Con la salida de las primeras estrellas de mañana, miércoles, el mundo judío celebrará, a la sombra de la Masacre del 7 de Octubre, Sucot, la fiesta de las cabañas, que recuerda el modo en que sus antepasados, los Hijos de Israel, vivieron en el desierto tras la salida de la esclavitud en Egipto.
La Torá la nombra como “Fiesta de los Tabernáculos” y es la última de los Shloshet Harregalim, las tres festividades de peregrinaje al Templo de Jerusalem cuando éste existía, hasta el año 70, junto con Pésaj y Shavuot.
Es una semana en Israel y ocho días en la Diáspora en los cuales es obligatorio alegrarse y morar en una sucá (cabaña) que comienza a construirse al término de Iom Kipur (Día del Perdón).
Esta debe tener al menos tres paredes y un techo con ramas que permita ver el cielo.
También denominada Jag Haasif (la fiesta de la cosecha, en el hemisferio norte), en Sucot los judíos agradecen y recolectan los productos obtenidos de la tierra. En Israel, algunos kibutzim celebran la segunda cosecha de granos y frutas del otoño, el comienzo del año agrícola y las primeras lluvias. Este año tendrá una connotación muy especial, ya que muchos de ellos fueron las principales víctimas del terrorismo palestino hace más de un año.
Como toda festividad judía, Sucot está llena de simbolismos y costumbres.
Entre los primeros están las Arbaat Haminim (cuatro especies), un cidro (etrog), una hoja de palma (lulav) y sendos ramilletes de hojas de mirto (hadás) y ramas de sauce (aravá), que representan a los cuatro tipos de judíos existentes: quienes estudian la Torá y hacen buenas acciones, quienes solo cumplen una de esas dos cosas condiciones y quienes ninguna de ellas practican. En esta oportunidad faltarán los 101 rehenes de terroristas palestinos de la Franja de Gaza, además de todos los muertos y asesinados desde el año pasado.
En esta semana festiva, estacionamientos, techos, parques y espacios públicos de todo el mundo se llenan de sucot, inclusive las bases militares israelíes.
En Israel, los días festivos y no laborables son el primero y el último, mientras que en la Diáspora son los dos iniciales y los dos finales, incluida Simjat Torá. La diferencia se da en las tres fiestas de peregrinación en conmemoración de los tiempos antiguos, cuando las efemérides se informaban por medio de una red de señales de fuego y humo, que resultaba en que en los lugares más recónditos se enteraban al día siguiente.
Los días intermedios o Jol Hamoed son de media fiesta y puede llevarse una vida normal, a pesar de lo cual en Israel se utiliza como vacaciones de otoño, que complementan a las de Pésaj, las de primavera, también de una semana.
Desde el punto de vista litúrgico, además de la oración de las especies se agrega el Halel, un conjunto de salmos y bendiciones que también se recita en Rosh Jódesh (principio de mes), Pésaj y Shavuot.
El séptimo día se denomina Hoshaná Rabá y es cuando D’s termina de sellar sus veredictos de Iom Kipur, a consecuencia del juicio iniciado en Rosh Hashaná (Año Nuevo), y de evaluar a todas las criaturas del mundo.
Luego viene Shminí Atzéret, la congregación del octavo día, que en Israel se celebra junto con Simjat Torá (la alegría de la Torá) y fue cuando se perpetró la masacre el año pasado, mientras que en la Diáspora son dos jornadas festivas diferentes.
En ambas ocasiones se acostumbra bailar “akafot” portando los Rollo de la Torá alrededor de la bimá (púlpito) y recitar “hoshanot”, denominación que deriva de “hoshía na” (sálvanos, por favor). Este año tendrá la connotación triste y dura del primer aniversario…
La última de las festividades celebra el final del ciclo de lectura semanal del Libro Sagrado y su inmediato recomienzo.
Artículos Relacionados: