Breves de Las Artes. 8 de Septiembre

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Rafael Pérez Gay será entrevistado acerca de su trayectoria literaria

  • Sostendrá una charla con la también escritora Josefina Estrada
  • Premio Mazatlán de Literatura 2014 por el libro El cerebro de mi hermano
  • Viernes 12 de septiembre, a las 19:00 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia

INBA. 80 AÑOS DEL PALACIO DE BELLAS ARTES

 


Más de 35 años son los que separan a Rafael Pérez Gay de aquellas ocasiones en que publicó sus primeros artículos en la prensa. Siempre lo motivaron las lecturas de algunos periodistas del siglo XX, como Manuel Gutiérrez Nájera o Manuel Payno, a quienes no disimula su admiración al leer sus escritos que, según ha dicho en entrevistas, de tan nuevos, parecen haber sido escritos para mañana.

 

En el inicio de su carrera al comenzar a trabajar a la revista Nexos en 1984, conoció a José Joaquín Blanco, quien fue una de las primeras personas en demostrar gusto por su trabajo, al igual que Héctor Aguilar Camín, de quien ha dicho que lo que sabe de periodismo y narrativa hasta ahora, se lo debe a él, y por lo tanto lo considera como uno de sus maestros.

 

Otro de sus mentores literarios fue Carlos Monsiváis. Si bien su relación con el autor de Días de guardar terminó un poco fracturada, como él mismo ha comentado, no por ello lo descarta como de las figuras más importantes de quien aprendió mucho durante los ocho años en que trabajó con él haciendo el suplemento La cultura en México. Aunque Rafael Pérez Gay acepta que la responsabilidad de lo que escribe es solo suya, acepta que viene directamente de ellos, todos escritores completísimos, ha asegurado.

Su adolescencia la vivió en los años setenta cuando “El boom latinoamericano” estaba en auge y gracias a ello tuvo la oportunidad de leer autores imprescindibles que lo marcaron para siempre, sin embargo fue su hermano, el también escritor José María Pérez Gay, fallecido en 2013, de quien recibió el mayor de los regalos, pues ha dicho que él fue quien le enseñó que dentro de los libros habían muchas vidas.

 

Fue entonces cuando conoció a Celan, Musil y Joseph Roth, entre muchos otros autores, pues su hermano pasaba la madrugada traduciéndolos al español y le pedía ayuda para leerlos en voz alta, en un labor en la que también participaban sus padres y hermanas. Un taller en forma al que perteneció Rafael Pérez Gay fue el formado por Sergio González Rodríguez, Antonio Saborit, y Alberto Román, entre otros, con quienes con el tiempo no solo formó una gran amistad, sino también una empresa, la editorial Cal y Arena, que en este año cumplió 25 años de vida.

 

La obra de Rafael Pérez Gay ha recibido varios premios, siendo el más reciente el Premio Mazatlán de Literatura 2014 por el libro El cerebro de mi hermano, que junto a otros de sus libros como El corazón es un gitano y Nos acompañan los muertos, despliega el abanico de géneros literarios en los que ha incursionado a lo largo de su carrera.

 

Si en El corazón es un gitano el lector se encuentra con lo que se ha dado en llamar un “relato súbito”, que da cuenta de manera rápida de un hecho que está sucediendo, en Nos acompañan los muertos, Rafael Pérez Gay habla de la vejez, la enfermedad y la muerte del narrador, que es él mismo. El cerebro de mi hermano, según ha comentado en entrevistas, se encuentra ubicado justamente entre estas dos maneras de escribir. Es una nouvelle que habla de lo doloroso que fue para el autor vivir los últimos años de la enfermedad de su hermano.

 

Rafael Pérez Gay sostendrá una charla con la escritora y periodista Josefina Estrada acerca de su trayectoria literaria, y experiencias personales en torno a ella, como parte del ciclo “Hoja de vida”. La cita es el 12 de septiembre, a las 19:00 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, ubicado en avenida Nuevo León 91, colonia Hipódromo Condesa, en la Ciudad de México. Entrada libre.

