“(…) Tempranamente el pensamiento europeo, obsesionado con el peligro otomano, fijó sus ojos en las nuevas tierras: su conquista era una señal del cambio en las fortunas, sus hombres y riquezas se pondrían en la balanza de la guerra contra el Islam, o por lo menos el Nuevo Mundo serviría de refugio para una Cristiandad derrotada en el Viejo (…)”
Cuatrocientos ochenta y seis años han transcurrido desde la caída de la Gran Tenochtitlan, periodo en que los protagonistas en esta historia han escrito, legitimado o revalorado múltiples procesos. Por un lado, España se ha dado a la tarea de remover del oscurantismo cerca de 8 siglos de dominio musulmán. México, por otra parte, se ha cuestionado la presencia de una institución cristiana-católica, ahora anquilosada y poco eficaz para el pensamiento contemporáneo, a pesar de la presencia de la virgen morena. Actualmente, Europa se enfrenta con el crecimiento del Islam, religión que ya ocupa el segundo lugar de importancia; América Latina vive el descenso del cristianismo católico, situación que ha permitido la conversión a diversos movimientos religiosos.
En un censo realizado en 1988, la población musulmana existente en México sumaba 24 000 adeptos, sin embargo, las cifras no eran provenientes de estadísticas recientes. Conforme a Delval, la presencia de musulmanes en México se remonta en el siglo XVI, tiempo en que fue instituido el Tribunal de la Inquisición, en el que musulmanes de origen andaluz fueron condenados por negarse a abjurar de su fe.
Posteriormente, se habla de la llegada de militares argelinos y egipcios enviados por Napoleón III, con la finalidad de apoyar la lucha armada a favor de la monarquía de Maximiliano de Habsburgo. Empero, el contacto entre la población magrebí y mexicana se dio en un tiempo relativamente corto debido al envío de estas tropas a París.
En los últimos años del siglo XIX, los puertos de Veracruz, Tampico y Progreso fueron punto de llegada de libaneses, sirios, palestinos, iraquíes, jordanos y egipcios, siendo sólo musulmanes el 14%. De 1919 a 1945 el acceso al país fue limitado a cincuenta inmigrantes por año. De 1945 a 1975 la migración a México se elevó considerablemente debido a hechos sumamente trascendentes en el Medio Oriente como la Independencia del Líbano, la creación del Estado de Israel, la Guerra de los Seis Días (1967), la Guerra de Yom Kippur (1973) y la Guerra Civil Libanesa, momentos en los que un alto número de inmigrantes decidieron viajar a nuestro país para reencontrarse con familiares ya establecidos aquí desde hacía algunos años, o para llegar a través de este territorio a Estados Unidos. Con ello, numerosos iraquíes, libaneses, sirios y palestinos se avecindaron en Aguascalientes, la Ciudad de México, Puebla, Jalisco, Torreón y Nuevo León, principalmente, y desarrollaron la industria y el comercio.
Gran parte de los libaneses cristianos residentes en la Ciudad de México fundaron comercios textiles o gastronómicos, crearon asociaciones como el Centro Libanés en 1959, y continuaron con el rito maronita. Actualmente, numerosos mexicanos son devotos de Santa Rafka y particularmente de San Charbel Makluf, cuya imagen puede encontrarse plagada de listones de colores en casi todas las parroquias y catedrales católicas romanas, así como también en la Basílica de Nuestra Señora de Balvanera y en la Iglesia de Nuestra Señora de Líbano, templos en donde se puede encontrar al padre Yacoub Badaoui y a múltiples libaneses que ahora tienen descendencia en México.
