El Islam en Chile

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Assalamu alaikum Wa rahmatullahi wa barakatuhu.

Alabado sea Allah, que nos creo, a partir de una célula, y que nos hizo pertenecer a pueblos diversos, para que nos diferenciásemos. Nos dotó de intelecto y nos permitió conocer del bien y del mal, y nos agració con el furqán.

Cuando recibí la invitación a participar en este encuentro y me di a la tarea de elaborar un trabajo que permitiese a los que lo leyesen tener alguna idea acerca de los orígenes, y desarrollo de la presencia de los musulmanes en Chile, creí que me sería suficiente el examen de alguna bibliografía, que supuse sería basta. Sin embargo, debo reconocer, no sin pesar que ella es escasa, cuando no inexistente y que cuando la hay, ésta es carente de rigor investigativo, llena de supuestos, a veces casi mitológicos.


Y esto no debiera extrañarme, puesto que si me remonto a mi propia historia, a mis primeros contactos con el Islam, a mis en ese entonces “racionales” decisiones de abrazar este sistema de vida (y digo racionales, puesto que en ese entonces yo había decidido “hacerme musulmán” prescindiendo de la invitación misericordiosísima de Allah (swt)), sencillamente no encontraba musulmanes en mi entorno.

Cuando por primera vez leí de los cinco pilares del Islam, a la edad de 11 años en una “HISTORIA DE LA Iglesia Católica” y me maravillé con la simplicidad de la creencia y la práctica de la unicidad, o cuando a la edad de 17 ya cursando estudios universitarios descubrí que el hilo conductor de la rebeldía y tenacidad de los entonces Muyahiddin de Afganistán que se oponían a la mayor maquinaria bélica de la época, la ex URSS o de la primera Intifada palestina, era precisamente el Islam o cuando agotado de los “ismos” de turno, que sólo ofrecían soluciones parciales a una crisis que a todas luces era total, emergiendo ante los ojos de los jóvenes de la época que nos habíamos quedado con una revolución pendiente, el llamado a la mayor y más renovadora de todas las revoluciones, la revolución interior, la revolución del hombre, contra el ego, la que no sólo se contenta con cambios superestructurales o de orden político, si no que apela al mayor de los cambios, al cambio de conciencia, que llama a subvertir el orden de los valores meramente economicistas. Situando a la persona humana, esta vez no en el rol de un eslabón en las cadenas de producción, sino que en el medio del propósito del Plan de Allah, como su viceregente en la tierra.

Creo, sin temor a equivocarme, que la experiencia de aproximación al Islam por parte de los que vivimos en América latina y particularmente en Chile es no menos sembrada de obstáculos que la mía. No sé siquiera si viene al caso tratar de entender porqué la ausencia de información. No sé si esto es producto de la voluntad de algunos que han decidido borrar toda huella de presencia musulmana en nuestras tierras o si efectivamente los musulmanes llegados no han desarrollado actividad alguna, a pesas de la impronta evidente que delata nuestro nexo con la cultura andaluz.

Para abreviar, diremos que los primeros datos de presencia árabe en chile se remontan a la época de la conquista con Pedro el renegado, de quien se sospechaba su origen musulmán. De ese hecho aislado, saltamos al primer dato registrado en censo de 1854 en que se documenta la presencia de dos “turcos” pero sin especificar ni lugar de origen ni pertenencia religiosa. Estos datos se repiten en los censos de los decenios siguientes. En 1885 su número se eleva a 29 pero tampoco se consigna datos relativos a filiación religiosa. El censo de 1895 registra 79 ciudadanos turcos de los cuales 58 son “mahometanos” que vivían en diferentes ciudades del territorio. El censo de 1907 los musulmanes se elevaban a 1498, todos extranjeros representando el 0,04 de la población, que es el porcentaje más alto alcanzado por los musulmanes en la historia nacional.

En 1920 se produce una notable disminución del numero de musulmanes registrándose sólo 402. Entre el año 1860 y 1900 se produce la gran oleada de inmigración proveniente de palestina, la que a pesar de estar compuesta en sus territorios de origen por un 72 5 de musulmanes 17% de judíos y 9 % de cristianos. En Chile toma forma con gente proveniente de Beit Yala y Beit Sahur, mayoritariamente cristianos. El 81% de los palestinos llegados al país lo hizo entre el 1900 y el 1930, El 61 % de ellos tenía entre 10 y 30 años cuando vinieron. Y aunque al principio los matrimonios de los miembros de la colonia solían ser de tipo endógamo, ya para la década del 70. El 705 de los matrimonios era con no palestinos. Este hecho de asimilación de la colonia árabe palestina hizo que incluso aquellos de origen cristiano ortodoxo o los sirios y libaneses de origen maronita abandonaran el culto ortodoxo y se convirtieran al catolicismo. Como dato anecdótico debemos mencionar que el caso de los nombres de pila se castellanizaron, así muchos yamil pasaron a llamarse Emilio, los Al farid se convirtieron en alfredo y hasta los abdallah pasaron por concordancia samántica a denominarse teodoro. En el caso de los apellidos, muchos oficiales de registro civil optaron por la asimilación fonética y muchos Tapja pasaron a ser Tapia en otros casos se tradujo, y Bar pasa a ser Campos.
El 25 de septiembre de 1926 nace la Sociedad Unión Musulmana de Chile en Santiago y al año siguiente se funda en Villa alemana la Sociedad de socorros Mutuos y Beneficencia Islámica.