 

Presentan “El arraigo popular del teatro

titeril en México”

 

  • Disco compacto de la investigadora Francisca Miranda
  • Miércoles 10 de septiembre, a las 17:00 horas, en el Aula Magna del Centro Nacional de las Artes

 

Si algo ha marcado el teatro para títeres en México es su sincera preocupación por transmitir lo mejor de la educación y la cultura, aseguró Francisca Miranda, investigadora del Centro de Investigación, Documentación e Información Teatral (CITRU) “Rodolfo Usigli”.

 

Explicó que ese género teatral es y será indispensable en la formación de nuevos públicos, ya que despierta la imaginación y los sueños de los niños y adultos.

 

Al menos esas son dos de sus tesis plasmadas en su reciente investigación en formato CD: El arraigo popular del arte titeril en México 1940-1960, que se dará a conocer en el Aula Magna del Centro Nacional de las Artes (CENART), el miércoles 10 de septiembre a las 17:00 horas.

 

“Con este trabajo yo termino mis investigaciones en torno a la historia del teatro de títeres, desde la época precolombina hasta 1965, año en que se creó el Centro de Teatro Infantil del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA)”, afirmó Miranda, quien actualmente realiza el proyecto Cronología comentada de grupos de títeres de México 1970-2013.

 

Los grupos que aparecen en su reciente investigación son Carpa Títeres Flores de Aguascalientes (1865-2014), Títeres Herrera de la Ciudad de México y Cuernavaca, Morelos (1920-2014), Genaro Aceves Mezquitán “Pinito” de Guadalajara (1925–1940), Títeres Morales de Oaxaca (1940-2014), Pedro Domínguez Franco “Periquín” de Pachuca, Hidalgo (1940–2011), Guiñol Gilberto Ramírez Alvarado “Don Ferruco” de la Ciudad de México (1940–1950), Juvenal Fernández Bravo de la Ciudad de México (1940–1950), Teatro Petul de los Altos de Chiapas (1954–1957) y Pedro Carreón Zazueta “El señor Guiñol” de Culiacán, Sinaloa (1959–2012).

 

En entrevista, la especialista señaló que esos nueve grupos “realizaron un gran trabajo educativo, social y, sobre todo, de salud en México en un periodo corto de nuestra historia, que comprende de 1940 a 1960”.

 

Agregó que anteriormente no se habían hecho ningún tipo de investigación sobre esos grupos, a pesar de que estuvieron en un momento histórico crucial de México, al llevar el teatro de títeres a las comunidades más remotas, como Chiapas.

 

A pregunta expresa, aseguró que el teatro hecho por esos grupos “estaba enfocado en la educación, la cultura y la salud, pero con un objetivo más didáctico y pedagógico”.

 

En esas décadas, recordó la ganadora del Premio Rosete Aranda 2008, el estado mexicano tenía muy en claro sus objetivos educativos, por ello, entre otras cosas, “echaron mano” del teatro de títeres para no solo poder crear en los niños la ilusión de la magia, sino también para hacerlos partícipes a través de los muñecos, de cómo podían mantener sus cuerpos sanos.

 

Entre 1940 y 1960, explicó Miranda, el teatro de títeres enseñaba a los niños a proteger su salud, informándoles de los peligros de las enfermedades infecciosas y de la importancia de cuidar sus cuerpos, sin olvidar que podía convertirse en una herramienta que apoyaba a los maestros en clases.

 

Fue tal su grado de aceptación, afirmó la investigadora, que los grupos ya eran conocidos entre los estudiantes de secundaria y los maestros normalistas, incluso muchos de ellos siguieron sus pasos en este oficio.

 

Miranda dijo que, además de que los grupos de titereteros apoyaron en mucho las campañas de alfabetización y de salud en México, habría que destacar los libretos y la estética de sus espectáculos, incluyendo la técnica utilizada para la elaboración de sus muñecos.