Los inmigrantes de credo musulmán han enfrentado un proceso heterogéneo, en parte por la dificultad de realizar su práctica religiosa en un país mayoritariamente cristiano, y el establecimiento de alianzas matrimoniales con hombres o mujeres de distinta creencia al Islam. Fue hasta finales de los años 80 e inicios de los 90 que comenzaron a incorporarse a las primeras comunidades islámicas o yammas, a causa de que sólo el cuerpo diplomático de las embajadas de Medio Oriente y el Magreb tenía el acceso a un espacio para la realización de las oraciones del viernes, o salat al-yuma. Empero, los fundadores de las primeras yammas no pertenecieron a dicho sector, sino que fueron extranjeros o mexicanos conversos al Islam los que instituyeron casas de oración o musalas en las colonias principales de la Ciudad de México. Tal es el caso del Centro Cultural Islámico de México, el Centro Educativo de la Comunidad Musulmana, el Centro Salafi de México y la Orden Sufi Jalveti Yerrahi
Los orígenes de las primeras yammas sunitas
Omar Weston, inglés residente en México desde 1973, realiza su shahada en la mezquita central de Orlando, Florida, en 1988. Tiempo después vuelve a nuestro país sin encontrar un espacio adecuado para la realización de las prescripciones islámicas. Como en esos tiempos no existía ninguna comunidad musulmana, visita las numerosas embajadas, entre ellas la de Irán, lugar donde recibe información que le presenta la oportunidad de acudir con un grupo de musulmanes, que se reunían para estudiar el Islam desde diversas perspectivas. Empero, en dicho círculo no se encontraba establecida la realización del salat al-yuma, situación que lleva a Weston a acudir al Club Egipcio, un pequeño departamento rentado por la Embajada de Egipto donde, después de una corta lectura en español, un grupo de cerca de diez diplomáticos realizaban la oración del viernes.
Conforme la participación de Weston se iba tornando más activa en la citada organización, y al ver la minoría de adeptos que se agrupaban los viernes, Weston decidió visitar a otros musulmanes para estimularlos a acudir al salat al-yuma, e igualmente comenzó a invitar a no musulmanes al Islam, siguiendo los parámetros de daawa que había aprendido en su estancia en Estados Unidos. La familia Siddique y un paquistaní, apoyaron tales ánimos y la asistencia aumentó gradualmente.
Posteriormente, ante las condiciones económicas existentes, y bajo la invitación de la Embajada de Pakistán, la realización de la oración del viernes fue trasladada a una pequeña sala dentro de sus instalaciones. Para 1992, la pequeña comunidad musulmana de México estaba integrada por 35 hombres y unas cuantas mujeres. Un año después, ante el incipiente crecimiento de la comunidad islámica y la falta de espacios para la realización de las oraciones islámicas, diversas embajadas encabezadas por el entonces diplomático de Pakistán, pidieron al gobierno del Distrito Federal un terreno para la construcción de una mezquita, situación infructuosa debido a la mala coordinación de éstos.
En 1994, Omar Weston, después de su estancia en Medina, Arabia Saudita, y su aprendizaje en estudios islámicos, funda junto con Niaz Sidiqui, en la colonia Polanco de la Ciudad de México, la primera oficina de información sobre el Islam, donde además de continuar con las actividades que Weston realizaba antes de su partida, se realizaría el salat, o las oraciones islámicas, además de que se darían lecciones de lengua árabe y religión siguiendo el mahdab de Ibn Hanbal, escuela islámica imperante en el reino saudí.
El Centro Cultural Islámico de México
En septiembre de 1995, Omar Weston funda el Centro Cultural Islámico de México, Asociación Civil (CCIM). Desde las nuevas instalaciones de la musala, o casa de oración, ahora ubicada en la Colonia del Valle, se emprendería con más vigor la daawa y se buscaría dar a conocer el Islam en todos los medios posibles: en las calles con grandes espectaculares sobre la oración islámica, en la Feria del Libro del Palacio de Minería, en programas televisivos, en conferencias en universidades públicas o privadas, o mediante la realización del salat en el zócalo capitalino y la Plaza Hidalgo de Coyoacán, donde algunos de los ya conversos repartían a todo interesado o curioso ediciones del Corán, folletos, volantes y otros impresos. Tal era la efectividad de la daawa del CCIM que:
“se vuelve insuficiente el espacio otorgado por la Embajada de Pakistán y gracias al Sr. Embajador de Arabia Saudita se abre a partir de enero de 1998 una musala en Musset no. 216, Col. Polanco, con carácter temporal de Mezquita (…) A solicitud del Sr. Embajador de Arabia Saudita, a partir de julio de 1998 las instalaciones del CCIM se trasladaron a este mismo lugar aprovechando las amplias instalaciones de esta musala”.
Poco a poco, se fueron dando relaciones con el Reino de Arabia Saudita y no pasó mucho tiempo en que se manifestó la facilidad para realizar estudios islámicos en Medina y se recibió apoyo económico de particulares interesados en el Islam mexicano. Ante tal situación, los musulmanes de origen extranjero y los conversos mexicanos dieron nuevamente inicio a una serie de pláticas con el fin de poder construir una mezquita.
