El problema de los refugiados provenientes de Siria es uno de los temas candentes en el Líbano en los últimos años. A principios de 2016 se informó de que el número de refugiados sirios en el Líbano desde que comenzó la guerra, en marzo de 2011, ya pasó el millón (100 mil en campos de refugiados y el resto fuera de los campos). En el gobierno ya hay quienes hablan de un millón y medio. Este hecho resulta problemático para las autoridades del país, pequeño, dividido y con problemas de gobernabilidad y económicos.
Uno de los problemas centrales del Líbano es su delicada composición étnica, que constantemente está al borde de conflictos o provocando serios enfrentamientos internos que llegan a paralizar al país y su gobierno. Al mismo tiempo, últimamente han aumentado en forma significativa las muestras de discriminación y racismo contra los refugiados sirios. Desde declaraciones de ministros, programas de televisión que los presentan como terroristas, y movimientos de estudiantes que los rechazan.
La enorme presencia de refugiados en el país, así como en Turquía y Jordania, es una carga para la economía libanesa y trae amenazas a la seguridad. No hay datos precisos acerca de la población en el Líbano debido a que no se lleva a cabo un censo de población desde hace muchos años, pero las estimaciones del 2016 hablan de unos 4,4 millones de ciudadanos libaneses, y 1,3 millones de refugiados sirios y alrededor de 450 mil refugiados palestinos.
Las comunidades sunitas y chiítas son las principales y cada una constituye alrededor del 33% de la población. No hay información clara sobre cuál de las dos comunidades es más numerosa, pero lo que está claro es que, quien está muy por detrás es la comunidad cristiana maronita, que se estima en un 22%, a pesar de que alguna vez fue el más grande del país.
En vista de la creciente preocupación por el flujo de refugiados sirios, en la comunidad maronita y la comunidad chiíta se registran las mayores expresiones de rechazo.
“Una bomba de tiempo”
Quien lleva la bandera de la lucha contra la presencia de los refugiados es el ministro de Relaciones Exteriores libanés, Gebran Bassil, destacado político cristiano y cuñado del presidente, Michel Aoun, aliado de Hezbollah. En 2014 exigió que se cierren las fronteras a los refugiados sirios, porque ello representa un “peligro existencial” y llamó al gobierno a debatir la expulsión de los refugiados.
En Hezbollah definieron a los refugiados como “una bomba de tiempo”, con el argumento de que muchos de ellos se identifican con organizaciones jihadistas radicales sirias. Cabe recordar que, en el año 2006, miles de libaneses se refugiaron en Siria, donde fueron muy bien recibidos.
Recientemente, un video filmado en la Academia de Arte de Beirut tuvo amplia difusión. En el clip se ve a un grupo de estudiantes libanesas que hablan francés, a las que les preguntan si saldrían con un sirio. “No, no tenemos los mismos valores ni la misma educación, como para poder sentir que tenemos algo en común”, responde una de ellas. Otra dice: “¿Los sirios no están para limpiar?”.
El video, que se viralizó rápidamente, generó una ola de reacciones de indignación en las redes sociales y videos de jóvenes sirios. Uno de ellos, por ejemplo, respondió: “¿Quién te dijo que yo querría salir contigo?”. El diario libanés Al Nahar dedicó recientemente una nota especial a este tema, a la que tituló “racismo y contra-racismo”.
Además, el canal de televisión vinculado al presidente Aoun emitió en estos días un capítulo de la serie “Calma tu corazón”, en la que le hacen una broma a un joven sirio que comenzó a trabajar en una pista de karting. El joven fue interceptado por supuestos policías, que temían que fuera un terrorista o delincuente, le pidieron su documento de identidad y lo humillaron, todo ello en vivo y en horario central. Tanto en la prensa como en las redes sociales y la calle en Siria, la broma pesada provocó una ola de reacciones, lo que obligó al director del programa y su presentador a disculparse por las ofensas.
Y, como si todo esto fuera poco, a principios de noviembre, el diario Al Nahar publicó el siguiente titular: “La calidad del aire continúa descendiendo debido a la ola de refugiados sirios”. A ello se suma una declaración del ministro de Medio Ambiente, Mohammad Manchouk, que aseguró que “los refugiados sirios cambiaron la calidad del aire que respiramos en el Líbano”.
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