 

A través de los muñecos, adujo, los niños tienen más facilidad de expresión y de desarrollo de sus capacidades mentales y lúdicas. Un muñeco les proporciona la seguridad que muchas veces un adulto no puede, porque son una representación de sus anhelos, dijo.

 

Comentó que si en la época colonial los espectáculos de títeres fueron expulsados, perseguidos y encarcelados, ahora, en este siglo XXI, deben apoyarse, por medio de la entrega de becas, y fomentando y difundiendo sus funciones en todo el país.

 

El teatro de títeres no ha perdido su vigencia, señaló Francisca Miranda, ya que da mayores habilidades en la expresión, la escritura y el arte, las cuales no son transmitidas por las nuevas tecnologías.

 

Finalmente, la licenciada en arte dramático por la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA, y maestra en estudios latinoamericanos por la UNAM, informó que de 1965 a esta fecha tiene registrados más de 700 grupos dedicados al teatro de títeres en todo el país y más de mil libretos.

 

Como autora, Miranda ha publicado los libros México. Época de Oro del Teatro Guiñol de Bellas Artes (1932-1965), Empresa Nacional Mexicana de Autómatas Hermanos Rosete Aranda (1835-1942) y Teatro Carpa Rosete Aranda, Empresa Carlos V. Espinal e Hijos (1900–1961). También realizó el documental Érase una vez… Una historia de títeres, producido por Canal 22, que en 2010 recibió la mención especial”Pantalla de Cristal”.

 

Conversarán Fernando Curiel y Alejandra Amatto

sobre la obra de Onetti

  • En una nueva sesión del ciclo “Los Villaurrutia”
  • Por la obra Onetti: obra y calculado infortunio Fernando Curiel ganó el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para escritores en 1980
  • Miércoles 10 de septiembre, a las 19:00 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurruti

Ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para escritores en 1980 por el ensayo Onetti: obra y calculado infortunio, el narrador y ensayista Fernando Curiel conversará con Alejandra Amatto en una nueva sesión del ciclo “Los Villaurrutia”, el cual se celebrará el próximo miércoles 10 de septiembre, a las 19:00 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia.

 

Para Fernando Curiel (Ciudad de México, 1942), el ensayo literario Onetti: obra y calculado infortunio (1980) es un trabajo académico que desembocó en un género experimental al que denominó reportaje crítico, “lo vertebran dos largas conversaciones, testimonios importantes de Carlos Quijano y de Juan Carlos Onetti”, dijo Curiel en entrevista para la Coordinación Nacional de Literatura.

 

Por el estilo ágil y ameno con que argumenta y narra la obra de Juan Carlos Onetti (Uruguay, 1909-España, 1994) en Onetti: obra y calculado infortunio, Fernando Curiel fue reconocido con el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para escritores, galardón creado en 1955 por el crítico literario Francisco Zendejas, que tiene la finalidad de reconocer, estimular y apoyar las letras mexicanas.

“El Premio Xavier Villaurrutia es un reconocimiento muy importante. Para mí fue un gran estímulo. A partir de recibirlo hubo una producción en mi obra muy significativa, tanto en narrativa como en ensayo”, aseguró el escritor mexicano también ganador del Premio Nacional de Ensayo Literario José Revueltas en 1983 por La querella de Martín Luis Guzmán.

 

Fernando Curiel es autor de las novelas Ciudad tatuada (1986) y Manuscrito hallado en un portafolios (1981); no obstante, es el género ensayístico el que más abunda en su obra. El ensayo Onetti: obra y calculado infortunio es una puerta al mundo del narrador y periodista uruguayo Juan Carlos Onetti, escritor que admira y recomienda.

 

“Abro el mundo de Onetti con El astillero (1961) y El infierno tan temido (1962), dos obras que son una dosis lo suficientemente fuerte para quedar marcados de onettismo. Me interesa de sobre manera que quienes no han leído a Onetti lo lean, y quienes sí, que lo relean”, expresó Fernando Curiel.

