Cuando el Festival Litúrgico de Nazaret comenzó el jueves por la noche con un concierto de apertura que celebraba los 250 años de Beethoven, todos los asientos de la actuación, celebrada en la Iglesia Salesiana de la ciudad, estaban llenos. Las entradas para el concierto se agotaron por completo.
«Es la primera vez que se agotan las entradas de todo el festival», dijo Nabil Abboud Ashkar, violinista y director del Conservatorio Polifónico de Nazaret, que organiza el evento anual. «Eso es muy raro y gratificante ahora mismo».
Alrededor del 35% del público es local, incluidos los nazarenos cristianos y musulmanes que apoyan al conservatorio. El resto de los asistentes al festival del fin de semana serán en su mayoría turistas judíos de fuera de la ciudad. Algunos pueden ser admiradores del conservatorio desde hace mucho tiempo, pero muchos son simplemente personas que quieren pasar un fin de semana en un destino cercano que se siente un poco, bueno, extranjero.
«En Nazaret parece que uno se aleja», dice Abboud Ashkar. «Tenemos la capacidad de ofrecer tanto turismo como un ambiente navideño especial y alta cultura. Esa es la idea del festival: cultura y turismo para motivar la integración».
El festival, que se celebra anualmente durante la época navideña, permite al conservatorio abrir sus puertas y llegar a la comunidad en general, contribuyendo a romper percepciones y a reunir a las comunidades judía y árabe para que escuchen obras clásicas interpretadas en la ciudad conocida como el pueblo natal de Jesús.
Polyphony se fundó hace 16 años para introducir a los jóvenes de Nazaret en la música clásica y la interpretación. El conservatorio creó conjuntos juveniles de adolescentes árabes y judíos que tocan juntos música de cámara y participan en sesiones de diálogo a través de la música.
Este año -después de que el Festival Litúrgico del año pasado se celebrara en línea- el municipio y las iglesias locales «han intensificado realmente su juego», dijo Abboud Ashkar, con iluminación y decoraciones navideñas, varios mercados navideños y hoteles locales que se han asociado con el festival para ofrecer paquetes de fin de semana con entradas para los conciertos.
«No se trata de la religión, sino de la misión y de lo que la gente realmente cree», dijo. «Veo esto y la desgarradora violencia que se está extendiendo en la comunidad árabe y la gente ya no se siente segura en sus ciudades y pueblos. Veo que dentro de todos estos retos y dificultades -resultado de toda la acumulación de los últimos sesenta y tantos años- poder tener un festival como éste, nos da esperanza».
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