El Centro Educativo de la Comunidad Musulmana
Debido a múltiples problemas de organización y al elevado precio de la renta de la musala de la calle Musset, el que entonces era el imam, un hombre de origen marroquí llamado Said, mencionó la trascendencia de construir una mezquita. A partir de ese momento, se organizó una colecta para la cual hubo que fundar una asociación civil para poder guardar el dinero en un banco. Al respecto existe información confusa, pues hay quien afirma que Omar Weston participaba dentro de dicho proyecto, y hay quien niega toda relación con él y el surgimiento del llamado Centro Educativo de la Comunidad Musulmana (CECM) en el 2001, debido a que Weston propuso comprar un terreno en Tequesquitengo, Morelos, a causa de los elevados precios de los espacios en la Ciudad de México. Tal situación causó el descontento de sus correligionarios, la primera escisión en la yamma sunní, y el posterior desprestigio del fundador del CCIM al comentarse que el capital con que se contaba para la construcción de la mezquita había sido mal usufructuado.
Establecido el CECM, se buscó consolidar sus cimientos y se llegó al acuerdo de conformarlo mediante una mesa directiva integrada por siete voluntarios elegidos cada dos años. Actualmente, la musala del CECM se ubica en la calle Euclides de la colonia Anzures y es dirigida por el imam Mamdouh Sayed, de origen egipcio. Las instalaciones se encuentran abiertas todos los días de la semana para la realización del salat y del hutba en lengua árabe y castellana, y pueden encontrarse musulmanes procedentes de diversas regiones como Pakistán, Arabia Saudita, Siria, Líbano, Marruecos, Egipto, Argelia y otros países, además de gran número de conversos mexicanos, quienes han tenido oportunidad o invitación para realizar estudios islámicos en la ciudad de Damasco. Al presente, se han intentado realizar clases de lengua árabe y de recitación de Corán, se planea comprar un terreno dentro de las instalaciones de un cementerio para realizar inhumaciones de acuerdo al modo islámico. En cuanto a la daawa se refiere, puede decirse que desde la jerarquía se realiza a baja intensidad, o es hasta cierto punto invisible, sin embargo numerosos mexicanos han llegado a esta comunidad a través de su sitio de Internet.
Posterior al nacimiento del CECM, surgió otra musala, ahora extinta, ubicada en la colonia San Juan de Aragón. Su intención consistía en rescatar las funciones del CCIM, ante la partida de Omar Weston a Tequesquitengo, Morelos. Éste nuevo espacio estaba administrado por Mohammad Abdullah Ruiz quien, debido al poco éxito del nuevo centro y las disputas entre los allegados al CCIM y al CECM, decide abrir en febrero del 2003 una casa de oración en la calle Iglesias Calderón, dentro de la colonia Jardín Balbuena, contando entre sus filas a antiguos integrantes del CCIM y del CECM, con la finalidad de informar sobre los avances de la mezquita Dar as Salaam en Tequesquitengo, Morelos, repartir material bibliográfico y mejorar la práctica del din, la religión. Empero, poco tiempo después, debido a múltiples fricciones entre Omar Weston y Mohammad Abdullah, este último rompe sus relaciones de manera total con el fundador del CCIM.
El Centro Salafi de México
Para octubre del mismo año, Mohammad Abdullah as-Salaf Ruiz funda la Organización Islámica de México (OIM), base del actual Centro Salafi de México (CSM), teniendo como objetivo dar a conocer lo que él considera como creencia correcta del Islam, basada en el Corán y la sunna, el camino de los tres correctos sucesores (as Salafi Saleh) del Profeta Mohammad y el distanciamiento de toda práctica innovadora, o bida. Ésta organización retomaría el espacio de la colonia Jardín Balbuena, para trasladarse posteriormente a la colonia Santa María la Ribera y reubicarse de nuevo, el 25 de septiembre de 2006, en la calle Abraham González de la Colonia Juárez, con el nombre de Muhammad Ibn Abdul Wahhab. Tal musala reestablecería contactos con autoridades y organizaciones islámicas de Arabia Saudita, con la embajada de Arabia Saudita en México, y desarrollaría nuevos lazos con las mezquitas que comparten el mismo pensamiento.
