La Creciente Afganización en América Latina

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Cuando el Presidente Barack Obama fue criticado por su interacción amigable con Hugo Chávez durante la Cumbre de las Américas, él respondió diciendo que Estados Unidos no tenia nada que temerle a un país con una economía seiscientas veces menor que la Americana.

Esta curiosa observación por parte del Sr. Obama nos hace pensar entonces: ¿qué tan grande es la economía de Al Qaeda en comparación a la norteamericana? Lo más probable es que los activos de este grupo terrorista sean mucho menores que los de Venezuela. Asimismo, la economía de Irán no es comprable a la de Estados Unidos, aunque se esté viviendo una recesión económica.

Es lógico que nos preguntemos: ¿la seguridad nacional o regional corren peligro en relación a la capacidad económica o en tiempos de guerras asimétricas? ¿Debe un país o una entidad ser económicamente o militarmente superior para poder generar una situación de inestabilidad y amenaza?


La administración Obama sabe la respuesta correcta. De lo contrario, el Presidente y su equipo de Seguridad Nacional no estarían agresivamente luchando contra el Talibán en Afganistán y Pakistán. Lo que esta administración más teme en esta región sudoeste Asiática es el colapso del estado en Pakistán y la inhabilidad de producir gobernabilidad en Afganistán. Ambos países están localizados a miles de kilómetros de distancia de los Estados Unidos pero, aún así, el gobierno americano reconoce que una situación de anarquía o de gobierno de los Talibanes en ambos casos podría llevar a una inestabilidad en toda la región. Al mismo tiempo, esta situación podría causar caos con el peligro adicional que grupos radicales podrían, no sólo, tomar posesión de un arma nuclear, sino que también, podrían ocupar los lugares que la autoridad dejara libres.

Las relaciones públicas de Obama con respecto a América Latina, la mayor parte de ellas dirigidas a abrir una nueva página en las relaciones de Estados Unidos con sus vecinos del sur, es consistente con las políticas de Bush. En ambas administraciones, la agencia encargada de la región parece ser el Departamento de Estado, cuya filosofía es tratar de mejorar la imagen de Estados Unidos en America Latina para mitigar el efecto de antiamericanismo. Al no confrontar a Hugo Chávez y sus aliados, parece ser un mecanismo dirigido a presentarlos como instigadores y a Washington como el civilizado y razonable actor. La actitud apologética de Obama en Trinidad y Tobago era consistente con esta concepción.

Pero hay un número de elementos que faltan en esta ecuación. En ediciones anteriores del “Reporte de las Américas,” hemos descrito las intenciones de Chávez de revolucionar el área apoyando a grupos anti-sistema y candidatos como él por toda la región. También hemos informado acerca de las acciones de Chávez en su país, donde se han instalado el absolutismo y la eliminación de las libertades civiles y políticas, mientras que se evangelizan los ideales antidemocráticos al mismo tiempo que intentan remover a Estados Unidos en la lucha anti-drogas y en presencia militar. Su deseo de eliminar la esfera de influencia Americana e invitar a otros actores como China, Irán y Rusia, para que tengan un rol importante es más que evidente. Sin embargo, hay un aspecto que no ha sido previamente mencionado y que merece más atención, especialmente para los encargados de política exterior de los Estados Unidos; esto es la expansión de la anarquía a expensas de la autoridad del estado.

Un ejemplo es la introducción del Plan Colombia por el gobierno de Bill Clinton para ayudar a Colombia en su lucha contra los cárteles de drogas y las FARC, que para entonces, habían tomado el control del 40% del territorio. En aquel momento, peligrosos agentes no-gubernamentales tomaron el control de gran porción de estos terrenos en un estado democrático en el Hemisferio Oeste. Es gracias al arduo trabajo del Presidente Colombiano Álvaro Uribe que esa situación se revirtió de gran manera. En Venezuela y otros países aliados con Chávez, no sólo estamos siendo testigos de la consolidación de una autocracia socialista sino también de la proliferación de agentes no – gubernamentales peligrosos.

