La República Islámica de Irán intensificó su violenta represión contra los manifestantes adolescentes que exigen el fin del Estado teocrático, según expertos iraníes-estadounidenses en derechos humanos.
El director ejecutivo del Centro de Derechos Humanos de Irán, Hadi Ghaemi, expresó: «Llamemos a esto lo que es: Secuestros de niños por parte de un Estado que no se detiene ante nada en sus intentos de sofocar las protestas y aterrorizar al pueblo de Irán para que se someta».
Por otro lado, Lawdan Bazargan, antigua presa política iraní que supervisa la Alianza contra los Apologistas del Régimen Islámico de Irán, declaró al Jerusalem Post que «el Régimen Islámico de Irán se estableció mediante la mentira, la propaganda y el lavado de cerebro de los jóvenes. Los adolescentes fueron enviados a los frentes de guerra entre Irán e Irak con una promesa vacía de morir en el paraíso para que Khamenei pudiera gobernar».
Bazargan agregó que «cuarenta y tres años después, la nueva generación nacida y criada bajo el régimen islámico se está rebelando contra los hombres geriátricos, los gobernantes del Régimen Islámico. El levantamiento de estos jóvenes hombres y mujeres demostró que la opresión y la brutalidad por sí solas no pueden ayudar a los gobernantes a mantenerse en el poder para siempre. Sólo se puede admirar a estos jóvenes inteligentes y valientes».
Por otro lado, el subcomandante de la entidad terrorista Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, sancionada por Estados Unidos, Ali Fadavi, manifestó a principios de octubre que la edad media de los detenidos durante la manifestación nacional es de 15 años.
Fadavi explicó al medio de comunicación pro iraní Barkhat News que «el descuido de las áreas de educación, conocimiento, explicación y propaganda hizo que estas personas se convirtieran en bocados gordos para el enemigo en el altar del espacio virtual y mediático».
«En sus confesiones, algunos de estos adolescentes y jóvenes detenidos hablan de palabras clave comunes, como la simulación de disturbios callejeros, así como la adicción y la fuerte dependencia del espacio virtual; contexto y plataforma que las redes virtuales y satelitales y los medios de comunicación del enemigo aprovecharon para engañar y confundir», añadió Fadavi.
Las protestas contra la República Islámica surgieron el 16 de septiembre en respuesta al presunto asesinato, de la joven de 22 años Masha Amini, que se encontraba bajo la custodia de la conocida policía de la moral del régimen. La policía de la moral detuvo a Amini por no cumplir el estricto código de vestimenta islámico del país, que exige que el cabello de la mujer esté cubierto con un hiyab.
En relación a la situación de los detenidos, el director ejecutivo del Centro de Derechos Humanos de Irán, aseguró: «UNICEF, que tiene una oficina en Irán, debería localizar a estos niños indefensos y devolverlos a sus familias. Los gobiernos del mundo deberían pedir en voz alta a los funcionarios iraníes que dejen de detener arbitrariamente a los niños, así como a los adultos, por ejercer su derecho a la protesta, así como instar al fin de la fuerza letal contra los manifestantes.»
Por último, Ghaemi expresó que «el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y sus aliados democráticos en la ONU, deben establecer una sesión especial urgente en el Consejo de Derechos Humanos para llevar a los gobiernos a un debate sobre la actual represión violenta y la actual crisis de derechos humanos en Irán».
Según el Centro de Derechos Humanos de Irán, con sede en Estados Unidos, «al menos 28 niños se encuentran entre el número mínimo de 201 personas asesinadas desde que estallaron las protestas antiestatales en todo el país». El centro señaló que «la cifra de 28 niños fue comunicada por la Asociación para la Protección de la Infancia, con sede en Teherán, el 10 de octubre, que agregó que «el mayor número de muertes se produjo en la provincia de Sistán y Baluchistán».
El Centro de Derechos Humanos de Irán mencionó que el ministro de Educación del régimen iraní, Yousef Nouri, dijo que un número no identificado de niños fue trasladado a campos de reeducación después de haber sido detenidos supuestamente por participar en protestas contra el régimen.
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