 

Juan Carlos Onetti colaboró en diarios como La Nación de Argentina y El País de España, así como en las agencias Reuters y EFE. Entre las obras publicadas del escritor uruguayo destacan Tierra de nadie (1941), Una tumba sin nombre (1959), Dejemos hablar al viento (1979).

 

Fernando Curiel invita al público al ciclo “Los Villaurrutia”, en el que sostendrá una conversación con la ensayista Alejandra Amatto (Uruguay, 1979) sobre la obra del escritor Juan Carlos Onetti. La cita es el miércoles 10 de septiembre, a las 19:00 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, ubicado en Nuevo León 91, colonia Hipódromo Condesa, Ciudad de México.

 

 

“Los niños y las niñas unidos por el arte”,

en el Museo Nacional de San Carlos

 

  • En el marco de la celebración de los 400 Años de la Misión Hasekura fue seleccionado el proyecto del Museo Nacional de San Carlos
  • Una muestra del intercambio cultural México-Japón se presentará el martes 9 de septiembre

 

El Fideicomiso del Fondo de la Amistad México-Japón seleccionó el proyecto “Los niños y las niñas unidos por el arte” que presentó el Museo Nacional de San Carlos, en el marco de los 400 Años de la Misión Hasekura: año del intercambio México-Japón, el cual tiene como objetivo reconocer el puente cultural que los niños de origen mexicano-japonés realizan en la actualidad, vinculando y viviendo su doble patrimonio cultural a través de las artes plásticas.

 

La finalidad de esta iniciativa -seleccionada junto a otras ocho de entre 30 que participaron-, es fomentar la comunicación entre los infantes de ambas naciones al compartir la experiencia de la creación de una obra de arte que permita un diálogo y la solidificación de los lazos culturales de los dos países.

 

La actividad, coordinada por el departamento de Servicios Educativos, consiste en la realización de una exhibición de pinturas y esculturas creados por los menores, en la cual plasmarán sus propia visión de sus raíces compartidas.

 

Asimismo, los niños contarán con una visita interpretativa por la colección permanente del recinto, un taller de expresión artística y la presentación de un cuentacuentos.

 

El patrimonio cultural de México y Japón tiene como objetivo difundir nuestra memoria compartida para las futuras generaciones, factor determinante para aprender las creencias, valores y costumbres de las dos culturas. Con este programa se busca solidificar los lazos culturales de ambas naciones y promover el intercambio de experiencias entre niños de seis a 12 años.

 

Es importante recordar que en octubre de 1613, bajo las órdenes del señorío de Sendal, el barco japonés San Juan Bautista zarpó desde el puerto de Tsukinoura rumbo a la Nueva España, con el samurái Hasekura como embajador.

 

El principal propósito de la misión era establecer un comercio directo entre ambos países. Tras recorrer varias ciudades la delegación llegó a la capital, donde algunos de ellos fueron bautizados en la iglesia de San Francisco. Unos meses después partieron del puerto de San Juan de Ulúa hacia Sevilla, con la finalidad de conseguir el consentimiento y el apoyo del rey de España y del Sumo Pontífice para establecer un comercio directo y el envío de misioneros.

 

La misión regresó a México en 1617 y partió de Acapulco en abril del siguiente año rumbo a Manila. Finalmente regresó a las tierras de Sendal y, dadas las políticas internas de Japón y la prohibición del cristianismo, nunca se concretaron los propósitos de la Misión Hasekura.

 

 

Álvaro Ruiz Abreu hablará de su trayectoria como biógrafo y escritor

  • Reconocido por ser el biógrafo de José Revueltas y José Carlos Becerra
  • Será entrevistado por el periodista cultural Jesús Alejo
  • Jueves 11 de septiembre, a las 19:00 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia

 

Resultado de su tesis de doctorado fue como Álvaro Ruiz Abreu comenzó a interesarse por la vida de uno de los escritores más importantes del siglo XX: José Revueltas, de quien publicó una biografía en el año de 1992. Desde entonces, dice haber encontrado en el género de la biografía una de sus más grandes pasiones, pues le ha permitido combinar la investigación con la posibilidad de ver el significado de una obra y el sentir de quien la escribió.

