Un capitán de la Armada española que defendió la causa de la República durante la Guerra Civil de España (1936-1939) ayudó a transportar a miles de judíos hacia la Tierra Prometida y salvar sus vidas.
Antecedentes
Luego del triunfo del llamado “Bando Nacional”, que se alzó en contra del gobierno republicano de España, la ascensión al poder de Francisco Franco provocó el exilio de sus antagonistas. Fue precisamente durante ese período cuando oficiales de la “Haganá” (ejército pre-independentista israelí) hicieron contacto con militares vascos desterrados y los reclutaron para la organización y operación del transporte de miles de judíos desde Europa hacia las costas de Israel.
A pesar de que ya estaba encaminado el proceso de declaración del Estado de Israel el Mandato Británico, que dominaba en la región, impedía la llegada y el asentamiento de judíos en su tierra ancestral. Este impedimento ponía en grave riesgo de muerte a cientos de miles de judíos sobrevivientes del Holocausto que trataban de dirigirse a Eretz Israel como única opción para una vida decente y en paz.
Para lograr el traslado del numeroso contingente se organizó la compra, puesta a punto y equipamiento de varios buques mercantes. En uno de los más resaltantes episodios de esta gesta se destacaron los viajes de dos naves, conocidas como Pan Crescent y Pan York, tripuladas por marinos vascos reclutados en Francia.
Desde la perspectiva actual la situación luce romántica y guiada por la lógica argumental del salvamento de miles de vida; sin embargo, los hechos históricos dan cuentan de otra cosa. Esta particular Aliyá estuvo sometida a innumerables contratiempos.
El desplazamiento de miles de judíos sobrevivientes de la guerra y del Holocausto en busca de un lugar donde asentarse fue limitado por varios países de Europa. Los barcos de transporte de refugiados, sus tripulaciones y pasaje sufrieron desde presiones diplomáticas en los puertos de preparación hasta acciones violentas de sabotaje. En el proceso, varios de los barcos fueron hundidos por naves militares británicas y muchas vidas inocentes se perdieron.
En 1947, ante la inminente declaración en la ONU de la creación del Estado de Israel, las autoridades israelíes y británicas acordaron que los buques de inmigrantes podrían atracar en Chipre, donde sus tripulaciones serían puestas a salvo. Los pasajeros, sin embargo, fueron recluidos en campos de detención, situación que se mantuvo hasta que el Estado de Israel obtuvo su autonomía.
Un destacado capitán vasco
Ya en aguas del Mediterráneo los Pans, abarrotados de sobrevivientes, eran constantemente asediados por las naves británicas.
En medio de esta odisea destacó la valentía y determinación de un hombre de origen vasco, católico, de nombre Juan Esteban Hernandorena Zubiaga, conocido en Israel como el “Capitán Steve”. Steve sirvió como marino mercante y luego como marino militar en la Armada española. En la Guerra Civil tomó partido por la República en contra del fascismo de Francisco Franco, y al resultar Franco victorioso se vio obligado a exiliarse en México y luego en Francia.
Allí fue contactado por oficiales de la Haganá e invitado a transportar refugiados judíos desde Europa a Israel, empresa que para el momento era ilegal debido al bloqueo impuesto por los británicos. Sus sólidos principios morales salieron a relucir cuando aceptó la opción de ayudar a los judíos sobrevivientes de la hecatombe europea en su retorno a su tierra ancestral.
El barco asignado al capitán Hernandorena, el Pan York, logró sortear las maniobras de los británicos para evitar que zarpara y finalmente partió de Marsella hacia Rumania, donde el barco fue acondicionado para acoger a 7500 refugiados que se embarcarían en Bulgaria. En el puerto de Burgas (Bulgaria) aguardaba una multitud de almas desesperadas que excedía la capacidad estimada, pero Hernandorena terminó embarcando a más de 8000 personas y dirigió la proa del Pan York hacia la esperanza.
La ruta estuvo llena de incidentes en los que las naves de guerra británicas asediaron el barco. Al llegar a la costa de destino, Hernandorena decidió dilatar el atraco para evitar la intervención de las autoridades británicas, hasta que días después, cuando el nuevo Estado de Israel ya era un hecho consumado, los ingleses se retiraron y el capitán inició la maniobra. El Pan York atracó en el puerto de Haifa y sus pasajeros pusieron pie en la tierra que, al fin, les ofrecía un hogar.
En los días sucesivos el Pan York se dedicó al rescate y transporte de los prisioneros que eran liberados de los campos en Chipre, estrechándose aún más los lazos de Hernandorena con la tierra de Israel y su pueblo. En palabras del mismo Hernandorena, él nunca planeó radicarse en Tierra Santa, pero no tenía a dónde ir y se quedó. En Haifa conoció a la que sería su esposa, estableció una familia y ayudó a fundar la marina mercante de Israel, a la que dedicó el resto de su vida profesional.
Hernandorena se convirtió en un personaje relevante de la historia moderna del Estado de Israel, tal como lo evidencian su nombre, Captain Steve, dado a una calle de Haifa y una placa que conmemora su labor al ayudar a salvar miles de vidas.
El capitán Steve vivió en paz en Israel hasta 1965, cuando falleció a los 60 años.
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