Para 1952 se consigna una cantidad de 956 musulmanes a pesar que diez años antes la guía árabe de chile ya estimaba la presencia de Árabes en el territorio en numero de 3466. En 1960 se produce una nueva baja en el numero de creyentes siendo este de 522 y en el 601431, mayoritariamente radicados en la capital.

La ausencia de liderazgo religioso conduce a que Un hombre carismático, conocido en el medio por su defensa de la causa árabe y palestina tome en su mano la guía de la comunidad Se trata del Hayy Taufik Rumie, Allah yarhamu, en cuya casa, se realizan las oraciones de los viernes.
En 1988 se inicia la construcción de la primera mezquita en Santiago y casi diez años después, la segunda en la ciudad nortina de Iquique, en donde por razones comerciales debido a encontrarse en ella la Zona Franca más grande de Sudamérica, se concentra la mayor población paquistaní del territorio.

Este es el escenario actual del Islam en Chile, y es desde esta plataforma en que debemos lanzarnos a la construcción del Islam en esta parte del mundo, pero con una perspectiva nueva, aprendiendo de la experiencia corrigiendo los errores, y por sobre todo entregándonos a la Guía y la Misericordia de Allah.

Hemos visto cómo la historia del Islam en chile a sido un pendular entre contracciones y expansiones y hay múltiples razones que permitirían explicar este fenómeno, pero esta tribuna debe servirnos mas bien para proponernos vías de acción, tareas y desafíos, mas que a hacer un inventario de hechos o una suerte de exhibición de “justos títulos”. No pretendo tampoco dictar recetas, sólo me conformo si soy capaz de sembrar una duda o una inquietud que accione un movimiento que venza la actual inercia en la que se encuentra el trabajo islámico en nuestras tierras.

El devenir de los hechos en el mundo, y los acontecimientos que el mass media se encarga de difundir a diario ponen al Islam y a los musulmanes en la mira del investigador sincero, pero al igual que mis primeras experiencias, rara vez este se puede encontrar con divulgadores que entiendan el idioma y sus complejidades a fin de mostrar sin lugar a equívocos el Islam. Por otro lado el hecho global del tránsito y asentamiento de personas de variados países con un sustrato cultural islámico hace que muchas aveces el observador tienda a confundir las practicas cotidianas de estos grupos con practicas religiosas, lo que muchas veces trae más daño que beneficio. Debemos sumar a ello el verdadero boom orientalizador que incorpora a nuestro panorama cultural ciertas corrientes místicas pseudo islámicas, que dificultan aún más el acercamiento entre el Buscador y el Objeto de búsqueda que es el Islam puro, sin apellidos.

Una vez que por gracia de Allah se ha producido el ansiado encuentro, surge el deseo del buscador de saber; Ikra, bismi rabbikal alla” pero esta vez el buscador debe entregarse a la labor autodidacta, otra vez por la ausencia de información escrita o de maestros que entienda la lengua. Otras veces el obstáculo está constituido con liderazgos locales que sólo intentan administrar el statu quo y que no tienen mayor interes que los aspectos esteéticos de los lugares de reunión, pasando por alto el imperativo ético del Islam, que es como declarara el Profeta SWS, ser Misericordia para toda la Humanidad.

De ahí que surja la necesidad de terminar con el divorcio que existe entre los liderazgos y las comunidades islámicas en particular y con la opinión publica en general, Tender ese puente pasa necesariamente por la formación de lideres salidos de entre la gente que ha hecho el ejercicio reflexivo, que ha tomado una opción consciente y que luego de eso ha recibido la guía exenta de duda. Lideres que sean capaces de trasmitir el mensaje en el idioma de la gente, que puedan por ejemplo entender la conmoviesen de nuestros pueblos originarios para que a partir de ella dichos pueblos puedan descubrir el mensaje renovador y liberador.

