¿Qué recuerda realmente la Pascua hebrea o Pésaj? ¿Es, meramente -como algunos creen- la Fiesta de los Panes sin levadura o es mucho más? ¿Los judíos del siglo XXI continúan celebrando esta antiquísima festividad?
Pésaj es, quizás, la festividad religiosa más antigua de la historia de la humanidad. Se celebra desde, aproximadamente, 3200 años en forma continuada. Se inicia cada año el 15 del mes hebreo de Nisán (este año al anochecer del miércoles 8 de abril), habitualmente con la luna llena, en el mes de la primavera (en el hemisferio norte) y finaliza en la diáspora el 22 de Nisán (este año será el martes 16 de abril).
La primera celebración tuvo lugar en el propio Mitzraim -Egipto-, la tierra que esclavizó al pueblo hebreo. Los cabalistas han analizado el origen de esta palabra, Mitzraim y encontraron en su etimología el término hebreo Metzarim, que significa “limitaciones”, “angosturas”, “estrecheces”, “penas”. Tal era la percepción de la vida hebrea en el país del Nilo. Por lo contrario, la idea de la libertad nos remite a lo amplio, espacioso y vasto. Es, pues, en una primera acepción, una Fiesta de la Liberación que, con el paso de los siglos, se transformó principalmente en una festividad familiar, constituyendo la celebración hogareña más respetada hasta la actualidad. Lamentablemente -por la pandemia- este año será una festividad solitaria.
Decía el escritor Moacyr Scliar respecto a la memoria que se ejerce en esta festividad: “Recordamos el hambre, el cansancio, el sudor, la sangre, las lágrimas (de cuando éramos esclavos). Recordamos el desamparo de los oprimidos frente a la arrogancia de los poderosos. Recordamos con alivio: es el pasado. Recordamos con tristeza: es el presente. Todavía existen faraones. Todavía existen esclavos (…).” Y continúa Scliar en esta moderna interpretación del Pésaj: “Pregunta, hijo mío, pregunta todo lo que quieras saber: la duda es el camino hacia el conocimiento. Pero cuando llegues a sabio, procura emplear tu sabiduría en beneficio de los demás. Repártela, como hoy repartimos nuestra matzá. Sigue el consejo de nuestros sabios y recuerda la salida de Egipto no sólo en la noche de Pésaj sino en todos los días de tu vida”.
A su vez, Bernardo Sorj le da actualidad al significado:
“Pésaj nos enseña:
Que fuimos perseguidos y nunca debemos perseguir.
Que fuimos humillados y nunca debemos humillar.
Que fuimos estigmatizados y nunca debemos estigmatizar.
Que fuimos oprimidos y nuca debemos oprimir.
Que fuimos confinados en guetos y nadie debe vivir en villas miseria.
Que toda esclavitud termina en la lucha por la libertad por el otro”.
Otra interpretación en el mismo sentido alude a la composición de la palabra Pésaj. Pé, boca y saj, habla, grita, en hebreo: La boca que clama (contra la injusticia), en referencia al versículo en que Dios escuchó el clamor del pueblo esclavo (Éxodo III:7).
Si leemos las noticias internacionales, estamos cada vez más alejados del “ama a tu prójimo” de las Escrituras (Levítico XIX, 18). Por todo esto, esta festividad es mucho más que la costumbre del pan ázimo. Representa la evocación de uno de los momentos fundacionales en la historia humana. La primavera de la historia.
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