Mensaje de Yom HaAtzmaút – 72 Aniversario de la Independencia de Israel Tal Yifraj: un ejemplo de heroísmo para este Yom Hazicarón

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Queridos amigos:

El Estado de Israel llega a sus 72 años de vida. Es el máximo logro del pueblo judío moderno, sustentado en el trabajo de millones y en el sacrificio de miles – cientos de miles. Cerca de 24.000 caídos y cientos de miles de heridos – con el daño emocional, brutal, que unos y otros ocasionan en todo el pueblo de Israel que construye el Estado Judío día a día – son el precio tremendo que hemos tenido que pagar como pueblo por la recuperación de nuestra vida nacional en nuestra Tierra Ancestral.

Cada caído y cada herido son verdaderos héroes de todo un pueblo, nuestro pueblo. Sin ellos, la presente realidad de nuestra renovada vida nacional sería apenas un sueño… una esperanza más en tantos siglos de anhelos y plegarias. Los caídos, recordados en Yom HaZicarón leJalaléi Maarajot Israel, el Día de la Recordación por los Caídos en las guerras de Israel, dejan padres, madres, hermanos, hijos, familias, novias y novios y amigos sumidos en dolores indescriptibles – y apenas expresados, en la necesidad de continuar generando vida en el Estado de Israel. Esos héroes son gente como nosotros – jóvenes como nuestros propios hijos. Tenían planes a futuro; estudiaban, trabajaban, amaban a los suyos… hasta que en alguna batalla el enemigo acabó con sus vidas, privándonos a todos – pero especialmente a sus familias – de todo lo bueno, creativo, tierno, generoso, verdadero y constructivo que había en ellos.


Tal Yifraj, Z”L, fue uno de esos seres maravillosos que evocaremos – y lloraremos – en este cercano Yom HaZicarón. Se trata de una macabeo de pura cepa, quien desde niño ingresó a Macabi Tzair en Rishón leTzión Maarav, mostrando múltiples cualidades, un deseo de activar permanente, una capacidad de liderazgo a toda prueba junto a una humildad que engrandecía al resto de sus virtudes. Tal tocaba la guitarra, también; era un alumno distinguido, y un atleta aceptado a la academia de Atletismo – entre 400 postulantes. Su profesor de atletismo lo recuerda como “un estudiante tranquilo, sonriente y que se expresaba libremente, que amaba la actividad física y tenía habilidades cognitivas muy altas”, que se esforzaba por cumplir todas y cada una de las metas que se le demandaban, sin aminorarse por falta de experiencia, dolor físico o cualquier otro desafío.

Tal fue un amigo generoso, sincero, verdadero… y también un romántico, que comenzó a noviar con Noam, el amor de su vida, desde los 17 años y hasta que partió de este mundo. Entre los tantos gestos de amor, uno – el más simpático: después de una discusión entre ambos, Tal tomó su guitarra, se acercó al edificio donde Noam vivía… y le hizo una serenata frente a su ventana – ¡en el séptimo piso! Ése era Tal; así de expresivo; así de amoroso.

Tal fue un hijo y hermano profundamente amado. Era tan generoso con su amor – especialmente con su hermana Noy, con quien tenía una diferencia de edad de poco más de un año… Él era la luz de sus padres junto a su hermana, que veían en su tesón, su amor para todos, su ternura, una de las razones centrales de su alegría.

Tal era un patriota. Antes de ser reclutado en las Fuerzas de Defensa de Israel, Tal tuvo la opción de servir en el ejército en la unidad de los atletas, sin peligro alguno. Él se rehusó. Tenía los valores de su familia y de su Movimiento Juvenil Maccabi HaTzair. Tal eligió ser un soldado combatiente.

El 21 de noviembre de 2011 inició su servicio militar que incluyó un largo curso de combatiente de la unidad de Elite “Egoz”, que duró un año y cuatro meses. Durante el difícil período de entrenamiento, su familia casi nunca lo vio. Solo una vez al mes llegaba a su casa, cansado… pero siempre sonriente, lleno de ropa sucia. En una de sus misiones, ya como combatiente activo, Tal se lesionó en la rodilla y, durante unos cuatro meses, tomó medicamentos y se sometió a fisioterapia. Tal deseaba regresar con sus amigos combatientes, para cumplir junto a ellos con sus responsabilidades militares, sirviendo a los demás como en todo lo que hizo durante su vida. Se entrenó, corrió, por propia decisión dejó de tomar sus medicamentos… y se curó casi por completo. Tal estaba decidido a regresar a su equipo, a la compañía de combatientes. Él renunció al ofrecimiento del ejército de ser relevado de sus responsabilidades de combate, eligiendo continuar con quienes eran los suyos y que veían en él a un líder natural, compasivo, comprometido y siempre humilde – fue sólo posterior a la muerte de Tal que su familia se enteró, por los compañeros de Tal, que él había sido condecorado en la Brigada Golani por sus servicios en la Unidad “Egoz”… información que mantuvo modestamente en secreto… como las múltiples acciones de alto riesgo en las que había participado – intentando, además, evitar la preocupación de sus padres en toda ocasión.

