Las lecciones de la Kristallnacht para hoy

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Cada año en el aniversario de la Kristallnacht, recordamos el violento asalto contra los judíos que presagió el Holocausto y nos preguntamos por lo que se debería haber hecho en ese momento.

Al pensar en la Kristallnacht, también hay que considerar el despliegue de la violencia contra las comunidades judías en Europa este verano y sacar las lecciones correctas para la actualidad. Con razón se dice que el Holocausto no comenzó con las cámaras de gas, pero sí con palabras. La importancia de la Kristallnacht en la historia del Holocausto es el paso de la legislación anti-judía y la retórica antisemita a la violencia contra judíos. Y ahí está la lección de hoy.

Para que quede claro, en la Europa democrática de hoy, no hay riesgo de un nuevo Holocausto. Invocar esa posibilidad oscurece más que ilumina la grave situación de los judíos europeos. Las comparaciones con la Kristallnacht, sin embargo, son aptas.


Este verano hemos visto en Francia, Alemania y otras partes de Europa, la retórica antisemita seguida de ataques a judíos y ataques contra sinagogas, tiendas de propiedad judía y otras instituciones judías. Las diferencias con la Kristallnacht son elocuentes y significativas, pero las similitudes no pueden ser ignoradas. No en este aniversario – no en un momento de gran inseguridad entre las comunidades judías en Europa.

Dos sinagogas fueron atacadas durante las manifestaciones anti-Israel este verano en París. En un caso, doscientos judíos quedaron atrapados en el interior, mientras que una turba, armada con bates, intentó invadir la sinagoga. Roger Cukierman, el jefe de la comunidad judía francesa, hizo la conexión explícita: “Nunca he visto nada de eso. Se parecía a la Kristallnacht en 1938 en Alemania”.

Y en Alemania, donde personas gritaron “judíos al gas” en los mítines anti-Israel y donde cócteles molotov fueron arrojados en las sinagogas, Dieter Graumann, el presidente del Consejo Central de los Judios de Alemania, declaró: “Estos son los peores momentos desde la era nazi”.

La agencia de seguridad de la comunidad judía británica, CST, informó que julio tuvo el mayor número de incidentes antisemitas registrados en cualquier mes desde que comenzó a llevar registros hace tres décadas. Conocido por ser muy medido, y casi no alarmista, el ex rabino jefe británico Jonathan Sacks escribió en Iom Kipur que la comunidad judía sufre “un grado de aprehensión que no he conocido en mi vida. El antisemitismo ha vuelto a Europa en la memoria viva del Holocausto”.

Los judíos europeos fueron aterrorizados por la Kristallnacht, y en la Europa de hoy que están siendo aterrorizados una vez más por el odio antisemita, especialmente, pero no sólo, vinculado al conflicto palestino-israelí. El terror no es de una noche, sino una acumulación de incidentes en los últimos años.

Durante la operación Margen Protector este verano, y durante la Operación Plomo Fundido en 2009, ADL informó sobre incidentes y la retórica antisemita en todo el mundo, relacionados con las guerras entre Israel y Hamás. Vimos la incitación a la violencia, la demonización de Israel, la difusión de libelos conspiracionistas y de sangre, y demás expresiones antisemitas. Muy a menudo, estas palabras llevaron a agresiones y vandalismo.

Una de las consecuencias de esos ataques es que un gran número de judíos europeos ya no se sienten libres de vivir abiertamente como judíos. La Agencia de la Unión Europea sobre derechos humanos encuestó a ocho grandes comunidades judías en Europa en 2012 y encontró una inseguridad generalizada. Uno de cada cinco judíos había sido víctima de un insulto antisemita, acoso o asalto, y uno de cada tres manifestó estar preocupado de ser atacado físicamente durante los próximos 12 meses. Dos de cada cinco judíos siempre o frecuentemente evitaron mostrar que llevaban una kipá o una estrella de David en público.

El antisemitismo nunca salió del continente, pero su reciente transformación de la retórica en violencia, incluyendo asesinatos en una escuela judía en Toulouse y el museo judío en Bruselas, ha provocado un cambio radical en la confianza de las comunidades judías en toda Europa. La mayoría de los líderes políticos europeos han condenado los incidentes antisemitas en sus países, pero la indiferencia entre el público es chocante y desalentadora.

Si el odio desposado y actuado por los antisemitas y la apatía de los ciudadanos europeos por apoyar los esfuerzos de los líderes políticos bien intencionados, las comunidades judías europeas tendrán un futuro oscuro: la auto-segregación comunal, la retirada individual de la vida comunitaria judía o la emigración.

El “Nunca más” aún permanece. No habrá otro Holocausto. Pero la Kristallnacht es otra historia. Aprendamos las lecciones, no para evitar otro Holocausto sino para evitar un desastre distinto, el lento proceso de aterrorización de los judíos de Europa que viven en el miedo permanente, empujados ante la terrible opción de abandonar su identidad o huir.

 

* Ex Presidente de la Liga Anti Difamación (ADL).

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