras del Tetragrámaton (ver Likutey Moharán II, 67). Este elemento es llamado el iesod hapashut, el “elemento simple,” pues, en su origen, todo está unido como uno y sin diferenciación.

Todo en el mundo está compuesto por cuatro elementos básicos. Cada elemento contiene trazas de los otros tres, aunque sea en una proporción microscópica. Así, domem (mineral) tiene el elemento “tierra” como su principal componente, pero es posible encontrar dentro de él trazas de “agua,” “aire” y “fuego”. La existencia continua del mundo se basa en la apropiada combinación e interacción de dichos elementos.

Cada elemento es radicalmente diferente en su estructura respecto de los otros, pero Dios en Su infinita sabiduría los creó de manera tal que puedan coexistir y mantener la vida en una casi infinita gama de combinaciones mientras aquello que ellos sostienen se encuentre con vida. Cuando su “vida” termina, los elementos se dispersan, creando una situación conceptualmente similar al “Mundo de la Separación” (ver también Rambam, Hiljot Iesodey HaTorá 4:3). Así, es la fuerza de vida la que une y mantiene juntos estos elementos dispares permitiendo que el hombre pueda existir.
Esta fuerza de vida es el elemento único, el Tzadik, quien ha ascendido por sobre la materialidad de este mundo. Él actúa como un puente entre lo espiritual y lo físico y puede por tanto trasmitir vida espiritual al mundo físico.

En su fuente (que es el elemento único, el Tzadik), los cuatro elementos son en verdad uno conceptualmente, el Mundo de la Unidad compartiendo una coexistencia e interacción pacífica.
Y aunque dejen su fuente, mientras continúen recibiendo la fuerza de vida del Tzadik, los cuatro elementos existirán en perfecta armonía.
Sólo cuando por alguna razón los elementos son separados de su fuerza de vida, su armonía se desintegra. En este punto, comienzan la degeneración y la disfunción, que llevan a la enfermedad y al sufrimiento…

Aunque cada persona está constituida por los cuatro elementos, hay cuatro raíces principales, correspondientes a las cuatro letras del Tetragrámaton. Cada individuo tiene su raíz en una letra particular más que en las otras. Y correspondiendo a esto, se encuentra enraizado también en el elemento específico y en el rasgo de carácter que deriva de esa letra. A esto se debe la tremenda diferencia que encontramos en el temperamento de la gente. Algunos temperamentos tienen su raíz en el fuego, otros en el aire, algunos en la tierra y otros en el agua. Lo más importante es armonizar sus diferencias, pues cuando se hace hincapié en la diferencia más que en la armonía, la lucha y el conflicto se vuelven la norma y las personas se oponen unas a las otras. Esta controversia reverbera en sus elementos básicos, causando así una desarmonía Arriba. Como resultado, el mundo sufre destrucción y enfermedad.

La fuerza principal para controlar y armonizar estas diferencias se encuentra en el elemento único, en el Tzadik. Él sabe cómo establecer el equilibrio apropiado entre los diferentes elementos de su dominio. Esto trae armonía y paz a cada individuo y a la humanidad en su totalidad. Este es el nivel del Pacto de Paz otorgado a Pinjas. Habiendo alcanzado este nivel, Pinjas nunca murió, sino que, en su encarnación como el profeta Elías, ascendió al cielo en una carroza de fuego (Likutey Halajot, Matzranut 4:1-3).

El Tzadik es aquél que ha trascendido el “Mundo de la Separación” (correspondiente al Arbol del Conocimiento del Bien y del Mal) y se ha conectado al “Mundo de la Unidad” (el Arbol de Vida). Habiendo armonizado sus elementos, se ha vuelto el elemento único que unifica a todos los demás.

a desde los relatos de la Creación en el Génesis capítulos 1 y 2, vemos la presencia de estos cuatro elementos de una forma muy clara y D-os con su palabra hace que estén todos presentes. D-os crea la Tierra y la separa de las aguas, Su espíritu está en el viento y el aire que recubre su creación y el fuego aparece como luz, o como el sol.

En cada festividad judía podemos ver la presencia de estos elementos, por ejemplo en Pésaj narramos la historia de liberación de nuestro pueblo que comienza con la aparición de D-os a Moisés en la zarza ardiente (fuego), las plagas que afectan la tierra, el agua y el aire. Sucot nos relaciona con la Tierra, con el camino del pueblo de Israel en el desierto que era guiado por una columna de fuego, la Sucá nos tiene que permitir ver las estrellas en el cielo (aire), las cuatro especies y el sjaj (techo de la Sucá) están tomados de la tierra. Cada semana en nuestro calendario recordamos la presencia de estos cuatro elementos en el Shabat. Este día sagrado inicia con el encendido del fuego de las velas y finaliza con el fuego de una vela trenzada. En la Havdalá olemos especies aromáticas que nos recuerdan nuestra neshamá yetera, el alma suplementaria que recibimos ese día (representa el aire, nuestra respiración, lo más espiritual en el mundo material: los aromas). A través de la mesa de Shabat con su mantel blanco que nos recuerda el maná que caía del cielo y a través del pan (jalá) en la mesa nos relacionamos con la creación que comenzó con la separación de las aguas de arriba de las de abajo. Este día de unión familiar concluye cuando se ven las primeras tres estrellas.

Como vemos los cuatro elementos están muy presentes en la vida judía, en nuestras festividades y en el ciclo de vida judío. El retorno a la tierra de Israel y tener nuestra propia Mediná, nos conectó nuevamente con un elemento del que estábamos alejados y ahora podemos disfrutar y celebrar.

 

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4 comentarios en «Los 4 poderosos los 4 elementos Yad LaKala»

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