Son pocos los momentos en nuestra vida en que convertimos horas de rutina en instantes inolvidables y mágicos, en momentos que le dan un mayor significado y razón de Ser a nuestra existencia.
Hace tan solo unas horas, tuve el privilegio, junto con al menos otros 16 hermanos del alma, y muchos otros seres distintos y lejanos, de cumplir uno de estos momentos en realidad.
Aunque realmente al llegar a nuestro encuentro todos, difícilmente conocía yo a una o dos personas, abordamos las camionetas con una misión en común y esto nos convirtió rápidamente en complices.
No podía pasar mas tiempo, el tráiler repleto que habíamos cargado en el CDI nos esperaba ansioso de que lo vaciaramos, y así inmediatamente nos dedicamos( junto con unos deliciosos chilaquiles ) a descargar y dividir la carga para nuestros dos equipos, y en poco tiempo ya estábamos en 2 rumbos distintos para atender a las primeras 6 comunidades.
Todo fue mágico, el sentimiento aflora, la gente y sobre todo los niños, Cuantos Niños! Con un expresión de agradecimiento y de amor que yo jamás había percibido.
Queda Claro que nosotros recibimos mucho mas de ellos que ellos de nosotros.
Y si pudiera, quisiera repetir esos instantes todo el tiempo! Y el cansancio no llega porque la recompensa es maravillosa.
Y ver que lo material pasa a segundo término y captar la fabulosa capacidad de asombro de esos niños que tan solo con una sonrisa y un cariño los conquistas.
840 Despensas, cubetas, 500 pares de zapatos, más de 400 consultas médicas y mucha luz para muchos que tan solo saber que alguien piensa en ellos les cambia la vida.
Gracias a mis hermanos de Cadena, de Ometepec y a todas esas comunidades Indígenas, los cuales me tocaron todos y cada uno de ellos en mi corazón.
No paremos, hay mucho por hacer.
-Ari Fascovich, Voluntario “Mano a Mano” Ometepec, GRO. 2013
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