Esta semana, los hospitales israelíes volvieron a abrir las puertas de las salas especiales para casos de coronavirus. El aumento de contagios en las últimas semanas motivó a que se tomara esta lógica y rápida decisión.
Esos espacios habían sido cerrados debido a la exitosa campaña de inoculación nacional impulsada por el gobierno. Sin embargo, la variante Delta ganó terreno y los casos de contagiados crecieron de manera exponencial.
La cifra actual y total de pacientes de gravedad subió a 153, de los cuales 35 son críticos. Esto significa que el número de casos de este tipo se duplicó respecto a los últimos siete días. En las 24 horas del martes, se identificaron 2.260 nuevas personas con el virus en su cuerpo, y una positividad de 2,38%, según el ministerio de Salud.
Seis semanas atrás, los positivos eran alrededor de 200, mientras que ahora los mismos se elevaron a 14.365. El dato buno es que más de cinco millones de israelíes ya recibieron una o las dos dosis necesarias para combatir al COVID-19.
Esta variante que azota al mundo, incluido Israel, provocó que la vacuna Pfizer redujera su efectividad del 90% al 80%. Sin embargo, hasta ahora los resultados concluyen que la vacunación mantiene a raya la mortalidad del virus.
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