En mayo de 2014, la Unidad Egoz se instaló en Kerem Shalom, frente a la Franja de Gaza. Allí continuaron los entrenamientos de Tal y sus compañeros, con la conciencia de que se avecinaba una guerra inminente en la zona. En el inicio de la Operación “Tzuk Eitán” en la Franja de Gaza contra la agrupación terrorista Hamás, la Unidad Egoz fue movilizada para la acción. La operación comenzó el 8 de julio con ataques aéreos, y nueve días después se lanzó el ingreso terrestre de unidades – incluyendo al de Tal –, en misiones realizadas hasta la conclusión de la operación a finales de agosto.

El 20 de Julio de 2014, unos minutos antes de entrar al combate en Gaza, Tal llamó a su familia. Resuelto, les dijo que todo estaría bien y que no había nada de qué preocuparse; que su responsabilidad era defender a la Patria – y que eso era lo que él había elegido.

Sus compañeros de lucha dijeron que antes de la entrada a Gaza, había una tensión palpable en el aire y mucha angustia. Tal, entonces, hizo que todos bailasen, repartiendo alegría y fortaleza. Una vez más derrochando su temperamento feliz, puro; su corazón lleno de amor y de paz.

En la madrugada, durante el desarrollo de la operación, Tal cayó en la tremenda batalla de Sajayía – quizás la más sangrienta de todas las luchadas en “Tzuk Eitán”, desde un área plagada de túneles destinados a masacrar a la población civil israelí. Junto a él murió su compañero y amigo, el sargento Yuval (Yuvi) Dagan. Catorce valientes combatientes resultaron heridos, incluido el Comandante de la Unidad “Egoz”, herido de alta gravedad. Ese día Tal y sus compañeros cumplieron con su importante misión, asegurando la continuidad de la vida de los ciudadanos del Estado de Israel.

Ese 22 de Tamuz de 5772, 20 de Julio de 2014, el Sargento Primero Tal Yifraj murió a sus apenas 21 años. Fue enterrado en el cementerio militar de Rishón LeTzión. Le sobreviven sus padres, hermana, dos medios hermanos – Daniel y Michael… y, también, su novia Noam.

En la lápida de Tal, su familia grabó el versículo:

“אֶהיה כַּטַּל לישראל, יִפרַח כַּשושנה ויַך שָׁרָשׁיו כַּלְבָנון”
(הושע יד פסוק ו)

“Seré como rocío (Tal) en Israel, florecerá (yifraj) la rosa y ahondará sus raíces como el cedro del Líbano” (Hoshea XIV, 6).

Desde la muerte de Tal, Maccabi Tzair Israel honra cada año su memoria con varias actividades, reconociendo y ponderando su liderazgo macabeo. La madre de Tal, Aviva, y su hermana, Noy, siempre se unen a esos eventos, continuando con los mensajes de amor que fueron tan propios de la vida de Tal.

Medinat Israel es el tablero de ajedrez de nuestra Nación: una Nación levantada con un enorme sufrimiento y esfuerzo – con casi 24.000 caídos en batallas de defensa de la patria y víctimas del terrorismo -, que vivió la privación por 3 décadas, y que es, hoy, uno de los países más avanzados del planeta. Celebremos sus 72 años de vida valorando el sacrificio que significó y significa asegurar su existencia, y reconociendo la redención histórica y divina que su establecimiento trajo a nuestro pueblo, tantas veces diezmado y perseguido.

Que tengamos todos la dicha de ver a nuestro pequeño Gran Estado siempre floreciente, creciente, fortificado con nuestra presencia concreta y física, y en paz, con la aceptación por parte de las Naciones del mundo del retorno del pueblo judío a éretz Tzion viyrushalaim, a la Tierra de Sión y Jerusalem –
Capital Eterna de nuestro pueblo -.

Quiera Dios bendecir al Estado de Israel,
que marca el inicio de nuestro renacimiento nacional,
de nuestro orgullo recuperado,
de nuestro futuro cierto como pueblo

¡JAZAK VE’EMATZ!

RABINO CARLOS A. TAPIERO
Vice-Director General & Director de Educación
Unión Mundial Macabi

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