Sobreviviendo el terremoto en Tokio

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art3742 1Tenia necesidad de escribirlo…

Japón era el tercer país que visitábamos, primero estuvimos en China, en donde pudimos ver como están convirtiéndose en la fábrica del mundo, como están apostando a su futuro y como ha cambiado tanto el país en tan pocos años, el ambiente era de trabajo, compromiso y lucha.

Después estuvimos en Singapur, desde el primer momento pude sentir una tranquilidad, alegría y animo en el ambiente, además de que el clima era muy agradable, pude asistir a un Congreso Educativo, en donde a partir del análisis del pasado, se ubicaba al estudiante, al maestro y a las instituciones hoy, pero mas que nada a proyectarse a FUTURO, se menciono tanto la palabra FUTURO, que pude sentirlo como una realidad inminente, casi lo tenia en las manos, hubieron presentaciones en las que participaron alumnos de 15 o 16 años, en donde hablaban de sus planes, yo estaba muy motivada y segura que aun sería testigo de muchos de los cambios que vivirá la humanidad en tantos ámbitos.


La cumbre terminó y quede saciada, con ganas de seguir adelante, de hacer algo por mi, por mi familia y mi entorno, cuantos planes, ¡cuantas ideas!

El último destino para nosotros era Japón, habíamos decidido terminar el viaje allí ya que era digno de visitarse, ademas estando tan lejos de México habría que aprovechar dicha oportunidad.

Desde el primer momento percibí un orden en todo, sentí que Tokio sin duda era una ciudad muy MODERNA, tenían todo controlado, el hotel en el que nos hospedamos hacia todo por nosotros, en el cuarto había un botón donde podía verse la temperatura exterior, el baño tenía diferentes ambientes de luz, de música, incluso el retrete al percibir que alguien se acercaba se abría solo, así empezó nuestro día en Tokio, caminamos por las calles, visitamos algunos templos, en donde se elogiaba principalmente a la naturaleza, fui sintiendo como a pesar esa modernidad, la gente conservaba una mística y respeto muy especial, recuerdo una explanada que visitamos ese día, en donde había una fuente muy grande, sus materiales y su forma eran muy modernos, sin embargo se encontraban el pasado y la modernidad, las fuerzas naturales y la humanidad creadora, la fuente alrededor tenía muchas piedras de río, podía escuchar además de como caía el agua una cascada de caída natural, la gente que estaba sentada en la explanada, había salido a comer su lunch, seguramente de las oficinas de los alrededores, pero las bancas en las que se sentaban, eran troncos de árboles, casi sin tallar, me parecía incomodo, pero ellos estaban muy a gusto, conectados con la naturaleza, en silencio, escuchando el agua caer, sintiendo algunos la sombra, otros los rayos del sol.

Nuestro paseo continuó por varios lugares, nos transportamos en metro, ya como a las 2.30 de la tarde estábamos bastante lejos de nuestro hotel y decidimos tomar un barco, el cual nos iba a dar un paseo explicándonos un poco del entorno, veríamos todo desde el agua, ya cuando íbamos a subirnos, me percate de que había una audio guía que no habíamos contratado, ya era demasiado tarde y pensé que no tendría que entender todo, simplemente me sentaría a disfrutar de la vista y por que no hasta dormir un ratito, el barco estaba cubierto por un techo transparente y cabrían aproximadamente 300 personas.

Al poco tiempo de haber salido, nos arrulló el movimiento, pero de repente abrí mis ojos porque oí que mucha gente hablaba de algo, parecía que habían encontrado algún animal del lado izquierdo en el agua, pero no, pronto me di cuenta que la gente señalaba varios postes de luz en un puente, se movían como si fueran de plástico, podría decir, viéndolos de lejos que casi un metro de lado a lado, pensé que era porque los coches pasaban sobre el puente, tal vez era cuestión de la modernidad de este país, el encargado de recoger los boletos le explicaba en japonés a la gente lo que pasaba, pero nosotros no entendíamos nada, además la gente se notaba interesada, mas no alarmada.

