La ¿inquietante? presencia de Irán en América Latina

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Hugo Chávez anunció recientemente su intención de construir una planta nuclear con la ayuda de Rusia e Irán. Este proyecto ha causado una honda preocupación en América Latina ya que ha confirmado la cada vez mayor presencia del régimen de los ayatolás en la región.

El presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, mantiene una amplia actividad en América Latina que incluye intereses nucleares y de alianza política en Venezuela, financieros en Ecuador, energéticos con Bolivia y de ayuda económica en Nicaragua. Además, Brasil e Irán han apostado por incrementar sus relaciones.

El presidente Hugo Chávez aseguró que el desarrollo de la energía nuclear se haría “con fines pacíficos como la tienen Brasil y Argentina”, pero la noticia causó alarma en la región y en Estados Unidos.


De hecho algunos analistas como Román Ortiz consideran que “existen evidencias de que Venezuela aspira a desarrollar capacidad nuclear apoyada en socios (Rusia e Irán) que han estado involucrados en la proliferación de armas nucleares. Hugo Chávez parece que querría ir por ese mismo camino”.

“Venezuela comenzará el proceso para desarrollar la energía nuclear, pero no vamos a hacer bombas atómicas. Lo digo para que no hagan campañas”, afirmó Chávez. Venezuela posee yacimientos de uranio aprovechables y la tecnología será proporcionada por Rusia, con quien ha establecido una cercana alianza.

Voces de alarma

Las palabras de Chávez no cayeron en el vacío y pronto hubo reacciones. Así, Robert Morgenthau, el histórico fiscal de Nueva York, alertó en The Wall Street Journal sobre el peligro que representa la presencia de Irán en América Latina ya que Venezuela e Irán “trabajan juntos en nuestro patio trasero para desarrollar tecnología nuclear y misiles…la creciente relación entre Venezuela e Irán estaría azuzando las ambiciones atómicas de ambos países y Estados Unidos debería vigilarla con más cuidado”.

Álvaro Vargas LLosa se unió a estas reflexiones y aseguró recientemente en The Washington Post que “la participación de Chávez en esta trama no augura nada bueno para el hemisferio occidental. Si la relación Teherán-Caracas da lugar a una Venezuela nuclear o convertida en base nuclear iraní, la capacidad de Caracas para desestabilizar a sus vecinos, un pan de cada día, aumentará exponencialmente”.

Vargas Llosa apuntó a que Irán trata de “eludir las sanciones internacionales para efectuar pagos a sus proveedores…Irán necesita un acceso indirecto a los bancos de Nueva York. Aunque el banco de Irán en Caracas se encuentra en la lista negra por ser subsidiario de una institución iraní, los bancos de Venezuela pueden efectuar transacciones comerciales en Estados Unidos de forma legal. Por tanto, Irán puede utilizar cualquier institución financiera venezolana con la que su banco en Caracas mantenga vínculos para efectuar transferencias que pasen sin dificultad por Estados Unidos”.

La alarma ha llegado incluso hasta Jefes de Estado como el propio presidente Álvaro Uribe quien sentenciaba la semana pasada que “a nosotros sí nos preocupa mucho que se lleven para nuestro vecindario la guerra nuclear”.

En un reciente artículo del diario colombiano El Espectador sobre Irán “¿Es una amenaza Irán?”, la congresista de Florida Ileana Ros-Lehtinen, líder de los republicanos en el Comité de Asuntos Exteriores del Senado de los Estados Unidos, denunció que Venezuela le vende grandes cantidades de uranio a Irán para su programa nuclear.

El analista y experto en temas de seguridad, Román Ortiz, aseguró a Infolatam que Irán busca dos objetivos en su alianza con Venezuela, “primero, crear una plataforma para proyectar fuerza y presencia internacional y segundo violar las sanciones de la ONU”.

La alianza Venezuela-Irán

La alianza entre Venezuela e Irán ya tiene cinco años de existencia aunque sólo se intensificó en 2006. Irán ha establecido instituciones financieras en Venezuela (un banco binacional venezolano-iraní), fabricas propiedad iraní se han radicado en localidades remotas del interior de Venezuela, incluida un área que contiene más de 50.000 toneladas de uranio.

Los gobierno de Caracas y Teherán han firmado ya más de 70 instrumentos jurídicos y 200 acuerdos de cooperación en áreas como vivienda, interconexión aérea, intercambio cultural. Además, Irán ayudará a Venezuela a analizar lo que podrían ser unas considerables reservas de uranio en el sureste y occidente de su territorio, según confirmó el ministro venezolano de Industrias Básicas y Minería, Rodolfo Sanz.

Los aliados de Hugo Chávez son también aliados de Irán. Así, el Gobierno de Irán se ha comprometido a ayudar al de Evo Morales en Bolivia en la instalación de una planta petroquímica y de un canal de televisión para los “movimientos sociales”. Bolivia e Irán restablecieron relaciones diplomáticas en 2007.