El rol del Divulgador hoy, le exige ser capaz de responder a la industria mediática de manera consistente, sin ambigüedades que permitan su tergiversación o doble lectura, debe ser capaz de defender y conciliar la posición del Islam en el ámbito social y cultural en que su comunidad de desenvuelve. No debe temer a la relación ecuménica, restituyendo al Islam de hoy su condición pionera de tolerancia entre credos y razas. Debe además, retomar el sitial histórico del Islam de promover el desarrollo de las artes y de las ciencias, y no el de ser un sensor del oscurantismo que vive de espaldas a la modernidad.

Por otro lado debe tenerse en cuenta a las futuras generaciones, que sin la toma de medidas correctivas están destinadas a repetir la historia, que nos muestra como los hijos de las primeras generaciones de inmigrantes musulmanes terminaron por desvincularse completamente del din y pasaron a ser una curiosidades onomásticas puesto que aquello que los hacía diferentes era sólo sus nombres difíciles de pronunciar. El fundar y mantener escuelas islámicas hoy es más valioso que dotar a un caballero de caballo y armadura, es preparar a las futuras generaciones para el gran yihad, el del conocimiento. No debemos olvidar que el primer objetivo del colonialismo no fue destruir los arsenales de los ejércitos, sino que eliminar los centros del saber. Puesto que tenían la certeza que de ellos emanaría el mayor foco de resistencia, la resistencia a la transculturización, al vasallaje intelectual y valórico que no se derrota con la fuerza militar sino que su batalla se libra en el campo de las ideas. El proveer a las generaciones por venir de herramientas culturales nos permitirá mirar con mayor confianza el futuro del Islam ya que ellos estarán preparados para enfrentar no sólo los obstáculos externos sino que además los internos representados por la desviación, la innovación en materia de fe. En este sentido, se me hace necesario llamar la atención acerca del fenómeno cada vez más común entre algunos así llamados intelectuales musulmanes que ensayan teorías para reformar el Islam, hacerlo más vivible, más moderno, adecuado a nuestros días, pretendiendo con ello mejorar el diseño de sociedad creado Por Allah mismo y revelado al profeta.

Un desafío para aquellos a quienes Allah les ha agraciado con la posibilidad de fomentar la educación es acercar la educación a los que necesiten de ella, por medio de la consecución de becas o lo que sería mejor aún, la construcción d escuelas o centros de enseñanza del Islam en los lugares en que se encuentran los estudiantes, lo que permitirá a su vez cumplir con un doble objetivo, crear una correspondencia entre el medio educativo y la sociedad en la cual se desenvolverán finalmente los participantes en esos procesos de formación.

En este sentido, quisiera poner en perspectiva de aquellos responsables de facilitar el proceso de formación, la situación geográfica de Iquique, Ubicada en un extremo del corredor bioceánico del cono sur de América y cerca de otras comunidades islámicas como Tacna Perú y La Paz, Bolivia y caracterizada por un ambiente pluricultural, cosmopolita y multiétnico, la ciudad ofrece un escenario propicio para la fundación de un instituto de formación islámica que sirva a las necesidades de las comunidades locales, y que además se inserte en el quehacer cultural de los ámbitos nacionales, que se convierta en un punto de referencia para las autoridades políticas que necesariamente deberán considerar las necesidades y sensibilidades de las comunidades islámicas bajo sus respectivas jurisdicciones. Esos aspectos no han sido convenientemente satisfechos por los centros islámicos existentes en la actualidad. Es más en Chile hoy existe varios organismos islámicos que ni se comunican ni se coordinan, y que por ende, no pesan en la toma de decisiones, que no proponen ni actúan, y que en algunas ocasiones, lamentablemente, tampoco dejan actuar. Debemos cambiar la naturaleza reactiva de nuestras comunidades por una proactiva, gestora de bienestar, pendiente de las necesidades no solo espirituales sino que también materiales de sus miembros.

En este sentido también es importante crear programas que apunten a la superación económica de la comunidad, abriendo un espacio a las iniciativas de autogestión y microempresa.

Por ultimo quisiera dejar esta tribuna con la esperanza que este encuentro estará investido de un carácter consultivo a la vez que resolutivo, donde converjan ideas y experiencias a partir de las cuales se elaboren las propuestas para gatillar el gran salto cualitativo de nuestras comunidades y para lograr su integración a la sociedad, pero en un plano de igualdad y de dignidad, conscientes de ser parte de una Umma concreta, responsable de su llamamiento. Recordemos que Allah subhana wa Ta’alla promete: Y haré re vosotros la mejor nación, en tanto prohiban el mal, se aconsejen el bien y se recomienden la paciencia.

Pido a Allah que me perdone, que perdone a todos los musulmanes, que nos dé la victoria hasta el día del juicio Final.

Amin

Fuente: http://www.islamhoy.org/principal/Latinoamerica/chile/articulos.htm#rese

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