 

“El biógrafo se mete en la época de la que escribe, en las corrientes literarias a las que pertenece [el escritor], hace estudios de época, entonces se mete a la historia de la cultura. Este género ofrece tantas posibilidades expresivas y narrativas porque la biografía se encarga de narrar una vida y una obra, como lo hacen las novelas, aunque las novelas son ficción y la biografía está basada en hechos reales. No se puede inventar nada, pero sí usa los recursos del escritor, del novelista”, explicó en entrevista.

 

Álvaro Ruiz Abreu también es un gran conocedor de la vida de José Carlos Becerra, “la otra cara de José Revueltas”, dice, debido al contraste entre estos dos intelectuales. Aunque Becerra no escribió tantas obras, ni tuvo una vida tan larga como el autor de Los días terrenales, detalla que fue un personaje muy interesante pues a pesar de haber tenido tan sólo 34 años cuando murió, en vida logró interesar a propios y extraños con los únicos tres libros que llegó a publicar. “Qué intensidad de hacer las cosas”, aseguró.

 

“Octavio Paz le manda una carta y le dice que está asombrado por su seguridad en la expresión poética siendo tan joven. Está asombrado de ver cómo utiliza el versículo que no se practica en México, porque es una métrica que está en la Biblia y que se practica sobre todo en lengua inglesa.  Los lectores ingleses toman esa forma. Asombra también a Monsiváis y a José Emilio Pacheco. Sus amigos de generación se le acercan y ven en aquel poeta en ciernes una juventud plena pero también una madurez prematura y también es un momento que podemos definir como intenso en la corta vida de Becerra, cada paso que dio fue fuerte.”

 

Si Álvaro Ruiz Abreu al escribir la biografía de José Revueltas encuentra “a un personaje propio para una biografía”, merced a su vida agitada debido a sus posturas políticas y una obra que abrió brecha dentro de la literatura latinoamericana, en José Carlos Becerra encuentra el ímpetu de un joven que contó con gran genio y que desde temprana edad “quiso comerse al mundo”.

 

Entre risas, cuenta Ruiz Abreu que José Carlos Becerra deseaba convertirse en muchas cosas. Quería ser torero, director de cine, novelista, poeta, dramaturgo, dirigente estudiantil, hombre de izquierda, dibujante, arquitecto…  “Sus amigos de broma le decían ‘oye, poeta, tu párale, en realidad lo que tú eres es poeta para qué le buscas’”.  Sobre todo le llamaba la atención ser actor: “admiraba muchísimo a Humphrey Bogart, se disfrazaba a veces de él, se ponía una gabardina, se peinaba de manera especial y salía a la calle pensando que las calles de la colonia Roma Sur de los años sesenta en algún barrio de Londres, de Nueva York o de París. Fue un cosmopolita”, subrayó.

 

De “espléndido” es como Ruiz Abreu califica la biografía, género que, sin embargo, señala que es poco visitado en México. “¿Dónde están las grandes biografías sobre Manuel Payno o de Ignacio Manuel Altamirano, sobre Federico Gamboa, sobre Martín Luis Guzmán, dónde están las grandes biografías sobre Salvador Novo, sobre Xavier Villaurrutia? No las hay. Ha habido trabajo de otro tipo, de otra índole, pero biografías no hay”. Quizá lo desértico del panorama de las biografías de escritores en México, se deba a los años que deben de invertirse para realizar una buena investigación. “Se requieren muchos años de trabajo, mucha dedicación y parece que no hay ese tiempo entre nuestros investigadores”, finalizó.

 

El periodista Jesús Alejo entrevistará a Álvaro Ruiz Abreu como parte del ciclo “Autores off the record” que organiza la Coordinación Nacional de Literatura. La charla se llevará a cabo en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, ubicado en la Avenida Nuevo León 91, colonia Hipódromo Condesa, en la Ciudad de México, el próximo jueves 11 de septiembre a las 19:00 horas. Entrada libre.

