Dicen que cada uno cuenta de la feria como le va en ella y definitivamente la profesora Maia Ajzen es el ejemplo de cómo debemos enfrentarnos a la vida.
Maia nació en París en 1931, hija de padres polacos que estaban a favor de los derechos de los trabajadores y que fueron parte del Bund. Ahí vivió cinco años, cuando la familia emigró a México y comenzaron una nueva vida, salvándose de todos los horrores del Holocausto, pero perdiendo a muchos de sus familiares quienes no lograron salir a tiempo de Europa.
Ya en México los padres de Maia le fomentaron el respeto por cada persona, sin importar sus creencias religiosas, posturas políticas o nivel socioeconómico. Valores que Maia ha conservado y fomentado en su propia familia hasta la fecha.
Ya casada con el Sr. Gil “Henik” Ajzen Warman y con sus hijos en la escuela, Maia le dijo a su esposo que “se aburría como ostra” en la casa, por lo que entró al Seminario de Maestros de Yiddish y Hebreo con la finalidad de convertirse en maestra de yiddish, lengua en peligro de extinción, y de enseñar Historia Judía.
Fue profesora en el Nuevo Colegio Idish y en el colegio Yavne por muchos años. En la enseñanza encontró su más grande pasión y contagió de su entusiasmo a sus alumnos y compañeros de trabajo. El amor por el yiddish, con el que tenía una relación personal por sus raíces judías y su conocimiento de la historia del pueblo judío hasta la actualidad la ha llevado a seguir compartiendo su conocimiento aún en medio de esta pandemia, colaborando con el Centro Deportivo Israelita en donde cada semana ofrece charlas de estos temas de gran interés tanto para judíos como para no judíos.
De la Sra. Maia Ajzen podemos llevarnos grandes lecciones. La primera es que, sin importar nuestro credo, inclinación política, color de piel o ideología, todos merecemos respeto y debemos aprender a ser empáticos con los demás, comprender sus situaciones y ayudarlos a vivir de manera más feliz y justa siempre que esté a nuestro alcance.
El amor por nuestras raíces y nuestra historia debe llevarnos a compartir nuestro conocimiento. Una de las más grandes aportaciones de Maia Ajzen ha sido la difusión y enseñanza del idioma yiddish, que cada día cuenta con menos hablantes. Este idioma es parte de ella y lo habla y comparte con orgullo y disposición. En palabras de Maia “De qué nos sirve tener tanto conocimiento en los libros si no lo ofrecemos a las nuevas generaciones. Debemos compartir lo que aprendemos, para que todos lo sepan”.
Maia definitivamente vivió una vida excepcional e interesante, rodeada de personalidades que a todos nos llaman la atención como Frida Kahlo, Trotsky y Diego Rivera de quien “aún puedo sentir su mano en mi mejilla”. A pesar de que es poco probable que nosotros frecuentemos personajes tan interesantes, es la actitud personal la que hace la diferencia. La Señora Maia es una mujer alegre, entusiasta, dulce y con un espíritu joven y apasionado, que al contar la historia de su vida la presenta como su gran aventura.
Hoy, al ver a Maia, me doy cuenta de que así debemos enfrentar la vida, sin miedos, con esperanza, entregándonos a los demás y procurando hacer de este mundo un lugar mejor para todos. Ojalá todos, con el paso del tiempo, podamos voltear hacia atrás y ver nuestra vida con la misma satisfacción que esta gran mujer, de quien tanto podemos aprender todavía.
¿Te gustaría conocer mejor a la Sra. Maia Ajzen? Consulta su historia detallada en: https://diariojudio.com/comunidad-judia-mexico/maia-vida-y-obra-de-una-lererke/354257/
Mis respetos a esta gran señora, ejemplo de actitud ante la vida, superación y amor. Felicidades
Mi respeto y admiración por la Sra Maia Ajzen, gran ejemplo de vida a seguir , gracias
Mi cariño y respeto por mi queridisima colega Mayita,un gran abrazo.
Una vida plena y completa con un legado generacional.
Gran persona en un pequeño estuche.
Un saludo a toda la familia.
Que no sepan de penas.
Aarón & Esther
Mi familia tuvo el honor de tenerla cerca y aprender mucho de ella. La mantendremos presente como hasta ahora. Se te extraña lererke!