La actitud de Suiza con los refugiados judíos durante la Segunda Guerra Mundial está nuevamente en el tapete en este país europeo, diez años después de publicarse el informe Bergier, un documento de más de 10.000 páginas que consideraba que la cooperación del gobierno helvético e industriales suizos con los nazis había ido demasiado lejos.
El domingo, día de conmemoración mundial del Holocausto, la televisión suiza difundió documentos, incluyendo fotos, que muestran que el gobierno helvético ya estaba informado en 1942, cuando decidió cerrar sus fronteras al ingreso de refugiados, de la exterminación de los judíos de Europa.
Estas fotos muestran cadáveres de judíos amontonados, al descargarse vagones, en los que murieron asfixiados.
El cónsul suizo en Colonia (Alemania), Franz Rudolf von Weiss, envió estos documentos al teniente coronel Roger Masson, quien dirigía los servicios de inteligencia del ejército suizo.
Junto con las fotos, había apuntes manuscritos del cónsul, con fecha 14 de mayo de 1942.
El 4 de agosto de 1942, el gobierno suizo decidió cerrar sus fronteras al ingreso de refugiados, aunque corrieran peligro de muerte. El parlamento apoyaba al gobierno, si bien la población se oponía.
Los historiadores que habían participado en la comisión Bergier ya conocían estos documentos, pero ahora se pueden consultar en internet.
Para Sacha Zala, historiador y director del centro de investigación Documentos Diplomáticos Suizos (DDS), “al estar en línea, estos documentos también tienen un objetivo didáctico. No cambian la interpretación de la historia”, pero el papel de Suiza queda “mucho más claro”, añadió.
Por otra parte, declaraciones del presidente de la Confederación, Ueli Maurer, con motivo del día del Holocausto, suscitaron fuertes críticas en Suiza. Maurer indicó que, durante la Segunda Guerra Mundial, un “período oscuro para el continente europeo”, Suiza sirvió de “refugio”.
Para el historiador suizo Hans Ulrich Jost, Maurer es “un manipulador de la historia” y forma parte de las “personas que intentan ocultar la verdad”.
“El deber de los historiadores es mostrar los resultados de sus investigaciones y recordar hechos que no siempre resultan agradables para Suiza”, agregó.
La Federación Suiza de Comunidades Israelitas (FSCI), la Plataforma de los Judíos Liberales de Suiza (PJLS) y la Coordinación Intercomunitaria contra el Antisemitismo y la Difamación (CICAD) lamentaron que el presidente suizo “haya presentado las cosas de manera simplista”.
Las asociaciones recordaron que un ex presidente de la Confederación, Kaspar Villiger, había pedido perdón por la política de su país con respecto a los refugiados durante la guerra.
El informe Bergier, publicado en 2002, consideró que la cooperación del gobierno suizo y parte de los industriales del país con el régimen nazi había ido demasiado lejos.
Según este documento, unos 24.000 refugiados, en su mayoría judíos, no pudieron entrar a Suiza durante la guerra. Para el historiador Albert Chevalley, este número seguramente sea superior, ya que se destruyeron muchos expedientes durante la guerra.
Antes de 1942, parte de los judíos alemanes y austríacos que trataban de huir de los nazis lograron ingresar en Suiza, pero a otros se les impidió entrar en el país.
Muchos de los que lograron entrar clandestinamente se salvaron, según Chevalley.
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