Buenos Aires y Córdoba fueron sede de dos actividades conjuntas en las que judíos acompañaron a musulmanes en la celebración del mes sagrado para el islam.
“Si iniciativas como estas ocurriesen en todos los países, el mundo sería distinto”, comentó Claudio Epelman, director ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano (CJL), organización que recibió a jóvenes musulmanes en su sede y auspició una actividad similar en Córdoba.
El pasado viernes 23 de junio se realizaron dos celebraciones que marcan la convivencia pacífica entre judíos y musulmanes en la Argentina. En Buenos Aires, el CJL realizó un Iftar de Ramadán para un grupo integrado por jóvenes judíos y musulmanes, mientras que en Córdoba los dirigentes de ambas comunidades de fe realizaron celebraciones tanto en la sinagoga como en la mezquita.
“Fue una experiencia magnífica”, expresó el rabino Marcelo Polakoff, Coordinador de Diálogo Interreligioso del CJL y uno de los organizadores de la actividad en Córdoba.
“Primero recibimos a un grupo de dirigentes musulmanes en la sinagoga, con quienes realizamos una visita guiada, y luego los acompañamos en la ruptura del ayuno del Ramadán, ceremonia que se realizó en un salón de nuestra comunidad. Fue muy emotivo ver a los musulmanes realizando el Magreb (oración de la puesta de sol) en la comunidad judía. Una imagen que rompe prejuicios y nos da esperanzas de que actividades de este tipo puedan replicarse en otros lugares”, comentó Polakoff.
Y agregó: “Después de eso, los judíos realizamos el Kabalat Shabat para luego visitar a los musulmanes en la mezquita. Allí compartimos jugo de uva, jalá e hicimos el kidush”.
El Ramadán es el noveno mes del calendario lunar, y este año se extendió entre el 26 de mayo y el 24 de junio. Durante ese período, los musulmanes ayunan desde el alba hasta la puesta de solo o “Maghrib”. Y recién cuando llega la noche rompen el ayuno con un Iftar, que es una comida comunitaria compartida por los creyentes.
Este es el tercer año que el CJL organiza celebraciones por Ramadán, hecho que fue reconocido por el presidente Mahmoud Abbas como una “noble iniciativa”, a través de una carta que envió a la organización.
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