En este siglo de perplejidades, Donald Trump es una de las mayores: “que llegue un perfecto fascista ya no digamos a la Casa Blanca sino a la carrera presidencial en Estados Unidos y que atraiga a los millones de personas que histéricamente lo siguen, que atraiga los reflectores de este modo”, indicó Enrique Krauze, historiador y director de Letras Libres.
En entrevista para Aristegui CNN, refirió que todavía faltan estados por definirse, pero “todo parece indicar que llegará a la candidatura republicana y esto es algo realmente muy preocupante, para Estados Unidos, para el mundo y para México”.
Trump “se ajusta a buena parte de la tipología fascista, él mismo ha reivindicado la figura de Mussolini, que es como el padre del fascismo moderno: el líder que toma contacto directo con el pueblo, que ataca al no-pueblo, que habla siempre de conspiraciones del exterior, que tiene una actitud de violencia emotiva, visceral, apelando a los derechos históricos de su pueblo, en este caso al nativismo, a la xenofobia, al racismo. Ha hablado no tan críticamente del tema de la guerra, de la violencia, de lo que haría con las familias musulmanas y bueno, el modo de hablar de los mexicanos”.
“No me gusta usar ligeramente términos tan cargados, pero me parece que más que un populista se trata de un fascista”, señaló.
“Entonces, Estados Unidos de pronto reverencia a un líder fascista, y ¿por qué? Bueno, porque nos habíamos contado un cuento equivocado o parcial con respecto a EU. Creíamos o queríamos creer que EU son sus costas, las costas liberales de EU -Los Ángeles, NY, etcétera. No. Estados Unidos es también el centro y el sur, un país eminentemente xenófobo y racista, racista… yo no estoy hablando del país entero, yo estoy hablando del electorado que va a llevar a Trump a la candidatura”, expuso.
El caso Trump demuestra que sí hay diferencias “profundísimas” entre republicanos y demócratas, señaló Krauze.
Apuntó que, políticamente, el centro y sur de EU tienen una actitud “de la supremacía blanca y la larga inercia histórica de la esclavitud y racismo que está presente en esto. El fenómeno Trump se explica en parte como una reacción a la presidencia de Barack Obama”.
Recordó que la “profundidad histórica y social del racismo en EU es muy grande, mucho más de lo que nos hemos dado cuenta o pensábamos”.
Del perfil de Trump apuntó “megalomanía, narcisismo, paranoia”. Pero “mi análisis se basa en el ser racista”, que llega hasta donde está ahora debido al “racismo de un sector importante de la sociedad norteamericana”.
Detalló que “en todo racista hay una idea de la pureza”; a Trump, por ejemplo, le da asco saludar o tocar a las personas,“tiene una idea de pureza y veo en esa idea un resabio de teorías de la pureza muy peligrosas del siglo XX, también racistas. Él se considera a sí mismo como el prototipo de la pureza. Eso lo explica también mucho”.
Ante este escenario, sostuvo que a México no le ha caído el “veinte” de lo que significa Donald Trump. No obstante que “hay zozobra entre los mexicanos de allá”.
Si Hillary Clinton es la candidata del partido demócrata y no hay problemas en el camino, “puede que no llegue (Trump), pero el daño que ha hecho ya… ese grado de polarización y de derecha antimexicana, es muy delicado para nosotros”.
“Estamos ante la posibilidad de un cataclismo”, advirtió.
“¿Por qué no tomar en serio lo que ha dicho?”, preguntó. “Yo creo que hay que empezar a tomar en serio esto, de verdad… Este señor se ha declarado abiertamente como nuestro enemigo”, explicó.
Sobre la postura del gobierno mexicano, el historiador apuntó que Trump merece una declaración “que no sea de banqueta” sino una muy clara, “muy firme, muy bien armada, y desde luego una estrategia”.
No tiene que ser el presidente, puede ser la Secretaría de Relaciones Exteriores o el embajador quien fije un posicionamiento, pero además, “es importante que la izquierda se pronuncie sobre esto. Es importante que Morena se pronuncie, que el PRD se pronuncie, que las voces de izquierda se pronuncien claramente sobre este fenómeno que puede afectar potencialmente a México y de una manera muy profunda”.
Y puso un dato sobre la mesa: “hay un millón de estadounidenses viviendo en México, ¿con quiénes están ellos? Ellos son nuestros aliados, hay muchos niños mexicanos pero que son estadounidenses de nacimiento”. Ellos, insistió, “son nuestros aliados”.
Krauze refirió que EU ha tenido líderes “magníficos, impresentables y terribles” pero aspirantes a la Casa Blanca del “perfil patológico” de Trump, no ha habido en la historia americana “ninguno”.
Concluyó que el presidente Barack Obama y el periodismo jugarán un papel importante rumbo a la elección en EU; sobre esto último pidió “que le pongan el Spotlight (se refiere a la película y a un foco en inglés) a la vida de Trump, te aseguro que tiene muchas podridas”.
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