“Fui elegido porque obviamente encajaba con lo que Hitler pensaba que era un buen hijo ario”. Gerhard Bartels tenía cuatro años. Su tez blanca y sus grandes ojos azules representaron el ideal del niño perfecto para las propagandas publicitarias del régimen nazi. Su rostro se utilizó para la campaña que buscaba la adopción de niños arios
Ochenta años después del primer disparo fotográfico que dejó su rostro impreso en tarjetas, postales y libros propagandísticos, Bartels rompió el silencio y reveló cómo fue su encuentro con el Führer.
“Hitler era un gánster. Los nazis me usaron con fines de propaganda. Se me usó para mostrar el amor de Hitler por los niños. Pero todos los dictadores hicieron lo mismo, desde Mussolini a Stalin”, dijo durante una entrevista con el diario británico Daily Mail.
A sus 83 años y cuando se celebran 70 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, Bartels contó que el primer encuentro con Hitler ocurrió en 1936 y estuvo programado por su tío Isidor Weiss, quien conoció a Hitler durante la Primera Guerra Mundial. Además, los padres de Bartels eran dueños del hotel Alpenhof, ubicado al lado del hotel Weiss, del que Hitler era un asiduo visitante.
Para la reunión sus padres le pusieron el mejor traje que tenía porque “era un día mu especial”. “No tenía permiso para jugar con otros niños ese día para no ensuciar mi ropa. Y eso no me gustó para nada”, recordó.
El encargado de tomar las imágenes fue Heinrich Hoffmann, el fotógrafo personal de Hitler. “Yo estaba feliz de ser fotografiado porque pensé que me iba a dar un pedazo de pastel de manzana”, contó.
Durante la entrevista con el diario británico también recordó la pequeña rebeldía con la que actuó cuando conoció al dictador al no cumplir con las instrucciones del saludo tradicional “Heil Mein Führer”. “Yo era muy pequeño pero yo sabía que me estaban manipualando”, aseguró.
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