El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) reconoce la trayectoria y calidad en la obra del pintor y escultor Pedro Friedeberg y anuncia la entrega de la Medalla Bellas Artes. La ceremonia se llevo a cabo en la Sala Fernando Gamboa del Museo de Arte Moderno (MAM), a las 19:00 hrs. La presentación será realizada por el Arquitecto Fernando González Cortázar.
Pedro Friedeberg nació en Florencia, Italia, el 11 de enero de 1937. Llegó a México en 1939 y en 1957 ingresó a la Universidad Iberoamericana, donde inició su formación como arquitecto. Ahí conoció a Mathias Goeritz, quien dirigía el grupo denominado Los Hartos, al cual se integró en 1961. Dejó la carrera de arquitectura y se matriculó en artes plásticas en la misma universidad. En 1959 realizó su primera exposición.
En palabras del artista: “Hay mucho que ‘leer’ y ‘estudiar’ en la mayoría de mis cuadros. Y es que la mía no es una obra que se vea de golpe, como ocurre en exposiciones de artistas mexicanos muy connotados […] Conmigo ocurre que la mayor parte de las personas entra y permanece largo rato tratando de penetrar el misterio la quintaesencia de cada cuadro. No veo el caso de producir obras que pasen inadvertidas o de que el espectador bostece por estar viendo lo mismo desde hace no sé cuántos años”.
Ha recibido diversas becas y premios, entre los que destacan: la Bienal de Córdoba, Argentina (1966), Exhibición Solar México (1967) y la XI Biennale of Graphic Works, en Tokio, Japón (1984). En el 2009, el Museo del Palacio de Bellas Artes reunió gran parte de su obra en la exposición Pedro Friedeberg: arquitecto de confusiones impecables. Del mismo modo se publicó el catálogo Pedro Friedeberg, que reúne una revisión exhaustiva de la vida y obra del artista. Fue editado por Deborah Holtz y Juan Carlos Mena. Incluye ensayos de James Oles y Jeffrey Collins.
“Me sorprende que hoy en día los jóvenes estén considerando mi obra como una innovación y calificándola como arte retro, una de las muchas ‘tendencias’ artísticas más recientes. Esto me parece maravilloso porque significa que me he alcanzado a mí mismo o, como dicen los estadounidenses cursis y sus múltiples discípulos, que me he realizado o encontrado a mí mismo.
“No creo que haya muchos pintores que tengan la fortuna de que esto les suceda, menos aún sin proponérselo”, declaración de Pedro Friedeberg, citado en el catálogo.
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