El evento tuvo lugar en el Palacio Municipal de Río de Janeiro y asistieron deportistas y funcionarios israelíes, familiares de las víctimas, como así también representantes de Brasil. La ministra de Cultura y Deportes de Israel, Miri Regev, y el cónsul en San Pablo, Dori Goren, representaron al gobierno del Estado judío.
Durante el evento, Israel solicitó que en cada Juego Olímpico se realice una ceremonia para recordar a los deportistas asesinados, haciendo hincapié en que una bandera negra siempre flameará en los Juegos Olímpicos. En ese marco, el Comité Olímpico anunció que en todas las villas olímpicas habrá un memorial que evocará a los once atletas israelíes, como así también se realizará un minuto de silencio.
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