Su melena rubia corta, que en ocasiones luce suelta, parece no encajar en la serena oscuridad de la sinagoga. Su manicura francesa aparece, cuando desenrolla la Torá, como un símbolo de delicadeza en la interpretación de la ley divina. Alina Treiger, de 31 años, es ucraniana y en su mirada no hay rastro de la amargura con la que el ascenso a peldaños tradicionalmente vedados para las mujeres suele endurecer el alma.
Hoy ha sido ordenada rabina, algo que no ocurría en Alemania desde el 27 de diciembre de 1935, cuando Regina Jonas, recibió una “ordenación privada” por parte del rabino liberal Max Dieneman y sólo fue autorizada a dar clases de religión.
El judaísmo ortodoxo prohíbe la ordenación de mujeres y Treiger ha tenido que superar muchos obstáculos. Ella misma ha admitido que, al principio, hubo muchos prejuicios. Escuché cosas como que sólo un hombre puede ser un buen rabino y hubo quien apuntó que yo debía ser lesbiana, pero para mí es totalmente normal el querer ser rabina”, ha declarado al diario ‘Bild’, que la considera una punta de lanza que abre camino a un grupo de mujeres que también serán ordenadas rabinas, previsiblemente en 2012.
Para ella, sin embargo, no se trata de una lucha por la mujer, ni nada parecido. “No he sido yo la que he buscado esta vocación, sino que ha sido ella la que me ha encontrado a mí”, dice la nueva rabina, que cuenta que comenzó a hacerse preguntas sobre religión tras pasar una temporada en un campamento de verano para jóvenes judíos en Ucrania, dirigido por un carismático y liberal rabino.
Treiger, que creció en una familia poco religiosa, emigró a Alemania en 2001. Perteneciente a un seminario rabínico liberal reinstaurado en 1999 en Potsdam y estará destinada en una comunidad de 300 familias de confesión judía en las localidades de Oldenburg y Delmenhorst (oeste de Alemania). Su preparación ha sido exhaustiva, en el colegio liberal Abraham Geiger. Al igual que su marido, es licenciada en Ciencias de la Religión y Psicología, además de hablar con soltura ucraniano, ruso, hebreo, inglés y alemán.
Pasado, presente y futuro de Alina
El presidente alemán, el demócrata cristiano Christian Wulff, estuvo presente en su ordenación y en lugar de destacar en su discurso el hecho de que Alina es una mujer, subrayó que “Desde hace apenas dos años en Alemania comienzan a ordenarse rabinos que han recibido su preparación en Alemania”. También se mostró satisfecho por el hecho de que todas las ramas del judaísmo, desde el ortodoxo hasta el liberal, vuelvan a arraigar en Alemania.
Su única antecesora, Jonas, autora de una tesina de 88 páginas sobre las posibilidades de una mujer de ser rabina según la “Halacha” o ley religiosa judía, fue deportada en 1942 al campo de exterminio de Theresienstadt (República Checa) y finalmente asesinada el 12 de septiembre de 1944 en una cámara de gas del campo nazi de Auschwitz (Polonia). En el campo de Theresienstadt Jonas colaboró con el psicoanalista Viktor Frankl en la tarea de ofrecer ayuda y consuelo a los presos.
En su futuro puesto en Oldenburg y Delmenhorst, la nueva rabina de Alemania desea “construir puentes” y su máxima aspiración es que los 200.000 judíos que hoy viven en Alemania se conviertan “gracias a la riqueza de su cultura, sus conocimientos y su música en un interlocutor vivo en el país”. Ni desea ni deja de desear que más mujeres sean ordenadas. “Que sea la voluntad de Dios”, responde a los periodistas.
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