Salomón Chertorivski presidirá el Consejo Consultivo Ciudadano Nacional de MC

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Salomón Chertorivski presidirá el Consejo Consultivo Ciudadano Nacional de MC. Aspira a ser un espacio independiente para que sociedad, académicos y personajes relevantes de nuestro país tengan voz, para que su conocimiento e ideas se escuchen y se utilicen en las decisiones de Estado, legislación o diseño de políticas públicas y ocupar el vacío que deliberadamente ha generado este gobierno.

Les compartimos el discurso donde acepta la responsabilidad:

INICIO DE LOS TRABAJOS FORMALES DEL CONSEJO CONSULTIVO CIUDADANO


Salomón Chertorivski W.
Presidente del Consejo
Museo Memoria y Tolerancia
Ciudad de México
28 de mayo de 2019.

Compañeras y compañeros, muy buenas tardes.

Me corresponde tomar la palabra -sobre y antes que todo- para agradecer. Expresar mi gratitud en muchas direcciones.

En primer lugar, a mis colegas Consejeros que hoy, no sólo  han aceptado formar parte de un experimento técnico y político inédito sino que encima, me abruman con el vasto honor de votarme a mí, como Presidente del Consejo Consultivo Ciudadano Nacional, órgano estatutario de Movimiento Ciudadano. Me honra mucho que personas a las que aprecio y admiro desde hace mucho tiempo, hayan tenido la generosidad de aceptar y hacerme el honor de compartir los trabajos fundadores de este Consejo.

En segundo lugar, al Senador de la República, Coordinador Nacional de Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda, por proponerme ante un grupo tan significativo. Aprecio enormemente su doble confianza, hacerme su propuesta en tanto Consejero y Presidente de este órgano que, usted bien lo ha calificado, único e inédito en el concierto público de México. Muchas gracias Clemente.

Al Consejo Nacional de Movimiento Ciudadano, por supuesto, instancia a la que pertenecen varios de los integrantes que hoy nos acompañan: Senador Dante Delgado, Diputado Tonatiuh Bravo, Diputada Mara Robles, Diputado Salvador Zamora y Maestro Jorge Álvarez Maynes. Gracias a todos por permitirme trabajar e ir en busca de las y los mejores mexicanos, y por elegirme para ser propuesto ante los Consejeros que hoy nos acompañan.

No me cansaré de señalar el acierto y la generosidad que Movimiento Ciudadano ha tenido de ofrecer una plataforma para las voces imprescindibles. No conozco otro partido que haya tenido el arrojo para proveer la investigación y opinión libre e independiente que partidos, gobiernos y opinión pública, deben escuchar.

No regateo el reconocimiento a Movimiento Ciudadano cuyos  legisladores y gobernantes serán los primeros en conocer los frutos del Consejo; pero por supuesto el Consejo le hablará, siempre y todo el tiempo, a toda la sociedad mexicana, con propuestas nuevas y viables a toda el país.

Y como ha dicho Clemente Castañeda: este Consejo no es para pensar en Movimiento Ciudadano, es para pensar a la nación.

Gracias a nuestros invitados especiales, otras tantas personalidades relevantísimas, por aceptar con entusiasmo estar aquí, hoy, para testificar los trabajos del Consejo y así, espero, para la próxima, animarse a entrar al Consejo a pleno derecho.

***

Pero basta de protocolos.

¿Por qué nace este Consejo precisamente ahora en el México del año 2019? Porque atravesamos por una coyuntura que es, igualmente única, inédita, inquietante.

Es una circunstancia que ha traído la nueva administración federal y su dominio en el poder legislativo federal. Es dueña de muchos rasgos pero importa subrayar tres:

  1. La deliberada decisión de ignorar a la sociedad civil y a otros personajes relevantes y representativos de nuestra sociedad.
  2. El vacío deliberado para no escuchar, ni al conocimiento ni a la ciencia ni a la inteligencia disponible del país.
  3. La decisión de no buscar ni propiciar el diálogo con los diferentes, con los muchos diferentes; el ánimo derogatorio contra lo diverso, el desdén por la pluralidad política real.

