CANTON, Ohio – La ceremonia de inducción de la generación 2011 del Salón de la Fama en Canton, Ohio enmarcada con la emotividad de Shannon Sharpe y Deion Sanders, la legendaria visión de Ed Sabol, la honestidad de Chris Hanburger, la frescura de Marshall Faulk, la fuerza de Richard Dent y la leyenda de Les Richter.
El primer turno fue el de Sabol y pareció la mejor manera de iniciar: con el cronista de la historia de la NFL. Sabol fue presentado en un emotivo video editado por su hijo, colaborador y presidente de NFL Films Steve. Más tarde el padre declaró “soñé el sueño imposible. Y lo estoy viviendo”.
Steve añadió, “fue un padre amoroso, un jefe generoso pero más que cualquier otra cosa fue el hombre más gracioso que he conocido en mi vida”.
El siguiente turno fue de Richard Dent, MVP del Super Bowl XX, quien agradeció a sus compañeros Ed “Too Tall” Jones y Claude Humphrey por pavimentar una carrera que cosechó 137.5 capturas.
Chris Hanburger, soldado y hombre de acero que sirvió en las fuerzas armadas y jugó a un alto nivel una carrera entera para los Washington Redskins habló por solo nueve minutos en los que recordó quién es (“No sonreiré más… yo soy quien soy”) y nombró al ejército y a los bomberos los verdaderos miembros del Salón de la Fama.
Posiblemente el momento de la noche perteneció al carismático Shannon Sharpe, quien advirtió que no se atendría a los 10 minutos que se le proporcionaron. En lugar de eso habló por 26 emocionantes minutos en los que agradeció a su recientemente fallecida abuela y a toda su familia por apoyarlo a través de una infancia en la que se vio reducido a comer mapache, lo que reforzó su determinación de nunca dejar un esfuerzo sin alcanzarse. Sharpe finalizó celebrando la carrera de su hermano Sterling. “Soy el único miembro del Salón de la Fama”, dijo, “que no es ni siquiera el mejor jugador de su familia”.
Marshall Faulk fue menos emocional pero más completo. El jugador entregó el discurso más largo en el que expresó su amor por el futbol americano profesional y, en el mejor estilo de Terry Bradshaw expresó un último deseo en el emparrillad.
“Daría lo que fuera por estar en la reunión con un minuto, 80 yardas por delante, abajo por seis puntos, con el Greatest Show on Turf”, dijo.
El fallecido Les Richter, uno de los legendarios jugadores que cubrían ofensiva y defensiva, fue presentado por su hijo Jon, quien celebró la durísima carrera de su padre con los Los Angeles Rams.
Finalmente Deion Sanders confesó que su alter ego, “Prime Time”, fue creado para cubrir una serie de inseguridades con las que creció. Sanders recordó una infancia de pobreza, con su madre trabajadora a la que prometió otorgarle los medios para que no volviera a trabajar.
“La gente dice que no tacleaba”, dijo en referencia a la más grande crítica que se le hace a su carrera. “Pero tacklee todas las cuentas que mi mamá ha necesitado”.
“Neon Deion” pidió a sus compañeros en el Salón de la Fama convertirse en agentes de cambio y terminó poniéndole un toque personal al busto que lo representará en la sede de los inmortales: el paliacate que portó tantas veces como jugador y que hizo que su efigie, al fin, se sintiera verdadera.
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