También en 2007, la Nicaragua de Daniel Ortega en 2007 volvió a tener un embajador en Teherán. El gobierno iraní ha prometido financiar en Nicaragua proyectos como la construcción de puertos de aguas profundas, proyectos de energía y unas 10.000 viviendas populares. Estas iniciativas están lejos de materializarse pero Irán ya ha logrado el plano apoyo nicaragüense a su plan nuclear.

En 2008, Rafael Correa hizo una visita oficial a Irán para impulsar las relaciones bilaterales en todos los campos. “aunque las relaciones entre estos dos países han comenzado recientemente, pero los dos están decididos a impulsarlas en todas las áreas; no vemos restricciones en el impulso y desarrollo de estas relaciones”. Irán y Ecuador firmaron un acuerdo de cooperación energética.

Además, Ecuador prevé comprar armamento a Irán dentro un plan para modernizar a sus Fuerzas Armadas, según adelantó el ministro ecuatoriano de Defensa, Javier Ponce, quien acompaña al presidente Rafael Correa en la visita a Teherán.

En este caso, se estaría cometiendo una ilegalidad internacional, pues como señala Román Ortiz a Infolatam “la ONU ha prohibido que se venda o se compre armamento a Irán. No es sólo que el gobienro de Teherán compre sino que no puede vender”.

Irán tienta a Brasil

De forma silenciosa las relaciones entre Brasil e Irán se van haciendo más estrechas. Lula da Silva recibirá el 23 de noviembre al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, como estaba previsto, pese a revelarse que ese país ha construido una planta nuclear secreta. Lula espera ir a Irán a comienzos del año 2010.

Lula da Silva ha optado por el pragmatismo en la relación con Irán. Lleva tiempo minimizando tanto las palabras de Ahmadineyad sobre la negación del holocausto: “si piensa distinto, es su problema, no el mío. No afecta las relaciones con el estado brasileño”, como apoyando la opción nuclear iraní: “defiendo el derecho de Irán de tener energía nuclear”.

Fabián Calle, investigador del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, explicaba en el diario El Espectador ese pragmatismo brasileño: “lo que ha pasado casi desapercibido es la creciente relación de Brasil con Irán. Ese gobierno fue uno de los pocos que tildó de limpio el proceso electoral iraní y no hay que olvidar las inversiones de Petrobrás en Teherán… En conclusión, la fogosidad retórica del populismo de Chávez y el populismo ‘a la persa’ de Irán, tienden a dificultar ver procesos más estratégicos como el brasileño”.

Incluso, Lula da Silva a través de un mensaje felicitó a Mahmud Ahmadineyad por su segunda reelección como presidente de la República Islámica de Irán, pese a la polémica que rodeó a los comicios impugnados por la oposición como fraudulentos.

Irán es cada día más importante en el comercio brasileño ya que representa el 28,7 % de las exportaciones brasileras a Medio Oriente. Más del 80% del comercio bilateral entre Irán y América Latina está representado por el intercambio irano-brasilero.

Dos posturas enfrentadas

Sobre la presencia de Irán en la región hay dos teorías. La de aquellos que sostienen que el peso de Irán es irrelevante y la de los que creen que su importancia es grande y va a crecer con el tiempo aún más.

El ex vicepresidente de Costa Rica Kevin Roberto Casas Zamora se sitúa entre los primeros cuando aseguró al diario argentino La Nación que “es un tema para ser analizado. Pero me parece que Irán tiene suficientes problemas internos como para realmente trazar una estrategia en América latina. De los mil millones de dólares en inversiones que prometió Ahmadinejad, los nicaragüenses no han visto, hasta ahora, ni un solo centavo. Eso da una pauta de la diferencia que hay entre las palabras y las realidades”.

Andrés Oppenheimmer se ha mostrado prudente con las afirmaciones de Morgenthau pues no ha “ofrecido pruebas contundentes del apoyo venezolano al programa de armas nucleares iraní. Deberemos esperar a que aparezca evidencia más concreta de sus afirmaciones”. El analista del Nuevo Herald cree que “no se puede descartar que la megalomanía de Chávez lo lleve a elaborar un programa de armas nucleares en conjunto con Irán –cuyo régimen proclama abiertamente querer “borrar del mapa” a Israel– y que algún día juntos arrastren a toda América Latina a una crisis internacional como no se ha visto en décadas en el continente”.

Frente a esta opinión se alzan la postura de otros analistas como Roberto Morganthau, Álvaro Vargas Llosa, Alberto Montaner o Román Ortiz. Para Montaner, “los acuerdos secretos entre Chávez y Ahmadineyad constituyen un verdadero joint-venture encaminado al desarrollo de armas nucleares para los arsenales de ambos países. Sólo así se explican los continuos viajes, esfuerzos y desvelos de Hugo Chávez. El objetivo venezolano no es vender uranio, sino convertirse en un poder nuclear”.

Para Román Ortiz asegurar, como hacen algunos analistas, que el peso de Irán es intrascendente porque aún no se han puesto en marcha la mayoría los convenios que ha firmado con Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua es “olvidar cómo funcionan los programas que firman los países donde las demoras y los retrasos son la norma, no la exepción. Si hasta hay retrasos en los proyectos que impulsan los Estados Unidos y Colombia”.

Fuente: El Instituto Independiente

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