«Huellas de Marruecos: Arte y Ritual en la tradición judeo-marroquí» es el tema de una exposición, inaugurada el miércoles en Buenos Aires, tal como una invitación al público argentino para sumergirse en el corazón de un universo donde colores vibrantes, texturas refinadas y símbolos cargados de significado se mezclan armoniosamente.
Verdadera oda a la autenticidad, este evento organizado por el Museo Judío de Buenos Aires y el Templo de la Libertad, en colaboración con la Embajada de Marruecos, resalta el alma de un reino cuyas raíces, profundamente ancladas en una historia milenaria, dan testimonio de un patrimonio cultural de inestimable riqueza.
A través de esta exposición, la pintora nacida en Marruecos Esther Benmaman revela una sensibilidad artística que invita a explorar el valor de la cultura judeo-marroquí como un puente entre Oriente y Occidente, entre lo ancestral y lo contemporáneo.
En sus pinturas, cada pincelada y cada rostro iluminado de una joven novia se hace eco de sucesivas generaciones de marroquíes judíos y no judíos que han tejido una historia de sabiduría y belleza, preservando al mismo tiempo la esencia de una sociedad unida por el apego a su tierra y sus tradiciones.
Junto a las pinturas, los objetos expuestos constituyen una sutil invitación a sumergirse en un mundo de texturas, colores y símbolos que reflejan un saber hacer único, testigo de un patrimonio cultural que ha entrelazado tradiciones, espiritualidad y arte a lo largo de los siglos.
Los bordados expuestos transmiten historias y rituales que han resistido el paso del tiempo «para contar un maravilloso patrimonio cultural», afirmó el artista marroquí.
“Viví este legado y no quise guardármelo para mí. A través de estas pinturas, transmito este legado a mis hijos, a mis nietos y al público en Argentina”, añadió Esther Benmaman.
A través de su arte, esta artista de gran sensibilidad invita a los visitantes del Museo Judío de Buenos Aires a descubrir estos rituales y apreciar momentos que representan puntos de inflexión en la vida de los marroquíes: ceremonias de bautismo y boda, así como festividades religiosas.
Esther Benmaman nació en Tetuán en 1943. Su talento artístico se forjo en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal.
En 1965 llega a Buenos Aires donde perfecciona su arte, dando un fuerte eco a su identidad marroquí, así como a sus recuerdos de infancia y juventud en Tetuán.
En sus numerosas exposiciones, Esther Benmaman recurre a su herencia marroquí para tejer un tapiz visual que trasciende fronteras.
Sus pinturas se mezclan con objetos rituales y vestimentas tradicionales para ofrecer un viaje entre Marruecos y Argentina, entre el pasado y el presente.
La exposición «Huellas de Marruecos: Arte y ritual en la tradición judeo-marroquí» fue inaugurada en presencia del Secretario de Estado de Cultura de Argentina, Leonardo Cifelli, el Embajador de Marruecos en Buenos Aires, Fares Yassir, el Embajador de Francia, Roman Nadal, y numerosas personalidades del mundo de las artes y la cultura en Argentina.
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