Actualmente, en el Centro Salafi de México se realizan las oraciones de yuma, se llevan a cabo sesiones de lectura del Corán, además de que se imparten clases de árabe y de recitación coránica, y se realizan cursos sobre los modales en el Islam, las sectas desviadas y otros tópicos sobre la ideología salafi. Para el mes de Ramadan del presente año, el CSM realizó la invitación para acudir a realizar las cinco oraciones diarias, las rupturas del ayuno, y las oraciones tarawih propias de este mes; empero, para estas últimas prohíbe la participación a toda secta innovadora. En cuanto a la daawa se refiere, la comunidad salafi recomienda acercarse al din, a través de sus instalaciones y la cooperación económica para con ella, con la oportunidad de viajar a estudiar sobre el Islam en el extranjero, posiblemente Arabia Saudita, y alerta a los musulmanes mexicanos que:
“En cuanto a la Búsqueda de Conocimiento del Dinn, no lo estudien en (…) Pakistán, (…) Siria, Turquía. Irán y (…) Egipto. Digan no al Sufismo, a la Shiia, a los demás Grupos y Sectas Desviadas, a sus sabios y a sus veredictos. En verdad que al tomarles en cuenta, al promover, leer o estudiar sus libros y al difundir sus enseñanzas solo se causa extravío, el nuestro, de nuestras familias y de los que están a nuestro alrededor. Ignoren y aléjense de aquellos que les invitan a alejarse de los Salafi, ellos no pueden perjudicarles y el generar, mantener o fortalecer los nexos con ellos solo les extravía, pues terminan rechazando lo correcto del Dinn, ofendiendo a los Sabios (…) y practicando cosas innovadas o incluso ilícitas.”
La mezquita Dar as Salaam y la oficina Dawa Amigo
La mezquita proyectada por Omar Weston en Tequesquitengo, Morelos, finalmente iniciaría su actividad en enero de 2003. En ella, además de ofrecerse pláticas sobre el Islam y clases de árabe, se reciben a sheijs provenientes del extranjero. Junto con tales actividades, el programa Vacaciones Halal recibe continuamente a musulmanes que deseen pasar una estancia en las instalaciones y disfrutar del clima morelense, ya sea en la alberca del hotel Oasis Tequesquitengo, operado y administrado por Dar as Salam S.A. de C. V., o en el lago cercano. Así mismo, se fundó la empresa Bamboo Salam, propiedad de Omar Weston, que ofrece en venta diversos muebles hechos de bambú, mas al parecer dicho proyecto no ha prosperado.
En junio de 2006, la oficina Dawa Amigo, fundada por Omar Weston, abre sus puertas en la avenida Miguel Ángel de Quevedo como musala y centro de información, lugar donde mexicanos estudiosos del Islam en la ciudad de Medina, como Isa Rojas, imparten cursos cuando se encuentran de vacaciones, además de proporcionar una vez por semana clases de lengua árabe. En dicho espacio no se realiza el yuma, pues se acude a las oraciones del viernes a la musala del CECM, o se viaja a la mezquita Dar as Salaam en Tequesquitengo. La daawa sigue siendo intensa y, ahora, además de repartir folletos sobre el Islam se regalan revistas con artículos sobre la fe musulmana y las diversas comunidades apoyadas por el CCIM, la revista Islam en Tu Idioma es un espacio donde también conversos mexicanos exponen la forma en como se allegaron al Islam.
La Orden Sufi Jalveti Yerraji
La Orden Jalveti Yerraji es la continuación de la rama Yerraji que se originó en Estambul, Turquía. Su establecimiento en México está ligado con la visita en 1987 del sheij Nur al-Anuar al-Yerraji, unos de los discípulos norteamericanos de Muzaffer Efendi, decimonoveno sheij turco de esta misma Orden. En 1995, a la muerte del sheij fundador, el cargo fue transferido a Amina Teslima al-Yerraji, de origen boricua, quien conoció el Islam a los 20 años en Nueva York a través de Muzaffer Efendi y el propio sheij Nur al-Anuar. La tekke, o centro de reunión de la Orden, se ubica en la calle Sinaloa de la colonia Roma y se compone hasta nuestros días por la sheija Amina Teslima al-Yerraji, el imam Abdul Malik al-Yerraji, de ascendencia libanesa, y la murshida Malika al-Yerraji, nacida en Argentina.