El barco siguió caminando, me entretuve viendo a algunos niños que caminaban de aquí para allá, a un grupo de turistas europeos platicando, pero de repente vi a lo lejos un edificio muy especial porque tenia en la parte mas alta una esfera enorme y atrás de ella estaba saliendo humo negro, muy negro y mucho, cuando escuche los helicópteros alrededor la zona fue cuando pensé que algo andaba mal, incluso pensé que posiblemente había habido un temblor, ¡claro, los postes el incendio, todo coincidía, pero nosotros no habíamos sentido nada!.

Para entonces ya habíamos llegado a donde terminaba el trayecto del barquito, al bajarnos vimos que casi toda la gente se dirigía a la oficina, estaban regresándoles el dinero del trayecto de regreso, el barco no iba a poder salir mas ese día, fue cuando escuchamos en español que había habido un temblor y temían que algo podía pasar en el agua.

Lo primero que vimos a lo lejos fue un hotel Inter Continental, decidimos caminar hacia allá, para luego definir que visitaríamos y que estación del metro debíamos tomar, al llegar al hotel, vimos a muchas personas en el lobby, con cobijas, en grupitos, incluso las camareras, entonces nos explicó un empleado que había habido un temblor, muy fuerte, tal vez el más fuerte que el hubiera sentido, decidimos tomar algo para esperar un poco, ver que rumbo tomaban las cosas y regresar al hotel, estuvimos como 40 minutos platicando los tres, tranquilos, me llamo la atención que en la mesa de al lado de la nuestra, estaban cuatro señores hablando, seguramente venían de ver alguna construcción, porque tenían cada uno a su lado un casco blanco, si eso era, eran hombres de negocios del ramo de la construcción.

Después de tomar un té volvimos al lobby, allí vi otras dos señoras con los mismos cascos a un lado, ¡OH OH! eran cascos de seguridad, por el temblor que había pasado.

Pensé que debía llamar a México y avisar que estábamos bien, eso era de una magnitud preocupante, decidí mejor mandar un mail ya que seguramente seguirían dormidos.

Salimos para buscar un taxi en la calle, pero el “Botones” del hotel nos alcanzó y nos dijo que creía que iba a ser muy difícil que era mejor que no saliéramos hoy, que habría mucho tráfico, ya que el metro en todas sus líneas no estaba funcionando y tampoco los trenes que van por arriba, nos dijo que llamaría un taxi, pero que esperáramos adentro y el nos avisaría, paso como media hora y el taxi estaba listo, pero cuando llegó ya habían varias personas afuera tratando tomarlo, el “Botones” les explicó que el lo había pedido y sin problema nos subimos.

El chofer nos anticipo que tal vez habría tráfico y tardaríamos un poco en llegar a nuestro hotel, a los pocos minutos de estar dentro del taxi sentimos como se movía de una forma extraña, ¿seria su coche o estaría temblando? cuando volvimos a sentir este extraño movimiento estuvimos seguros que se trataba de otro temblor, además ya para entonces en las calles había un mar de gente, casi todos vestidos de negro, caminando como hormiguitas, en orden, nadie corría, nadie gritaba, todos con sus cascos blancos.

El coche estaba detenido en el tráfico, oíamos sirenas y en la cuadra que íbamos a pasar estaba un policía deteniendo el tráfico, en uno de los edificios había varios rescatistas en una terraza, parecía un aire acondicionado lo que estaban deteniendo, para evitar que se cayera y el coche, seguía meciéndose, las calles cada vez mas llenas y los edificios altos, altos a los lados, nadie tocaba el claxon, nadie gritaba, nadie corría, era un orden desquiciante, yo estaba desesperada por salir de allí, aunque realmente no tardamos tanto.

Llegamos a nuestro hotel y apenas bajamos del taxi ya habían varias manos tomando las manijas para subirse, pero el empleado explicó que había una fila, al voltear a ver la fila una vez mas me impresioné, eran veinte o treinta personas esperando. Entramos al hotel, el lobby estaba completamente lleno de gente en las sillas, en el piso, en las escaleras, en todos lados, habían turistas, japoneses, grandes, chicos, algunos con carreolas, bebés, etc., estaban allí porque afuera hacia mucho frío, no había transporte y ellos sabían que ese era uno los edificios más seguros en Tokio, tenia apenas 2 años de haberse construido.

