Cuentos coloridos para niños, editados en un contexto aterrador

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Durante la Segunda Guerra Mundial, se publicaron en los Países Bajos una serie de caprichosos libros infantiles bajo el seudónimo de El Pintor. En uno de ellos, los niños vuelan a lomos de gorriones. En otro, flotan atados a globos. Hay un libro pop-up con personas y animales acurrucados en los árboles y un libro de actividades con recortes de papel.

Vendieron miles de ejemplares y fueron populares no solo en los Países Bajos, invadidos y ocupados por la Alemania nazi en 1940, sino también en Alemania.

Los libros hicieron algo más que entretener a los niños durante los sombríos días de la guerra. Detrás del seudónimo El Pintor había una pareja judía, Galinka Ehrenfest y Jacob Kloot. Utilizaban el nombre de El Pintor para ocultar su origen y destinaban las ganancias de sus libros ilustrados a financiar los esfuerzos de la resistencia holandesa y a ayudar a los judíos que se escondían del régimen nazi.


Lo hicieron corriendo un gran riesgo, afirma Linda Horn, autora de un libro publicado en Holanda sobre la vida de Ehrenfest.

“El secretismo era muy importante, la gente no podía escribir lo que hacía”, dijo Horn de quienes trabajaron en la resistencia holandesa. “Apenas hay fuentes”.

El Pintor, que también incluía la obra de otros artistas y escritores que colaboraron con Ehrenfest y Kloot, produjo unas dos decenas de libros y juegos infantiles a principios de la década de 1940. Ahora, 23 de los libros —incluidos ejemplares de todos los títulos publicados en neerlandés, uno publicado solo en alemán y varias traducciones— se han presentado a la venta en la Feria Internacional del Libro Antiguo de Nueva York, celebrada a finales de abril.

Peter Kraus, propietario de Ursus Rare Books, que vende la colección, explicó que un coleccionista holandés la fue adquiriendo, poco a poco, a lo largo de 30 años.

Kloot procedía de una numerosa familia judía de Ámsterdam, mientras que Ehrenfest nació en la actual Estonia. Su padre, Paul Ehrenfest, trasladó a la familia a Leiden, en los Países Bajos, en 1912. Era un destacado físico y amigo de Albert Einstein. Según un artículo que apareció en la portada de The New York Times en 1923, Paul acogió a Einstein cuando huyó de Berlín a Leiden, planeando quedarse “hasta que las condiciones generales mejoraran y el odio antisemita remitiera en Berlín”.

Ehrenfest pasó unos años en Estados Unidos a principios de la década de 1930, cuando asistió a una escuela de arte en California y empezó a dibujar con regularidad. Después regresó a Holanda y se matriculó en la Nueva Escuela de Arte de Ámsterdam, fundada por un artista que había huido de Alemania. Más tarde, el régimen nazi obligó a cerrar la escuela, que permaneció en parte de los Países Bajos hasta la rendición alemana en 1945.

Fue en la New Art School donde conoció a Kloot. Se fueron a vivir juntos en 1936 y se casaron cinco años después.

En 1940, Kloot fundó una pequeña editorial en Ámsterdam llamada Corunda, a través de la cual El Pintor empezó a publicar libros infantiles. Ehrenfest se convirtió en la fuerza creativa, dibujando y escribiendo historias, mientras Kloot gestionaba el negocio.

Publicar libros era difícil durante la ocupación nazi. El papel era escaso y caro, e imprimir libros requería un permiso oficial. Los libros aprobados obtenían un número de serie que permitía su publicación, su venta en librerías y, en el caso de El Pintor, su exportación a Alemania.

En 1941, el régimen nazi obligó a ceder los negocios judíos a no judíos. Kloot lo hizo, y traspasó la empresa a un conocido, pero siguió implicado en las operaciones.

Kraus, que ha puesto a la venta la colección El Pintor, dice que parte de lo que hace únicos a estos libros, aparte de la poderosa historia que hay detrás de ellos, es su variedad. Hay libros ilustrados, libros de actividades y primeros libros de capítulos. Algunos tienen el tamaño aproximado de la mano de un adulto, mientras que otros son mucho más grandes, como un libro de mesa. Según Horn, todos están ideados para que los niños piensen y jueguen de forma diferente a otros libros más tradicionales de la época.

“Los libros animan a los niños a ensuciar, a dibujar en paredes blancas, ese tipo de cosas divertidas”, explica Horn.

Aunque se imprimieron miles de ejemplares, Kraus afirma que quedan muy pocos, quizá porque son libros para niños. “Los libros para niños tienden a ser excepcionales”, dijo, “porque los niños los estropean”.

Mientras la guerra continuaba, Kloot y Ehrenfest se involucraron profundamente con la resistencia y ayudaron a la gente a escapar de la persecución nazi. Kloot viajaba a menudo por todo el país, ayudando a los que estaban en peligro a encontrar lugares donde esconderse.

En 1943, los nazis detuvieron a Kloot y a su socio en Leiden. Dejaron libre al socio, pero Kloot, que tenía 26 años, fue deportado y enviado a Westerbork, un campo de tránsito en Holanda, y de allí a Sobibor, un campo de exterminio, donde fue asesinado.

En el momento de la detención de Kloot, Ehrenfest estaba embarazada de su primer hijo. Poco después, dio a luz a un bebé muerto. Intentó seguir produciendo libros como El Pintor, dijo Horn, pero al final resultó demasiado difícil sin Kloot y con los crecientes peligros y desafíos de los años de guerra.

Ehrenfest sobrevivió y publicó un último libro como El Pintor al acabar la guerra. Se quedó en Holanda, donde murió en 1979. Tenía 69 años.

“Es un momento horrible de la historia, y es una paradoja que algo tan horrible tenga un monumento tan estético”, dijo Kraus, mirando los libros de El Pintor, cuyos colores siguen brillantes después de 80 años. “Al menos se recuerda a este hombre, a esta pareja”.

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