En el maravilloso escenario del Centro Nacional de las Artes, se vivía una atmósfera inquieta y mágica.
Estaba por dar inicio un concierto más del Sistema Nacional de Fomento Musical de CONACULTA.
Era casi terminada la mañana del 19 de julio, y faltaban más de dos horas para que se arrancara este evento, pero ya había una nutrida fila, esperando que abrieran la puerta del Auditorio Blas Galindo.
Bueno, realmente eran dos hileras, puesto que se reservó una especial para las personas discapacitadas y miembros de la tercera edad.
Todo en orden, aunque con gran expectativa por disfrutar a La Orquesta Escuela Carlos Chávez, El Coro Sinfónico del Sistema Nacional de Fomento Musical, La Agrupación Musical de Texcoco, y La Sociedad Coral Cantus Hominum; todos bajo la batuta de ENRIQUE A. DIEMECKE ¡qué maravilla!
¿El Programa? Bueno ¿qué más se podía pedir?:
-Danzas Polovetsianas del Príncipe Igor, de Borodin
-Pinos de Roma, de Respighi
-Y el plato fuerte OBERTURA 1812 Op. 49 de Tchaikovvsky
Momentos Previos al Concierto de la Orquesta Carlos Chávez
Llegó la hora, la entrada a la sala de conciertos, y una extraña y larga espera. Ya de por sí, el sol había hecho de las suyas, cuando azotó inclemente y por tanto tiempo a quienes hacían la larga fila de público general. La hilera de mayores y discapacitados, corrió un poco de mejor suerte; aunque nadie supo explicar, porqué un concierto programado a las 13:00 horas, abría las puertas del recinto 10 minutos antes. O, mejor dicho, de la hora pactada, porque la realidad superó a las mejores intenciones. Comenzó tarde…muy tarde.
Afortunadamente, la calidad de todos los ejecutantes, y desde luego, de DIEMECKE borraron todo incomodo por la larga espera. Como de costumbre, el director se dirigió al público, previo a cada una de las interpretaciones y…
…¡Que mejor hablen él y los artistas ahí reunidos! Aunque sea en una síntesis de lo que ahí se vivió.
La Orquesta Carlos Chávez Interpreta Danzas Polovetsianas del Príncipe Igor
Vinieron después Los Pinos de Roma, culminando el concierto con todo un estallido de energía, que inundo el recinto: La Obertura 1812. No cabe duda, ¿quién mejor que Tchaikovsky para cerrar con Broche de Platino?
En verdad que es peligroso asistir a un concierto dirigido por DIEMECKE. Es tal la energía que provoca, que puede causar un infarto.
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