El lunes por la mañana, las noticias anunciaban que un maestro de escuela había sido herido con un cúter y tijeras en su clase de Aubervilliers (periferia norte de París) por un hombre que mencionó al Estado Islámico (ISIS). Horas después, el propio docente contó la verdad de la historia: reconoció que inventó el episodio.
El hombre, de 45 años, había sido hospitalizado por heridas en un flanco y en la garganta, pero finalmente resultó que se apuñaló a sí mismo. Los investigadores interrogaban nuevamente al profesor para comprender qué lo llevó a inventar tal relato, un mes después de los atentados de París.
“Es Daesh (acrónimo árabe del ISIS). Esto es una advertencia”, había gritado el terrorista al atacarlo, según inventó el profesor.
El episodio suscitó tal atención en Francia que la ministra de Educación, Najat Vallaud-Belkacem, había viajado personalmente a la escuela Jean Perrin de Aubervilliers, en el departamento de Seine-Saint-Denis.
La amenaza terrorista es “real y permanente, y todos los lugares públicos merecen protección, en particular las escuelas. Vamos a seguir para reforzar las medidas de seguridad en las escuelas. Es un contexto donde las escuelas se sienten amenazadas”, había señalado más temprano la ministra.
En su edición de noviembre, la revista del Estado Islámico Dar-al-Islam llamaba a sus seguidores a asesinar a los profesores del sistema educativo francés, al calificarlos como “enemigos de Alá”, por su enseñanza secular y por estar “en guerra abierta contra la familia musulmana”. Ese era uno de los motivos que llevaba a los investigadores a creer seriamente en la denuncia del docente.
“Esta educación, en el caso de Francia en particular, es un medio de propaganda utilizado para imponer la forma corrupta de pensamiento establecido por la judeo-masonería”, aseguraba la revista.
Y agregaba: “Los musulmanes deben saber que el sistema educativo francés se construye contra la religión y el islam como la única verdadera religión que no puede convivir con este secularismo fanático”.
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