Hoy, los aeropuertos Venezolanos están siendo abiertamente utilizados por los narcotraficantes para exportar drogas a Estados Unidos y Europa; Chávez y Correa han ayudado a las FARC en su lucha contra Colombia; células de Hezbolá han incrementado su recaudación de fondos y otras actividades en la región con el apoyo de Hugo Chávez; Irán y los carteles de drogas cooperan bajo los auspicios de Chávez; los terroristas de Sendero Luminoso en Perú, probablemente con la ayuda de elementos asociados con el líder Venezolano. En Venezuela, Hezbolá y otros grupos islámicos potenciados por el régimen mientras el mismo Chávez ha hecho del caos política oficial.

Ha sido reportado que 454 lideres sindicales independientes han sido asesinados por “sindicatos” oficiales paralelos. También existe información que un líder sindical representando a los trabajadores de Toyota, fue asesinado por llegar a una solución pacifica con la compañía Japonesa. Al gobierno no le gustó el acuerdo que esta persona había logrado en forma pacífica. Los asesinos eran criminales reclutados en las prisiones por el gobierno de Chávez. La criminalidad en Venezuela ya tienen vida propia que va a ser muy difícil de controlar así Chávez se va del poder y puede bien ser utilizada a los carteles de drogas, las FARC y grupos radicales islámicos como Hezbolá.

De ser este el caso, ¿cuál será la situación en América Latina? Quizás, esto signifique que el síndrome anárquico Colombiano de los ’80 y los ’90 se expanda aun más. En otras palabras, una situación similar a la de Afganistán y Pakistán es muy probable que se convierta en omnipresente e irreversible. Si en Afganistán y Pakistán el peligro viene del Talibán, de Al Qaeda, de los auto llamados “lideres espirituales” y de otros agentes no gubernamentales poderosos, ¿qué nos hace pensar que en América Latina podremos controlar una coalición similar de los cárteles de drogas, las FARC, Hezbolá y otros criminales del régimen de Chávez?

Curiosamente, el Presidente Woodrow Wilson estaba muy preocupado por los acontecimientos en México durante la Revolución Mexicana temprano en el siglo 20. El orden y la estabilidad eran cruciales para los legisladores Americanos. Hoy, el desafío es más serio aun ya que los narcotraficantes y terroristas son mas sofisticados. Los países Latinoamericanos parecen indiferentes ante esta posibilidad o pueden estar esperando que otro país los rescate.

La OEA (Organización de Estados Americanos) y su Presidente José Miguel Insulza han mirado para el otro lado cuando estos sucesos han ocurrido; no sólo la OEA ha ignorado las agresiones de Chávez contra sus vecinos, pero también ha desconocido los asaltos a la democracia. Como el ejemplo de Chávez demuestra, el colapso de la democracia leva no sólo al autoritarismo pero también el caos y a la criminalización de la sociedad.

Los lideres latinoamericanos ¿no están preocupados? El avance de los carteles de drogas, grupos terroristas y criminalidad a expensas de la autoridad del estado es, en las mentes de los lideres de la OEA, sólo un problema norteamericano. Ellos parecen estar mas preocupados por el intento de Estados Unidos de influenciarlos en vez de ver el peligro real de los elementos mencionados anteriormente. Por eso, estaban contentísimos por el “acercamiento diferente” de Obama como si EE.UU. fuera realmente su problema. Por el contrario, es de su interés colectivo trabajar con Estados Unidos en contra de este fenómeno mientras que todavía hay posibilidades de hacerlo pacíficamente.

Luis Fleischman es un asesor senior del Proyecto Menges para la Seguridad Hemisférica en el Centro para Políticas de Seguridad en Washington DC.

Nicole M. Ferrand es analista y editora del “The Americas Report” del Menges Hemispheric Security Project en el Center for Security Policy en Washington DC. Se graduó de la Universidad de Columbia en Economía y Ciencias Políticas. Estudió Derecho en la Universidad UNIFE y Finanzas Corporativas en Georgetown University.

Fuente: OffNews.info

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