Pasaron algunas horas, la gente seguía allí, incluso los salones fiestas tan grandes y lujosos, estaban llenos de gente, que solo miraba las pantallas de televisión, callados, pero sin poder creer lo que estaban viendo, el agua había arrasado poblados enteros, los empleados ofrecían muy respetuosamente una tasa de sopa caliente a quien entrara al hotel.

Decidimos salir a la calle para comprar algo de comer, las calles llenas de gente, los pequeñas tiendas de comida vacías, con filas de gente para pagar lo que habían podido tomar, en silencio así pasaron algunas horas, y poco a poco fueron abriendo las diferentes líneas del metro y la gente pudo regresar a sus casas.

Decidimos subir al cuarto y dormir, nosotros realmente habíamos sentido muy poco lo que en realidad pasó, solo algunas replicas de mucho menor intensidad, nos acostamos y desde la cama pude ver en el edificio de enfrente como había tres personas en diferentes pisos, que por lo visto habían decidido quedarse a pasar la noche en su trabajo, y mas abajo la calle llena de gente, de esas hormiguitas que regresaban a sus casas.

Trate te dormir, pero fue imposible, cada hora o media hora, podía sentir como el edificio se movía, me despertaba el movimiento o el sonido de un chirrido, como una cuerda de un columpio, que iba de un lado hacia el otro, estaba angustiada, sude mucho, quería en la madrugada darme un baño, pero y si temblaba más fuerte teníamos que bajar, decidí esperar, cada vez que pasaba un temblor me asomaba a ver a la gente que estaba en la oficina, dormida en dos sillas o sobre el escritorio, ellos allí seguían, en calma, esto me daba seguridad. Finalmente se percataron que estaban los tres en el edificio en diferentes pisos y decidieron juntarse, tenían prendida la televisión todo el tiempo.

Nosotros también vimos la televisión un rato antes de “dormirnos”, había habido un Tsunami, se veían barcos en la tierra, coches en los techos y escombros, agua, gente, niños gritando.

Al fin se hizo de día y como por arte de magia la luz trajo la calma, los temblores eran mucho más espaciados y ligeros.

A media mañana supimos que el aeropuerto estaba cerrado y que muchos vuelos habían sido cancelados, con lo miedosa que soy para los aviones, deseaba con todas mis ganas poder estar en uno, lejos de esta tierra, que cada vez que se movía, me hacía más consciente de lo vulnerable que era, de que el futuro podía cancelarse en cualquier momento, de que todos esos planes y ganas de vivir, estaban colgando de un hilito.

Me angustiaba mucho pensar en mis hijos, quería vivirlos disfrutarlos, ¡me faltaba tanto! En un momento pensé en que mi papá ya no sabría de esta catástrofe pues había muerto ya hace un año, me dolió su muerte, mucho, y pensé que sería de estas personas que de un segundo a otro, voltearon para ver una gran ola que los rebasaba, los separaba.

Los planes, el futuro, la certidumbre, la modernidad, donde estaban, ¿aquí dónde encajaban?

Ahora, anunciaban mas muertos y además el hecho de que en una zona cercana al Tsunami, en Fujiyama habían ocho plantas nucleares, de las cuales dos estaban fuera de control, su sistema de enfriamiento no estaba funcionando, debido al terremoto, el Gobierno había decidido dejar salir un poco de vapor con material radioactivo para liberar un poco de la fuerza de las válvulas, eso era menos peligroso, ya que estaban 1000 veces más calientes que lo normal.

Ya para el siguiente día las calles estaban vacías, frías, todo cerrado, pero la actitud de la gente no dejaba de impresionarme, era de aceptación, de calma, fue entonces cuando entendí lo que esa mística que conservaban los japoneses les aportaba, ellos tienen muy claro que la modernidad es buena, que la tecnología hace al mundo más cercano, más práctico, pero también tienen claro que la Naturaleza, esa a quien le rezan es el fundamento de todo, es la fuerza creadora y destructora, que jamás el hombre podrá controlar y mucho menos rebasar.

¡Yo…..voy en el aire, dándole gracias a D-os por haber tenido tanta, tanta suerte!

Con esa saciedad de la que hablaba al salir de Singapur, pero mucho mas profunda, porque tengo claro que el futuro es hoy, solo hoy y depende de mí como quiera aprovecharlo.

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