 

Para David Martínez el premio Ensayo Teatral 2014

  • Por su texto titulado Hacia una dramaturgia desde el mestizaje
  • Convocado por Conaculta-INBA y las revistas Paso de Gatoy Artez Blai
  • Mención honorífica para El teatro documental, evocador de memoria, ficción o realidad, de Paulina Sabugal (México)

Por su texto titulado Hacia una dramaturgia desde el mestizaje, el escritor mexicano David Alejandro Martínez resulto ganador del Premio Internacional de Ensayo Teatral 2014, convocado por Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Bellas Artes, en colaboración con las revistas Artez Blai, de España, y Paso de Gato, de México.

 

Así lo dio a conocer Jaime Chabaud, director de la revista Paso de Gato, en el marco de la última jornada de la Feria Internacional del Libro Teatral (FELIT), celebrada en el Centro Cultural del Bosque.

 

El joven escritor David Alejandro Martínez Rodríguez se hizo acreedor al premio dotado de 40 mil pesos y la publicación del texto. El galardón se hará entrega en noviembre próximo en el marco de la 35 Muestra Nacional de Teatro que se celebrará en Monterrey, donde además se dará a conocer su publicación impresa en forma de libro.

 

Acompañado de Juan Meliá, coordinador nacional de Teatro del INBA; Arturo Díaz, director del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (Citru), y de Carlos Gil, director de Artez Blai, Jaime

 

 

Chabaud informó que la edición 2014 de dicho certamen recibió un total de 19 trabajos procedentes de varios países iberoamericanos.

El jurado lo conformaron Fernanda del Monte (ganadora de la edición anterior), Fernando del Toro y Óscar Armando García, quienes decidieron otorgar asimismo una mención honorífica al texto El teatro documental, evocador de memoria, ficción o realidad, de la mexicana Paulina Sabugal.

 

El ganador del certamen, David Alejandro Martínez, agradeció el premio a las instituciones convocantes, así como la posibilidad de conocer más, a través de la FELIT, el teatro contemporáneo que se hace en nuestro país y a las editoriales que hacen posible que el teatro también se pueda leer.

 

“Es importantes el Premio Internacional de Ensayo Teatral y esta feria –dijo—pues da oportunidad a mucha gente tener acceso a textos dramatúrgicos como a la teoría teatral, y reflexionar acerca de ello”. Agregó que aunque su designación como ganador le tomó por sorpresa, externó que “siempre que uno envía un trabajo a un concurso, se tiene al menos la esperanza pequeñita de que sea uno el ganador. Estoy feliz y agradecido de que me lo hayan otorgado”.

 

En el acto, Arturo Díaz, director del Citru, destacó la importancia del Premio Internacional de Ensayo Teatral, el cual nació, en 1990 en una iniciativa del INBA y Paso de Gato, con la intención de apoyar y estimular la profesionalización del quehacer escénico en México.

 

Por su parte, Carlos Gil, director de la editorial española Artez Blai, destacó que el certamen “ha creado un caldo de cultivo para que muchas escritores se esfuercen en concretar sus ideas en forma de ensayo. “Hay mucha gente pensando el teatro y haciendo teorías, quizá algún día se agote pero seguiremos luchando porque es importante hacer teatro y reflexionar en esa tarea.

 

Finalmente, Jaime Chabaud subrayó el hecho interesante de que al menos dos países, España y México, puedan ponerse de acuerdo para convocar a un premio conjunto, pues ello genera interacción entre pares. En ese sentido, anunció una nueva colaboración entre Paso de Gato y Artez Blai: la edición de la colección que se llamará El gato en la Zapatilla, con libros que se publicarán simultáneamente en ambos países.

 

Con el anuncio del ganador del Premio Internacional de Ensayo Teatral 2014 concluyó la Feria del Libro Teatral que se llevó a cabo del 2 al 7 de septiembre.

 

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