Pero no hay decisiones de Estado ni políticas públicas democráticas que puedan prosperar sin esos componentes. Así que esos vacíos constituyen un hecho grave de nuestro presente.

Pues bien, compañeras y compañeros: el CCCN nace en respuesta a esa situación y ofrece una primera plataforma para que esas dimensiones imprescindibles –sociedad civil, conocimiento y pluralismo- sean recuperadas en todas las decisiones del Estado y las políticas públicas de los siguientes años.

Debo ser enfático: estos vacíos no los creó el gobierno de López Obrador. Comenzaron a expandirse como maleza en el gobierno del Presidente Peña, pero el actual mandatario no corrigió y lo que es más, lo profundizó y lo agudizó dejando a cientos de miles de mexicanos relevantes sin voz, afuera del espacio público.

Insisto, como ya lo hizo el Senador Clemente Castañeda: el CCCN quiere llenar los grandes vacíos que deliberadamente se han producido en los primeros meses de este gobierno, pero al mismo tiempo tender puentes constructivos para producir un nuevo clima público de México.

***

Pero abrir espacio a la ciencia, a la sociedad civil y al pluralismo mexicanos sería imposible, si no son convocados y guiados, precisamente por personalidades que representen claramente a la ciencia, la sociedad civil y el pluralismo, es decir, por gente como ustedes.

Todos y cada uno de nuestros Consejeros, y los que nos están haciendo falta, son personalidades hecho al calor del trabajo y del esfuerzo en la vida científica y en la vida pública, y han demostrado una y otra vez su compromiso auténtico con las mejores causas del país.

Personas líderes en su campo, trayectorias probadas, causas relevantes, que hemos venido a escuchar, porque nadie como ustedes conoce tan profundamente los temas cardinales en los que se juega el presente y futuro de México.

Los temas que este Consejo abordará son de una triple naturaleza. No serán temas colaterales secundarios, sino los temas decisivos de México. Serán los temas que han tenido una respuesta equivocada en este y en los anteriores gobiernos, y finalmente los temas que han sido ignorados o minimizados por la actual administración.

Los ejemplos están a la vista: salud e infraestructura han recibido una respuesta equivocada. Medio ambiente, ciencia y cultura han sido relegados y minimizados al máximo (como los centros de investigación científica e incontables proyectos de investigación),

Es urgente que México escuche y escuche claro y fuerte los diagnósticos y las alternativas a esos asuntos en los que nos va la vida. Las Comisiones que se formarán en unos minutos, serán el soporte inicial de esa empresa.

***

Rumbo al final solo un par de reflexiones que debo dejar justo aquí, en esta sesión de instalación.

Compañeras y compañeros: a estas alturas resulta bastante claro que el Poder Ejecutivo federal sabe muy bien lo que va a hacer en el terreno político que para él, es lo que de verdad importa. Sus decisiones no son “errores”, ni palos de ciego. Nos guste o no, sabe bien a donde va, qué es lo que quiere y como lo quiere.

Pero para alcanzar sus propósitos subraya, cada mañana, todo lo que nos separa, confirma todos los días, ese ustedes y nosotros en el que se quiere convertir a la sociedad mexicana.

Pues bien, si ese escenario se impone, los valores elementales de la convivencia se disuelven. Diálogo, pluralismo, autonomía, objetividad, verosimilitud o imparcialidad quedan mal vistos. Son superfluos ante la voluntad acelerada y con prisas de un proyecto que quiere reconfigurar –resetear-  a la nación plural que somos.

