Abordar la Segunda Guerra Mundial en una película es un arma de doble filo. Por un lado los espectadores aman las historias ambientadas en el conflicto, pero por otro son tantos los filmes que han hablado de ello que cada vez es más difícil ser original.
Volker Schlöndorff se llevó un Oscar por tratar el tema adaptando la novela de Günter Grass El tambor de hojalata, y ahora regresa a la guerra para su nuevo filme, Diplomacia, por el que ganó el premio al Mejor director en la pasada Seminci, mientras que Niels Arestrup consiguió el galardón al mejor actor.
Ahora recurre a una obra de teatro de Cyril Gely para intentar sorprender al espectador. Lo hace con una película en la que el 90% de su contenido son los diálogos entre los dos protagonistas, los mismos actores que se subieron a las tablas: Arestrup y André Dussollier. Raro ver una historia en plena Guerra Mundial en la que los tiroteos, las bombas y el dramatismo estén reducidos al mínimo.
Volker Schlöndorff regresa a la Segunda Guerra Mundial en ‘Diplomacia’, un filme sobre el general nazi que evitó que París quedara reducida a escombrosPero el texto de Gely y el filme de Schlöndorff proponen otro punto de vista. El de un hombre que tiene que poner en jaque sus creencias y sus ideales para salvar a toda una ciudad.
La obra, y el filme, recurren a un hecho histórico, el protagonizado por Dietrich von Choltitz,militar nazi que debía ejecutar las órdenes de Hitler para volar la capital francesa. Choltitz verá como su decisión se verá cuestionada e interrumpida por la aparición del cónsul sueco en París, Raoul Nordling.
Una pieza de cámara basada en diálogos inteligentes que suponen una revisión de la historia basada en la palabra y no en la imagen. ¿Qué llevaba a los alemanes a seguir a Hitler como si fuera un dios, serían capaces de sacrificar a su familia si él lo ordenaba, había sentimientos o moral en ellos? Esas preguntas son las que, sin salir de la habitación de un hotel proponeDiplomacia.
El personaje de Dussollier se convertirá en un peculiar Pepito Grillo del militar nazi para evitar que la capital francesa quede reducida a escombros. Por ello el filme es también un canto a París como paradigma de ciudad romántica, llena de arte y cuya belleza es capaz de emocionar hasta a un general alemán.
Volker Schlöndorff se enfrenta con elegancia a los retos de toda adaptación al cine de una obra de teatro. Intentar dar ritmo y aire a algo que sobre las tablas ocurre en cuatro paredes y sin cambiar de escenario. Algo que en un filme suele ser agobiante y cansino para el espectador. El director maneja bien los tiempos y juega con una duración perfecta para ello. No alarga la acción más de lo necesario y aunque se note su herencia teatral nunca es molesta.
Además se permite unas cuantas salidas de la habitación del hotel donde se desarrolla la trama para dar aire a la trama. La mayor parte de ellas gracias al gran ventanal que preside la estancia y por el que la cámara sale y respirapara volver a los grandes parlamentos de sus protagonistas.
En los hombros de dos titanes de la interpretación descansa Diplomacia. Niels Arestrup y André Dussollier llevan en la sangre estos personajes y se nota. Su compenetración y su encarnación hipnotiza durante la hora y media de filme. Por ello nadie entendió que el jurado de Seminci no diera un premio exaequo para los dos pilares de la historia.
Un canto al entendimiento de un director que sigue al pie del cañón con 75 años y las mismas ganas de revisar la memoria del momento más oscuro de nuestra historia.
Diplomacia
Director: Volker Schlöndorff
Nacionalidad: Francia
Género: Drama histórico
Duración: 84 minutos
Intérpretes: André Dussollier, Niels Arestrup, Robert Stadlober, Paula Beer
Artículos Relacionados: