Israel no puede evitar sentirse orgullosa de sus logros en el terreno agrícola, sobre todo si tenemos en cuenta su reducido territorio, sus exiguos recursos hídricos y otras dificultades. Las cifras hablan por sí solas: en la década de 1950, un granjero israelí alimentaba a 17 personas; poco más de 50 años después, ese número ha llegado a 95. Israel investiga continuamente con nuevos productos y tecnologías, lo que le ha permitido labrar con éxito el 20% de la superficie cultivable de los 21.000 km2 de Israel.
A los israelíes les agrada pensar que los primeros “agroturistas” fueron los personajes bíblicos Josué y Caleb, que acarrearon un enorme racimo de uvas para mostrar a los hijos de Israel los sorprendentes frutos de esta tierra. Los granjeros israelíes disfrutan intercambiando conocimientos con los visitantes que muestran un especial interés. La variedad de su producción da lugar a que granjeros de todo el mundo encuentren un lenguaje común con sus homólogos de cualquier lugar de Israel, ya sea en las zonas bien irrigadas del norte, en las subtropicales que rodean el Mar de Galilea, en las áridas tierras del Néguev y de Aravá, en la costa o en las piscifactorías (incluso eso se hace en el desierto).
Muchos agricultores israelíes pertenecen a colectivos (kibbutzim) o a cooperativas (moshavim), mientras que los granjeros árabes se han especializado en la cría de ganado pequeño, hortalizas, cultivos en grandes extensiones y olivos. Siguen existiendo también diversas granjas privadas fundadas en el siglo XIX. Conocer a la gente que está detrás del producto y entablar relaciones duraderas son algunos aspectos inolvidables del agroturismo en Israel.
La iniciativa, la innovación y un uso racional de la tierra y del agua, especialmente del agua salada para el cultivo de la uva, la aceituna y el tomate, entre otros, han situado a Israel a la vanguardia mundial de la agricultura en terrenos áridos. Los templados inviernos del desierto constituyen una ventaja económica, ya que permiten comercializar el producto un mes o más antes de que se coseche en cualquier otro lugar. Algunas personas se sorprenden de que el primer producto de exportación agrícola de Israel sean las flores. Por otra parte, no hay que olvidar la buena administración del territorio: la producción lechera y otros sectores se están transformando en empresas respetuosas con el medio ambiente.
El agroturismo en Israel puede ser una oportunidad para profundizar en sus conocimientos e intereses, intercalando visitas a los enclaves históricos, religiosos y naturales que hacen de éste un país único. Más aún, puede programar su viaje para asistir a alguno de los festivales agrícolas o en temporada de recolección: el Festival de la Aceituna en octubre, la vendimia en verano, la recogida de la cereza al final de la primavera y otros eventos.
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