En los años que lleva la Orden en México, han realizado la iniciación más de mil personas. “Tomar la mano”, o Bayat, es el nombre de dicho ritual. En éste, el aspirante al camino místico del Islam toma la mano de la sheija, emulando el momento en que los compañeros del Profeta Mohammad toman su mano haciendo el pacto que renueva la promesa de la revelación Islámica: “Los que te han jurado fidelidad se la han jurado en realidad a Allah; la mano de Allah estaba sobre sus manos. Y quien falte a su juramento sólo lo hará en contra de sí mismo. Pero al que cumpla el compromiso con Allah le daremos una enorme recompensa”. Es preciso acotar que esta iniciación sólo la realiza aquél que pretende recorrer el camino del sufismo, distinto a lo que sucede con los deseosos de convertirse al Islam sunní, en cuyo caso sólo se le prescribe realizar la shahada.
Las actividades se distribuyen conforme al calendario islámico y las celebraciones propias de la Orden Jalveti Yerraji. Como en toda comunidad islámica se realiza el salat al-yuma y, aunado a ello, es propio de los pertenecientes a ésta Orden en todo el mundo reunirse los días lunes y jueves y, en el caso de México, también los viernes después de las oraciones comunitarias. Los lunes por la noche se realiza el wird, o la letanía del sheij fundador de la Orden Yerraji. Los jueves por la noche, posterior a la lectura del Corán y una sesión de preguntas y respuestas, se realiza el dhikr, o la ceremonia de remembranza de los nombres de Allah. Posterior a las oraciones del viernes, se lleva a cabo el sama, o la ceremonia de los derviches giradores, ritual que se efectúa desde que fue ofrecido por la Orden Mevlevi para su realización.
En el caso de la tekke de la Ciudad de México, en estas dos últimas ceremonias la entrada no está negada a otras personas, sin importar su adscripción a otros sistemas religiosos, o que asistan por mera curiosidad, ello ha significado la posterior adherencia de muchos visitantes a esta comunidad. Amina Teslima ha aparecido en programas televisivos y radiofónicos, además de que ha sido participante en diversas conferencias y mesas redondas en torno a la religión. Fuera de las instalaciones de la Orden, se han realizado presentaciones del sama en el espacio cultural de la Plaza Loreto, en el Museo Nacional de Antropología, en la Casa del Poeta, en el Centro Universitario Cultural, a unos cuantos metros de la Universidad Nacional Autónoma de México, y en el Multiforo Tlalpan con motivo del festejo del 800 aniversario del nacimiento de Mevlana Jelaludin Rumi.
Sumadas a todas las yammas antes mencionadas, existen otras en diversos estados de la República: Torreón cuenta con una mezquita desde mediados de los 80, en Chiapas existen tres comunidades, dos en San Cristóbal de las Casas y una en Comitán; en Guadalajara se encuentra una pequeña musala, ubicada en la calle Gregorio Dávila e integrada por poco más de cincuenta personas. También existen casas de oración en la ciudad de Veracruz, Chetumal, Monterrey, Tijuana y Puebla, de las que no se tienen datos precisos y, en la ciudad de León, Guanajuato, se contempla la apertura de una musala desde octubre de 2005.
A partir de la realización del rito de iniciación, y su posterior integración a cualquiera de las musalas existentes, el mexicano converso al Islam ha replanteado y modificado su vida con la finalidad de ser “un buen musulmán”. Con ello, volverá a la religión original, pura e intacta que Allah, Dios, ha otorgado a la humanidad desde su creación.
Empero, la interpretación y aplicación del Corán y la sunna que han propuesto los dirigentes de las yammas, a través de las diversas vertientes islámicas en que han fundamentado sus comunidades, ha provocado divisionismo entre los adeptos al Islam en la Ciudad de México y el país.
BIBLIOGRAFÍA
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FUENTES DE INTERNET
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Centro Educativo de la Comunidad Musulmana (CECM).
http://www.islamenmexico.com.mx/bienvenido.html#cont
Centro Salafi de México (CSM), musala Muhammad Ibn Abdul Wahhab.
http://www.islammexico.net
http://www.islammexico.net/activi.htm
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