Nuestra Comunidad cumplió 100 años y quisimos reinventarnos para darle le bienvenida a los próximos 100.
Cada nueva etapa requiere cambios importantes y para este rediseño la riqueza cultural y la evolución son dos elementos clave, por ello partimos de un elemento que es visible en todos los espacios de la comunidad y que puede volverse un sello identitario sin dejar de lado el símbolo principal del judaísmo dándole asi un significado en el que convergen pasado y presente.
La flor representa la vida y la esperanza y los círculos son un signo de continuidad y perseverancia.
Los trazos redondos en la estrella de David añaden un toque más humano y flexible. Estos elementos fluidos y orgánicos representan la unión comunitaria y la continuidad. Al igual que las flores que crecen incluso en la adversidad, nosotros evolucionamos y nos adaptamos sin olvidar nuestro origen.
Para los colores se utilizó de base una página de la Biblia de Burgos (también llamada “Damasco Keter”), desarrollada en Burgos, España, 1260. Manuscrito iluminado sobre pergamino del Pentateuco, en hebreo que actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional de Israel, Jerusalén.
También se tomó como referencia la estética de las antiguas juderías en España, Sefarad
El cambio es significativo pero queremos resignificar nuestro pasado y transmitirlo a las nuevas generaciones para seguir caminando hacia el futuro y que nuestro origen nunca sea olvidado.
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