El pasado 8 de febrero, Colau anunció la suspensión de manera temporal de todas las relaciones con Israel, incluido el acuerdo de hermandad de Barcelona con la ciudad de Tel-Aviv. La misma alcaldesa justificó esta decisión “como un gesto para invitar a trabajar por la paz” en Israel, después de señalar una “violación flagrante y sistemática de los derechos humanos” y una vulneración del derecho internacional con un sistema de “apartheid” en el país. “Entendemos que no podemos callar”, defendió Colau, que envió una carta al primer ministro Benjamin Netanyahu para informar de la decisión.

La alcaldesa de Barcelona quiso dejar claro que no se trataba “en ningún caso” de una discriminación a la población judía, sino que era “una crítica a un gobierno, no a un pueblo, una comunidad, o una religión”. A pesar de este mensaje, los incidentes antisemitas en Barcelona han aumentado y parte la de la comunidad judía lo relaciona con esta decisión. “Alguna gente insiste en el hecho de que Israel practica el apartheid y muchos asocian Israel con los judíos, cosa que es un error. No digo miedo, pero sí que tenemos respeto por aquello que pueda pasar”, ha explicado Isaac Levi a la radio pública. Otras personas de la comunidad, sin embargo, discrepan y señalan el actual crecimiento de la extrema derecha y de Estado Islámico por todo el mundo como responsable de este incremento de incidentes.


La organización Acción y Comunicación sobre Oriente Medio (ACOM) ya informó de que emprenderá acciones legales contra la alcaldesa de Barcelona y contra el Ayuntamiento que lidera “por su discriminación antisemita” a raíz de la suspensión de la hermandad de Tel-Aviv con la capital catalana. En un comunicado, la ACOM denunció que “el Ayuntamiento de Barcelona culmina su deriva y lleva Barcelona a la máxima expresión del sectarismo y la discriminación, convirtiéndose en la ciudad más abiertamente antisemita de Europa”.