Cuando se lee un artículo de opinión en un semanario como Semana, hay que saber distinguir en el estudio concienzudo de los hechos históricos; la parte económica del editor y escritor.
De la escritura muy pocos viven y los que lo hacen, es porque hábilmente saben cautivar a los lectores e interesar a los editores. Dicho en otras palabras, al editor le gusta lo que se vende, esto le produce ganancias, es su negocio, al escritor le gusta escribir y escribe, embadurna cuartillas a tutiplén pero no gana de las que terminan en el cesto de la basura.
El articulo ¿Guerra con Venezuela? Tiene un 90% de la publicidad que vende y un 10% de realidad. No le coloco menos, como tenía pensado, un 1%, por lo difícil que es descifrar el pensamiento bolivariano del Señor Presidente Hugo Chávez, del que tuve grandes expectativas y como la canción “Desengaños”.
Pero el tema principal es la “La Locura de la Guerra” aunque esta nunca ha sido cuerda. La llevo estudiando medio siglo y sigo sin entenderla.
Una cosa es que se utilice como medio de distracción para un pueblo ahogado en problemas y que no entiende como con esa entrada de dólares petroleros, más de dos millones de barriles diarios y está en racionamiento.
Una noche que me toco amanecerme trabajando en la refinería del Tablazo controlando el cargue de un buque de Urea, habían cargando en la refinería 12 buques petroleros, dos de químicos y salir en la mañana con el jefe de turno comentar en el desayuno como enfrentar la escases de algunos alimentos.
Eso no lo entendía nadie, ni tampoco, los anuncios de guerra.
“El Imperio va a invadir a Venezuela por el territorio colombiano, y, si quieres paz, prepárate para la guerra” expreso el Presidente Hugo Chávez.
Lo escribo en latín “Pax Pacem Para Bellum” decían los antiguos romanos porque todavía tengo dormido en mis recuerdos algo de ese idioma.
“Muevan tanques a la frontera”. “Regresaron nuestros hombres con Honor”.
Lo anterior, está dentro del 90%, le sirve a las partes, a los periódicos, las revistas, la televisión, el poder mediático y a los dos gobiernos, Hugo Chávez se afianza en el poder y Álvaro Uribe le sirve para su reelección.
En la frontera si hay maniobras militares conjuntas del Ejército venezolano con la Guardia Nacional, han volado puentes peatonales, el Ejercito patrulla las ciudades, verifica identidades, se califica de traidores a la patria o “Pitiyanquis” a los antiguos compañeros de trabajo o conocidos de PDVSA que los han retirado de la empresa por motivos políticos y muchos, bastante capacitados han venido a trabajar a las petroleras colombianas.
Todo esto, está dentro del 10% que generosamente le asigne, porque las amenazas con la aviación son ciertas, destruye, pero no ocupa, al Ejército lo tiene controlando la oposición y a los partidarios armados de sus misiones bolivarianas que constantemente se extralimitan suplantando la autoridad.
Dentro de ese panorama, no cabe la lógica de la guerra, pero si la irracionalidad de un acto bélico, que le puede costar el puesto de Presidente.
Sería su principal y ultimo error, los dos Ejércitos están desperdigados en los respectivos territorios, el de Colombia, con helicópteros, Brigadas aéreas, Brigadas de contra guerrilla como la Omega, de alta montaña, en fin patrullando el territorio nacional, el de Venezuela en funciones administrativas. Así la guerra es difícil pero no imposible, es más fácil entrar que salir de ella pero de todas maneras confirmo 90% de ficción; 10% de realidad.
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