Reconociendo los sucesos del mundo, me pregunto si acaso, nos conformaremos con ese destino para México. A cualquier parte que miremos, de sur a norte, de este a oeste, vemos escenarios de odio, enfrentamientos, extremismos, polarización, competencia brutal, descarnada y salpicada de mentiras que sistemáticamente convoca a la violencia. Casi en todas partes, los extremistas se imponen sobre los moderados, los de centro, de modo que, poco a poco, el acuerdo y la negociación dejan de ser opciones valiosas en sí mismas.

En la lucha de todos “los demás” contra los buenos, salen beneficiados los extremos y nadie parece dedicado a encontrar lo que nos puede unir, ni conducir las aspiraciones a través de las instituciones democráticas, que pierden utilidad y sentido.

Y aún más: en la continua evaporación de la moderación, cada vez menos ciudadanos preservan el interés genuino por conocer lo que piensan aquellos, los que se hayan en el otro lado o los que no están en ninguno de los irreconciliables bandos.

A esos ciudadanos hay que hablarles. No a los nostálgicos de la hegemonía tecnocrática, no a los iracundos impermeables a la razón que sea, sino a los que no se conforman con el continuo zarandeo y polarización del ánimo público.

A esos ciudadanos quienes no se sienten salvadores ni quieren formar parte de ninguna gran transmutación, sino de los que buscan cambios sin poner en riesgo lo que de todos modos forma parte de un patrimonio de todos (los servicios y los institutos de salud; las redes de la conservación ambiental; la infraestructura crítica que hace funcionar a este país; el servicio exterior mexicano; las elecciones limpias y bien hechas y un largo etcétera).

Creo que este Consejo debe tener la capacidad para leer el discurso extremo y darle una respuesta hilvanada, más allá del “caso por caso”. Una pulsión racional frente a las emociones voluntaristas y al cabo, incumplibles.

Estamos convocados a tender muchos puentes en muchas direcciones. A animar la comprensión, discusión y solución de nuestros graves problemas, a construir, pues, un Consejo con mucho discurso.

Pues si seguimos en esta vorágine confrontada, son millones de personas las que se quedarán sin espacio, sin representación y sin voz simplemente mirando cómo se edifica nuestra irreconciliable división: contemplando la edificación de ese muro al que somos convocados cada día.

***

En resumen: lo que México necesita es un nuevo espacio que ofrezca un cause productivo al disenso, al desacuerdo y al descontento; un espacio que tenga la capacidad de representar al océano ciudadano, científico y plural excluido que sin embargo no quiere ser parte de ninguna épica batalla, como si viviéramos nuestro nativo Juego de Tronos. Un espacio que se proponga ser un interlocutor responsable para contener excesos y obligar a tomar en cuenta los temas decisivos, propios de un país justo y democrático.

O sea: necesitamos construir algo nuevo, comenzando por una potente voz racional cuya postura no sea el odio, la descalificación ni la defensa de intereses y privilegios del pasado.

Este es un punto crucial del que hemos hablado demasiado poco: mientras las élites no acepten que tienen una importante responsabilidad en la agudización o en la indiferencia frente a los problemas esenciales de México especialmente frente a la pobreza y la desigualdad, difícilmente se comprenderá el fenómeno político que nació en su contra.

No podemos ni debemos voltear para otro lado y hacernos de la vista gorda frente a la pobreza de las mayorías, la impunidad consentida o el mundo de la corrupción que causa vértigo y que fueron el fermento del triunfo de la coalición que ahora nos gobierna. Nuestro punto de partida es otro y empieza hoy y aquí.

Para colocar los primeros cimientos de Pensando en México, hemos ido en busca de voces que inspiren respeto y porten legitimidad, y creo que las hemos encontrado. Vamos por más.

Comencemos con plena conciencia de nuestra misión: si no resolvemos la gran división nos desafía, estaremos condenados a vivir no se cuántos años inundados de insultos, polarización enfermiza, desdén hacia los otros y soluciones rematadamente equivocadas.

A mi modo de ver, este es el ánimo al que debiéramos aspirar, en este día de fundación.

Muchas gracias.

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